Ella

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Cuando sonó el despertador, Regina no tenía la fuerza suficiente para abrir los ojos, ni siquiera para revolear dicho objeto.
Realmente no recordaba como llego a su casa ni menos a su cama.
Lo último que recordaba era a ella tirada en el suelo y una mano de una hermosa rubia que la levantaba... Pero nada más.
Bajo gruñuendo las escaleras, por el fuerte dolor de cabeza y pensando que tenía que ir a la oficina. Jamás había faltado un solo día.
Mary Margaret la miraba desde la otra punta de la cocina, mientra ponía la pava a hervir.

-buen día señora.
Pero Regina se limitó a contestar y solo se sentó en el banquete de cocina.

Cuando el te estuvo listo, lo alcanzo hasta la mesa y dejo en la bandeja un par de comprimidos para la resaca de la morocha.

Ella los tomo, pero como de costumbre no le dio ni las gracias.

-disculpe señora¿ se encuentra bien? Pregunto al ver la cara de Regina algo pálida.

-no es asunto de Usted.
Contesto fríamente. Dejo la taza por la mitad y se fue dando un gran portazo.

Iba por la carretara, pensando en lo sucedido, como había llegado a su casa, ¿por que solo recordaba a la rubia? , ¿cuanto había bebido.?¿quien demonios era ella?.todo le daba vueltas y la cabeza le estallaba. Sea quien sea ella, iba a encontrarla para dejarle bien en claro quien era regina mills y que no anduviera divulgando por ahí de sus borracheras.
Se daba tanto asco, que golpeo su mano varias veces con el volante hasta que las lágrimas brotaron de sus ojos, se sentía sucia, horrible, borracha y olvidada.
se odiaba a si misma por haberse convertido en una persona tan aberrante.
Estaciono y se dirigió a su despacho, dejando bien en claro que nadie la molestara a menos que se estuviera incendiando el hospital.

Mientras tanto Emma se levantaba como todos los días, pero esta vez se sentía algo turbada. Quien era esa mujer, de cabellos negros y ojos oscuros, vestida tan elegante, bebiendo hasta querér acabar con su vida. Realmente no la conocía, pero en sus ojos podía ver un dolor indescriptible. Salió de sus pensamientos y se vistió para ir a trabajar. Pero durante el día no iba a poder sacarse a ella de la cabeza.

El día había transcurrio para ambas, para regina solo fue firmar papeles ,insultar a algunos médicos , descargar su ira contra su secretaria y dar algunas ordenes.
Para Emma las clases habían estado tranquilas y la reunión de profesores fue bastante corta,Salió de universidad antes de lo previsto, así que paso un rato a ver a rubí.

-hola Rubs traeme un tostado y un café, no doy más del hambre.

-¡hecho! Grito desde el otro lado

Llevo el pedido y se sentó sal lado de Emma, quien tenia una cara bastante pensativa.

-¿que te paso hoy? , te noto algo seria.

- si la verdad, sabes no puedo dejar de pensar en esa mujer...

-¿que mujer?

-la mujer de anoche rubí.

-ah¿ hablas de la alcohólica de nariz parada?

-si ella misma.

-no te aflijas, esa mujer no vale la pena, no ahora.

-¿por que lo dices, ya la conocias?

-claro, ¿que tu no? Ay Emma vivís en una burbuja.

-sera un departamento en todo caso, y me lleva tiempo mi trabajo, no ando por ahí con chismes como tu.

-ok ok te voy a contar lo que se.
Ella es cirujana del hospital memorys-mills. Ahora solo lo dirige, ya no opera, pero por lo que escuche no era así de mala, hace varios años que cambio y su odio termino por acabar con todo lo poco que la amaba. Solo se que son rumores, así que nunca sabremos que le ha pasado. Mejor olvidate, esa mujer no merece ser amada por nadie.

-si rubí, mejor lo olvido.

Pero emma sabia muy bien que sus palabras eran mentira, por más que quisiera no podía olvidarse de ella. No hasta descubrir la otra cara de Regina.

Save Me From This HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora