17. Boys

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—Lamento no haber ido a tu fiesta, pero he estado pensando en chicos.

—Claro, olvidaba que es lo único que te importa. —corta la comunicación.

Es verdad, parece ser lo único que me importa: chicos.

Desde que tengo memoria me han llamado la atención los chicos, mis padres lo notaron instantáneamente más siempre quisieron ocultarlo. Cuando llegué a los veinte, me mude con uno de mis mejores amigos, Ray. Rentamos un apartamento en Chicago y vivimos ahí por cinco años. Recientemente Ray se mudó a Tokyo por unos asuntos de trabajo, la oportunidad de su vida, como él le llama.

Así que estoy aquí, en un apartamento barato y poco higiénico porque desde que me despidieron del trabajo en un restauran italiano apenas y tengo para comer dos veces al día. Y para acabarla de amolar, me atropella un tipo lindo. Aunque no fue tan malo. Se aseguró de que llegara al hospital y hasta me dejo quedar a dormir en su casa. Siento que le di lastima pero hasta su número de teléfono me dio.

¡Robert Bryar esta de suerte señores!

Se supone que iría a la fiesta de Ryan pero aun me siento un poco mal por lo del atropello. Y además no tengo tiempo para ir a fiestas habiendo tantos chicos en quienes pensar. Y debo encontrar trabajo, aunque me puedo prostituir.

Ryan dice que buscan un suplente en la escuela donde él trabaja pero no tengo ningún papel que me acredite como maestro suplente. Aunque también dijo que esta forrado de maestros hermosos. Lo consideraré muy seriamente.

De momento buscaré más excusas para pensar en chicos, aunque creo que debería empezar a pensar en hombres. Así como Frank. ¿Seria muy precipitado si le llamo? Igual tengo la excusa del trabajo y así le saco platica.

Mi celular suena sacándome de mi vaga mente, soy un brujo o pensé tan alto que me escucho.

—Hola.

—Hola, habla Frank, emm el tipo que te atropelló hace unos días. —habla bajo.

—¡Ah! Hola Frank, ¿como te va? —intento contener mi alegría.

—Bien, solo quería saber como sigues, ¿hay repercusiones? —suelta una risita nerviosa.

—No, tranquilo, estoy bien. De hecho pensaba en llamarte para saber si me podrías ayudar con algo —camino hacia el sillón— ¿Sabes de algún trabajo?

—Pues en la escuela donde trabajo buscan suplente de música y ayudante de cocina, no se si te sirva de algo.

—¡Perfecto! Iré en cuanto pueda, gracias Frank. —una risita suena de nuevo al otro lado.

—No agradezcas, es más, si quieres paso por ti mañana igual tengo que ir a la escuela. —¿cuanta suerte puede tener este güero?

—Me parece bien, gracias.

—Bien, entonces mañana a las 7 en punto nos vemos.

—Claro, hasta mañana.

Cuelgo la llamada y salto del sillón tratando de imitar a una adolescente emocionada pero termino en el suelo como una adolescente emo que acaba de enterarse que se ha estado cortando mal todo este tiempo.

Me levanto lento y tratando de sonreír a pesar de que me duelen las piernas. Debo comer alto antes de que quede más flaco que el perro del vecino. Ayer lo vi cuando lo paseaba y grite de la impresión, "¡Chupacabras!" obvio el señor se enojo y empezó a balbucear cosas como "Estúpidos jóvenes y su creencia en leyendas urbanas" o algo así. Estoy seguro que a este paso nunca tendré algún vecino al que le agrade.

Cuando aun vivía con Ray, teníamos una vecina como de unos 80 y todos años que pensaba que eramos pareja. Se dio cuenta que yo soy gay y el pobre Ray quedo fichado también. La señora solía llevarnos galletitas y postres pero un día llegó a presenciar lo peor para su pobre corazóncito. Yo estaba con un galán, estaba tan acalorado que olvide cerrar la puerta de entrada, entonces la señora entro y me miró semi desnudo encima de mi cita sexy. Al día siguiente le dijo a Ray que yo lo estaba engañando y cuando él le explico que no eramos pareja la señora le aventó las galletas de consolación en la cara y se fue llorando.

No sabia que las viejitas también shippeaban, nunca termino de aprender de la vida.

*

En dos minutos llega el bombón, que diga, Frank por mi. ¿Me debí afeitar? Mi barba me da ese aspecto de macho que quieres en tu cama, pero no estoy seguro de que me quieras en la cocina de tu escuela así.

El timbre debió sonar hace mas de diez minutos, no es por exagerar pero ¿Se habrá olvidado de mi? ¿Habra tenido otro accidente? Quisiera ser el tipo al que atropelle hoy.

¡Suena el timbre! Por fin llega. Abro la puerta y me mira sonriendo, lo saludo y salgo de la casa. Llegamos a su auto, el que obvio ya conozco pero no tuve la capacidad de observar a fondo. Nos subimos y platicamos cosas normales en el camino, solo tratando de saber como esta el otro y el clima de repente es muy interesante.

Llegamos a la escuela y Frank saluda a unos cuantos hombres, muy guapos, que supongo son maestros. Me indica a donde debo ir y se despide de mi. Al momento que me alejo hacia la cafetería, volteo para verlo y un pelirrojo esta caminando a su lado. Se puede ver como intentan tocar sus manos ligeramente al caminar, solo un experto en acosar chicos lo hubiera notado, osea yo. Si ya esta apartado nimodo, ya habrá alguien más para mi.

Entro a la cafetería buscando a Rosa, como me indicó Frank y ella me manda a la oficina del director. Según las direcciones que me dio Rosa debe estar a unos pasos. Camino como me indica y un moreno hermoso va entrando a la oficina con un rubio lentudo muy adorable. ¿Deberia interrumpir?

El rubio me ve antes de cerrar la puerta y le avisa al otro, me indica que entre y hago caso.

Si creía en el cielo y en el infierno, me estaba saltando el paraíso. El paraíso tiene nombre y es "Instituto Ob'linton."

Scholar Affairs «Emo Trinity + Joshler»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora