11. Examen de estado

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—Pete, ¿Cuando le dirás a los maestros que el examen de estado también los calificará a ellos? —menciona calmado mientras se sube a mi escritorio.

—Tres segundos antes de que los califiquen, recuerda que tu eres un maestro también, genio —tomo la soda de mi escritorio apartando el trasero de Frank.

—Si, lo se pero yo soy perfecto, obvio pasaré el examen —hace un ademán de diva- el que me preocupa es Urie.

—¿Urie? ¿Tan mal maestro crees que es?

—No es eso, es bueno educando pero piensa que lo odias y se pondrá histérico cuando sepa de la evaluación —balancea sus pies como niño pequeño.

—Descuida, yo me encargo de que no se ponga nervioso.

—¿A si? Y ¿Como harás eso? —saca una paleta de su bolsillo, si, un niño pequeño.

—Ya verás, por ahora baja tu enano trasero de mi escritorio y ve a tu clase que el receso esta por terminar.

—Nunca me dejas hacer nada. —reniega haciendo caras.

Menos mal que Frank me ha dejado solo, así puedo hacer cosas importantes de director como jugar Mario Kart en el emulador que baje ayer.

¡Lo que faltaba! Casi olvido lo que dijo Doriel antes de irse: "Las evaluaciones de maestros están el la carpeta que llamó 'Azul' y debe imprimirlas antes de las 5 pm." También recuerdo que pregunté ¿porque a esa hora si estaré en casa? Y él contestó que soy el director y debo olvidarme de mi casa para siempre. Eso fue doloroso ya que el solo pensar en dejar solo a mi pez dorado me rompe el corazón.

Ya que, Mario tendrá que esperar un rato más. Ahora a buscar esas evaluaciones, ¿cuantas copias tendré que hacer? No importa, pondré unas 100 y con eso debe ser suficiente.

Tocan a la puerta, odio que no abran cuando se les indica que lo hagan, ahora tengo que caminar y abrir yo mismo. Inútiles.

—Buenas tardes, director. Me preguntaba si podría... —interrumpo para fastidiar.

—No te daré un aumento. —lo dejo pasar y se sienta en el pequeño sofá.

—No es eso, solo quisiera saber si puedo llevar a mis alumnos de excursión —se soba las manos.

—¿Quien eres? ¿Jack Black? —me siento en mi escritorio frente a él.

—Habrá un concierto donde la orquesta local tocará Mozart y otros clásicos. Creo que seria muy útil para los chicos.

—Urie, ¿Si digo que sí, te callas?

—Supongo que si...

—Genial, entonces puedes llevarlos —me levantó de mi escritorio.

—Gracias, supongo... —mira al suelo tratando de ocultar su entusiasmo— yo le informo la fecha y todo eso.

—Si, dile a Doriel cuando vuelva o mañana. —ambos salimos de mi oficina.

*

Me fastidia tanto que las cosas no salgan como quiero. He tratado de sacar esas malditas copias todo el día y siempre hay alguien que necesita hablarme o pedirme un favor. Que si Way tiene miedo de subir de peso con la comida de la cafetería, que si Weekes rompió récord de foto estudiantil más compartida en Instagram, que si Iero no alcanza a encender el projector, siempre es algo. La única persona que no molesta es Stump, él es un angelito, un pan de dios, jamas me provoca disgustos y como lo haría con esa bella sonrisa.

Ya dan las 4:30 de la tarde y apenas me dirijo, nuevamente, a la sala de copias e impresión. Tengo el documento en mi USB que esta en mi... ¡Claro! Lo deje en mi escritorio. De regreso a mi oficina, que bien que tenemos elevador. Presiono el botón con el numero dos, se cierran las puertas y el elevador baja dos pisos. Se abre la puerta y salgo corriendo solo para toparme con alguien y caer juntos al suelo.

—Lo siento, no debí ponerme en el camino —dice casi susurrando.

—¿Pero que...? —¿que he hecho?— ¿Estas bien? Te ayudo a levantarte.

—Estoy bien, gracias —se acomoda sus lentes y sombrero.

—Debí haberme fijado antes de salir corriendo, dime que no te dañe Stump.

—No, todo bien director. —se sacude la chaqueta.

—Ya te dije que puedes tutearme, solo dime Pete. —esos ojos me hacen volver a creer en dios.

—Bien, y ¿a donde s- te diriges?

—A mi oficina, debo ir por un USB para imprimir un documento pero no creo alcanzar antes de que cierren el salón de copias.

—Puedes mandarlos desde tu oficina y recogerlos luego.

—¿Sabes hacerlo? Es que soy un desastre para esto de imprimir. —anda pastelito endulza mi computadora, sonó más sexual de lo que en realidad es.

—Claro, yo le- te ayudo. —sonrie y camina a mi lado hacia mi oficina.

Caminar junto a él se siente tan extraño y emocionante a la vez. Es como si estuviera caminando hacia el paraíso que de algún modo se que terminara siendo un infierno. Así de masoquista soy.

Entramos a mi oficina y de inmediato comienza a moverle, le indico el documento que debo imprimir y cuantas copias necesito. Ríe un poco al escuchar la cantidad y sugiere imprimir solo la mitad, 50. Acepto y manda imprimir las evaluaciones.

—Gracias, me acabas de salvar la vida.

—No es para tanto. —menciona sonriente.

—Claro que lo es, me salvaste de la ira de Doriel. —ríe sincero y yo no puedo hacer más que perderme en ese sonido celestial.

—Si gusta-s puedo recoger las copias mañana en cuanto llegue.

—No te preocupes, mañana debo llegar temprano de igual manera, gracias por toda tu ayuda.

Y esos minutos parecieron infinitos. Ya tengo pretexto para verlo mas seguido, él sabe de tecnología y yo soy un asco para eso. ¿Sabrá lo feliz que me hace con solo existir? Lo dudo y supongo que se asustaría y alejaría de mi si se entera. Como quisiera que él sienta lo mismo que yo.

Scholar Affairs «Emo Trinity + Joshler»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora