Eran las cinco de la tarde. La noche ya amenazaba con un tiempo de estruendosos relámpagos, el viento hacía alarde de su poder revoloteando entre los arboles. El frío se apoderaba de la piel de las personas, que eran testigos del sepelio de Jesse.
El cementerio estaba rodeado de familiares, amigos, hipócritas y falsos. Lo oscuro que se tornaban las nubes parecía el adelanto del reloj sin ningún permiso del tiempo.
Allí estaba Jesse, metida en ese cajón de opaco color caoba, durmiendo la siesta del nunca despertar. Sus padres inconsolables no podían resignarse a la brutal perdida de su hija.
¿por qué? era una buena pregunta.
El cura de la iglesia cercana, quien era además, conocido de la familia de Jesse, portaba un crucifijo en la mano derecha y una biblia en la otra, citando lo que muchos saben y muchos más olvidan
Del polvo eres y en polvo te convertirás.
Hasta allí no lo entendió Jesse. Murió según sus padres, por algo que la atormento; su madre decía que se trataba de alguna relación adolescente, de esas que sienten que el mundo se está terminando. El padre de Jesse, en su sentido de culpa, arropaba su cuerpo con los brazos, y entre lágrimas de un corazón oculto, hacía referencia a lo descuidado que pudo ser con su pequeña.
Descansa en Paz Jesse Turman - dijo el cura con la voz resquebrajada.
Antes de su retirada, fue hasta los padres de Jesse a quienes esbozó estas palabras.
Nunca tuvo porque dejar de ser importante, las alucinaciones de Jesse, fuese sobre un ángel o un demonio, había que prestarle atención
El cura se apartó, dando cortos pasos hasta el vehículo que lo transportaría de regreso a la iglesia.
Ventura Martel era un obispo de la capital. Su sabiduría y experiencia en posesiones lo hacían reconocedor de buenas críticas por parte de sus feligreses. Nació en Italia, pero radicó rápidamente en los Estados Unidos. Su vocación por lo divino, es uno de los fuertes del sacerdote.
Antes de ingresar al vehículo, ubicado cerca de la puerta principal de aquel cementerio, Martel de 45 años pudo notar, una persona recostada de su carro, que vestía una chaqueta con capucha, cuando se acercó más, se le escuchó decir al obispo decir.
-¿Ana? ¿Ana Hudson?
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JUDAS
Mystery / ThrillerComo si vender a alguien por treinta monedas ya estaba premeditado, como si las razones de él fueran, las venganzas que dejó pendientes antes de colgarse de aquel árbol. Una historia de ficción que deseo compartir con ustedes. es de mi propia autor...