THE GAME © {#1 Begin Again Series}

CAPITULO XLIV.

« I know this is our first time, don't stress it

I know you ain't a ho, or else I wouldn't go so low

I like that and you like that

And I need that and you need that

You're love hungry, I feed that »

-Don't Play, Trey Songz.

'¿Estás dispuesta a perder el juego?'

Viernes 19, Mayo.
Nueva York, Estados Unidos.

En cuanto estoy de pie, Emma no duda en levantar su plato con una gran sonrisa pintada en el rostro al darse cuenta que ha ganado y después de rodar los ojos en su dirección, comienzo a acercarme a la fila que forman un par de personas en busca de comida.

Me distraigo mirando a los costados porque no tengo nada mejor que hacer durante los minutos en que me demoro en finalmente estar frente a Max y sus amigos.

Las cejas del susodicho se elevan al cielo con sorpresa, sin embargo rápidamente recupera su semblante sonriente.

- ¿Vienes a verme? -cuestiona con tono amable, y agradezco que no sea un arrogante porque ya le habría tirado el plato por la cabeza.

- Já, ya quisieras -una sonrisa se desliza por la comisura de sus labios, dejándome, una vez más, admirar lo blanquecinos que son sus dientes-. Vengo en busca de carne.

Apunto al plástico entre mis manos, lo que lo hace fruncir el ceño-: ¿No haz almorzado?

Muerdo mi labio inferior pensando en mi respuesta, pero decidí encogerme de hombros sin dar mayor explicación-. Es para una amiga.

Asiente con lentitud quitándome el plato con suavidad y dejándolo sobre la mesa. Apoya su cuerpo sobre ésta y se cruza de brazos, inspeccionándome.

- ¿Tengo monos en la cara? -pregunto siendo completamente antipática. Odio con toda mi vida que me miren de esa forma, en especial cuando él no parece querer eliminar esa sonrisa de su rostro.

Suelta una risa antes de decir-: ¿No te gusta la barbacoa?

Niego mientras me encojo de hombros, lo que lo hace reaccionar con rapidez. Veo cómo toma un extraño instrumento y pincha un pedazo de carne antes de dejarlo sobre el plato. Estoy apunto de agradecerle, cuando lo veo comenzar a cortarlo con el gran cuchillo a su lado. Segundos después, clava un tenedor en el pequeño pedazo que ha cortado y lo sube de manera que ahora está frente a mis labios.

Hago una mueca de confusión, mirándolo con una ceja enarcada.

- Esta te gustará -afirma, luciendo extrañamente emocionado.

- ¿Y eso porqué? -me cruzo de brazos adoptando una postura desinteresada.

- Porque lo digo yo -rueda los ojos al cielo-, sólo pruébalo y después puedes golpearme si no te agrada.

Frunzo los labios, mirando la carne con desconfianza. Vuelve a acercar aún más el tenedor a mi boca, dejándome saber que no dará su brazo a torcer.