LA BÚSQUEDA

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El día once a las once de la mañana, Holly Braunschweig se encuentra al teléfono móvil intentando comunicarse con quien al parecer, no le agrada la idea de ser contactado, ya que han sido infructuosos los intentos.

Braunschweig tenia tres días sin saber de Jimmy, era notable que había sucedido algo desde aquel café. Antes de pasar por la casa de Jimmy aquella tarde de la salida de ambos, Holly notó que Jimmy no estaba del todo bien, sin embargo decidió dejarlo descansar ese día. Lamentablemente él nunca volvió a comunicarse, ni contestó las llamadas.  Braunschweig motivada e intrigada, pero sin dejar de estar preocupada, fue hasta la casa de Jimmy.

Minutos mas tarde Holly observó la puerta principal totalmente cerrada, una de las ventanas del hogar de Jimmy se mantenía abierta, lo cual hacia suponer a Holly que alguien estaría en casa.

— ¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Jimmy?—Llamó.

Fue insistente pero nadie nunca respondió, ni siquiera  se escuchó un mísero aliento de vida que proviniera de esa casa. La curiosidad fue más grande que la razón, por eso Holly Braunschweig decidió ingresar al recinto a como diera lugar, así tuviera que tumbar la puerta. Pero para su sorpresa, el solo movimiento hacia la derecha en la manilla de la puerta hizo que ésta se abriera. Una vez abierta, Holly continuó llamando, sin embargo nadie contestaba. Ingresó completamente a la casa, en la misma las cosas se veían normales. Por alguna razón todas las puertas de los cuartos estaban abiertas, excepto una, la que supuso Holly  seria la habitación de Jimmy.  Se acercó hasta la puerta. En el momento en el que precisó tomar la manilla, se escuchó una voz

—¿Quién eres? ¿Qué estás buscando?

Se trataba de Kimmy la hermanita de Jimmy.

Holly sorprendida, la miró. Era una niña evidentemente desarreglada, cómo si hubiese estado en una batalla campal.

—Estoy buscando a Jimmy. Mi nombre es...

La niña interrumpió.

—Holly, Holly Braunschweig.

—¿Me conoces?-

— Yo no, pero él sí.

La niña señalaba con su dedo detrás de Holly. La puerta de aquella habitación ahora estaba abierta y parado justo en el marco de la misma, Jimmy la observaba detalladamente, moviendo su cuello y haciendo sonidos con él, como si lo tuviese roto. Al verlo Braunschweig recitó:

—El señor es mi pastor y nada me faltará, si yo soy con Dios quien contra mi.

Jimmy fue retrocediendo poco a poco hasta perderse en la oscuridad de aquella habitación. Holly respiró. Al darse la vuelta tenia parada en frente a la niña de doce años, quien de inmediato le mordió el cuello y sin pensarlo, antes de que Braunschweig dijera algo, y la derribó al piso.

Nada se veía ya en esa casa. Solo aquella puerta otra vez cerrada y en cuestión de segundos. La mano ensangrentada de Holly se pegó a esa puerta antes de morir.

JUDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora