Las vacaciones de verano han llegado a su fin y con ellas muchos de los romances que se iniciaron. ¿Que comienza ahora? ¡Pues si! Un nuevo curso en Hogwarts, ¿podrán nuestras parejas favoritas sobrevivir a la monotonía de las clases y el estrés que...
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Yo no era el hermano dramático, ese era James por lo que había decidido hablar con Anna antes de hablar con Rose o indignarme por algo que realmente podía haber malinterpretado. Chúpate esa dramatismo Potter.
—Ya te he dicho que Anna tardará en llegar—se quejó Rose, estaba en su habitación esperando a que Anna llegara. Rose estaba leyendo tumbada en su cama.
—Oye, ¿como que no has ido a Hogsmeade hoy con Scorpius?—pregunté, ella suspiró antes de pasar la hoja y clavar su mirada en mi.
—Iba a yo no recuerdo qué con Anna—dijo antes de devolver la mirada a su libro, asentí aunque sabía que no me estaba mirando.
La puerta se abrió y Anna entró en la habitación, clavé mi mirada en ella.
—Hola, mi amor, ¿me extrañaste?—dijo Anna, su mirada se clavó en la mía, abrió la boca sorprendida—¿Que... que haces aquí?
—Al fin llegas—dijo Rose—Llévatelo, no me ha dejado leer tranquila en toda la tarde.
Me puse de pie y me acerqué a Anna. Puse una mano en su mejilla, ella mordió su labio inferior, parecía nerviosa.
—¿Me acompañas a mi sala común?—pregunté con una sonrisa—Creo que Rosie ya no quiere verme más.
Ella asintió. Salimos de su habitación y bajamos en completo silencio hasta las mazmorras. Suspiré y metí mis manos en mis bolsillos. Ella jugueteó con sus manos de manera nerviosa.
—Te he visto hoy con Scorpius—susurré, ella clavó sus ojos en los míos y suspiró.
—No es lo que estás pensando—murmuró ella
—Pues explícamelo, Anna, porque ahora mismo estoy muy confundido.
Suspiró y puso un mechón de su pelo detrás de su oreja.
—Mis...Mis padres creen en toda esa gilipollez de la pureza de sangre—empezó a contar—Alguien les dijo que tenía novio y...Bueno, Scorpius aceptó a hacerse pasar por mi novio.
—Deberías haberme contado—dije, ella asintió—Sabes que no me hubiera importado enfrentarme a ellos.
Ella suspiró y apoyó sus manos en mi pecho.
—Espero que sepas que eres al único que quiero—susurró mientras acariciaba mi pecho con su dedo. Sujeté su barbilla y sonreí.
—Yo también te quiero, Anna—susurré antes de presionar mis labios en los suyos. Ella sonrió.
—Me alegro de que no seas tan dramático como tu hermano—dijo
—Creo que nos alegramos de lo mismo—reímos a la vez, puse una mano en su nuca—Oye, ya es tarde para que vuelvas a tu sala común, podrían pillarte los prefectos, ¿quieres quedarte a dormir? Podemos hacer algo divertido.
