02.

4.9K 239 7
                                    


Grace's POV:

El resto del día se me hizo una eternidad, no veía la hora de regresar a casa y tomar una siesta lo más larga posible. Quería quedarme dormida inmediatamente sobre este banco, pero no haría el ridículo, no de nuevo.

-Grace... Pssst- escuché como una vocecita aguda me llamaba, me giré para ver quien era aquella persona y me encontré con Anne.

Fruncí el ceño -¿Qué sucede?- pregunté susurrando, no quería que me llamaran la atención por hablar tan alto en clase.

<<Tu madre>> alcancé a leer sus labios.

Me sobresalté y abrí mis ojos a tope preguntándome si me había metido en problemas. Oh no, espero que la señora Martin no me haya acusado con ella o me llevaría un gran sermón de su parte.

Mi estomagó se encogió de sólo pensar en estar castigada una semana sin internet.

Miré por la ventana en busca de su presencia y la vi caminando en círculos por el pasillo esperando mi salida.

Sin darme cuenta, el timbre que daba fin a el día de escuela sonó y por dentro me sentí tan feliz y preocupada a la vez. Tomé una larga bocanada de aire y salí caminando rápidamente como si no la hubiese visto.

Pero su mano alrededor de todo mi brazo me detuvo. Giré mi cabeza para mirarla a los ojos, pero su expresión era simplemente neutral, no lucía enojada, pero tampoco muy contenta.

Le di una sonrisa nerviosa y hablé -Oh, lo siento madre, no te vi, me lleve un gran susto- me llevé la mano al pecho.

Me devolvió la sonrisa y me contestó -Está bien hija, no te preocupes, ahora haz lo que tengas que hacer y vámonos, tenemos que hablar seriamente-.

<<Seriamente>> esa palabra hizo que se me erizara la piel.

Tragué saliva, asentí y tomé el camino hacia mi taquilla para dejar los libros e ir a casa a hablar <<seriamente>> con mamá.

La seguí por detrás y llegamos hasta el auto, espere a que la alarma del mismo sonara y me metí dentro.

En todo el camino de vuelta a casa hubo un profundo silencio que no me atreví a romper. -Y, ¿cómo te ha ido en la escuela?- preguntó.

¡Genial! Supongo que esa no fue una pregunta clave para saber si le mentiría o no, tal vez sólo la maestra decidió no decirle.

Suspiré -Excelente mamá- me giré y le sonreí.

Devolvió su mirada hacia la avenida y siguió conduciendo.

Aparcó en nuestro pequeño garaje y bajamos del auto para entrar a la casa.

Volví a seguirla por detrás y sentí como mis manos comenzaban a sudar, me tenía con la duda de saber que me diría, me las sequé en mi uniforme y entramos a la casa.

-Siéntate hija- palmeó el asiento a lado de ella y me acerqué.

Comencé a morder mis uñas mientras escuchaba como comenzaba a hablar hasta que las palabras que menos esperé salieron de su boca.

-¿Nos mudaremos dijiste?- exclamé. Mi gesto de sorpresa era un tanto exagerado, pero se me hacia algo muy repentino.

Asintió temiendo a lo que le respondería y sólo pude articular un "lo pensaré madre, no es una decisión fácil de tomar" y me retiré de el lugar no sin antes depositar un casto beso sobre su frente y darle un pequeño abrazo.

Me recosté en mi cama y miré al techo en busca de respuestas correctas, hasta que me quedé profundamente dormida.

Mi estómago rugía del hambre que tenía, era lógico, ya que cuando regrese a casa lo primero que hice fue ir a mi cuarto que olvide comer algo.

Baje lentamente las escaleras preguntándome si mi mamá estaría en casa, caminé hacia la cocina y abrí el frigorífico en busca de algo para comer-cenar. La pequeña lucesita del mismo iluminó una pequeña parte de la sala donde alcancé a ver una persona recostada en el sofá. Me acerque a ella y por un momento pensé en como serían las cosas si ella no trabajara tanto tiempo, si tuviésemos una casa mucho más grande, claramente era una oferta de trabajo, tal vez lo mejor era aceptarla.

Mordí mi labio a causa del nerviosismo de mi respuesta, todo cambiaría, empezaríamos una nueva vida, lo que significaría, abandonar a mis amigas, el lugar donde nací. Pero también tenía otras razones mucho mejores para mudarnos.

Le moví levemente el hombro intentando despertarla hasta que finalmente lo hizo.

Refregó sus ojos y me miró -Grace, ¿qué pasa hija?- suspiré y la miré con una sonrisa nerviosa.

Comencé a juguetear con mis dedos -Esta bien mamá, estoy de acuerdo con este cambio- hice comillas con mis dedos en la última palabra.

Su sonrisa no pudo haber sido más grande -Te aseguro que no te arrepentirás de haber tomado esta decisión, sabrás que es lo mejor que te pasara, te lo aseguro- me abrazó fuertemente.

Reí levemente -Lo se mamá- la miré -¿Cuando sería? Tu sabes- busque las palabras correctas para describirlo -La mudanza-

Lo pensó un poco -Aún no he confirmado, por lo tanto no lo sé, pero probablemente nos quedemos un par de semanas más-

Asentí con la mirada en el suelo, esto no sería tan fácil, pero que más da, un cambio siempre es bueno.

Tenía dudas, muchas a decir verdad, una de las principales sería el nombre de mi escuela, nuestro nuevo hogar, entre otras poco relevantes pero que me interesaban realmente.

Suspiré, luego se lo preguntaría. Me giré sobre mis talones y regresé a mi cuarto.

Los días pasaban y cada vez la mudanza estaba más cerca.

¿Nervios? Era poco decir. No sabía como preguntarle a mamá acerca de mi escuela y nuestra nueva vida, mejor lo dejaría para "El Gran Día".

Miércoles 7:15 am

-Diablos, diablos, diablos- repetí brincando en mi pie derecho mientras me colocaba el zapato en el izquierdo. Se me hacia tarde y hoy era mi último día de clases, no sería una muy buena forma de terminar mi año escolar en Canadá.

Corrí hacia la salida de mi cuarto -Oh, no es verdad- me llevé una mano a la frente, rodé los ojos y suspiré.

Había olvidado mi mochila.

Me regresé, la tomé y baje las escaleras, aunque debí haber tenido más cuidado porque tropecé y caí justo al terminar de haberlas bajado haciendo un enorme estruendo. Grité de frustración y me salí de mi hogar más furiosa que nunca. Hoy sin duda, no era mi día.

Caminaba dando grandes pisotones y la gente me miraba extraño, estaba por cruzar la calle sin fijarme si habían coches dirigiéndose hacia mi y si, casi me atropellan, el conductor era un señor de la tercera edad que me dio un sermón de hacer las cosas con cuidado. ¡Ja! Como si no lo supiera.

Eso me hizo perder más tiempo, no sabía si lo lograría, el mundo estaba en mi contra el día de hoy.

A lo lejos vi a una profesora a punto de cerrar la puerta y corrí, corrí lo más rápido que mi cuerpo y mi condición física me permitió y logré llegar.

Estaba muerta del cansancio, pero lo logré.

Misión Imposible: Completada.

Y Tom Cruise me queda corto.

Dreams; Chandler Riggs (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora