Penumbras

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Christian Kremer estaba de regreso a su casa. Dejó su maletín en la mesa que esta junto al comedor. Su esposa Shana lo recibió con un abrazo reconfortante, sabía que él había trabajado demasiado, para lograr que el caso Hudson fuese un éxito. Shana había preparado un maravilloso pasticho de berenjenas, que tanto le gustaba a Christian. Se dispuso a servir la comida caliente, y acercó los platos a la mesa del comedor, mientras terminaba de preparar todo para la cena, Christian Kremer esperaba en el sillón de reposo que estaba junto al televisor. En el canal internacional pasaban una película, quizás ya repetida varias veces y vista unas once veces por Christian, y todavía la anunciaban en aquel canal como "estreno". Pasando canales, se detuvo, en uno chileno, que daba un anunció sobre otra película que llamó su atención, mostraban muchos crímenes sin resolver. Cuando Christian se estiró para quitarse los zapatos el televisor se apagó, él dejo de hacer lo que hacía, para volver a encender la tele, pero a la acción del control, la TV no reaccionó. Kremer se quedó mirando la pantalla gris fijamente; una lucecita empezaba a aclarar la misma. Unas letras empezaron a correr en formas de gotas de agua que deslizaban a través de la pantalla que aquel gigante de 42 pulgadas de alta resolución, las gotas de agua empezaron a formar unas palabras, hasta que en la pantalla logro leerse: "No fui yo, en serio, fue ella" Ana. Christian se levantó rápidamente de aquella silla y en un momento, se vio envuelto en una oscuridad total, una penumbra tenebrosa de la cual parecía no poder escapar. intentando zafarse a través de la oscuridad en sus pasos cortos tropezó con algo que estaba en el suelo, cuando dobló sus rodillas y se dispuso a tocar lo que estaba en el piso, pudo notar que se trataba de su esposa quien yacía muerta desde hace horas, por su cuerpo frío y rígido. En medio de la desesperación el joven abogado, volteó a todos lados pero la penumbra era demasiado espesa y no podía observar nada a su alrededor. En un momento de desesperación pudo notar que alguna parte de la casa se aclaraba. Una persona vestida de chaqueta con capucha, estaba parado frente a la puerta principal, Christian dedujo que se trataba del asesino de su esposa y antes de decidir si lo confrontaba, lo escuchó decir: - Cabizbajo, corazón débil, una solitaria razón, con oídos de león, se atento, porque vengo por lo que me pertenece. Christian, Christian... Volveré. Christian. De tanto oír su nombre, kremer despertó. Se había quedado dormido y su esposa estaba llamándolo porque la cena se enfriaba. La TV estaba apagada.

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