19. Bienvenido al infierno

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Estoy jodido. En unas horas debo presentarme como maestro suplente de música y no puedo pegar ojo. Menos si recuerdo aquella extraña entrevista que de puro milagro aprove. Me pregunto si el director es tan joven como parece, o tal vez es uno de esos que se tragan los años. Le podria preguntar a Gerard pero conociéndolo pensará que me gusta, y no creo que sea el caso.

Debo repasar lo que haré mañana: baño, limpiar lentes, comer, lavar dientes, no olvidar pantalones y salir de aquí con cara de que me importan las demás personas. Algo que mencionó el director en la entrevista es que al formar parte de esa institución debo poder comunicarme con los otros maestros, a lo que claramente mentí diciendo que lo haría y de manera muy eficiente. Soy un asco para socializar, mis únicos amigos son Gerard y Gorgu, el gato tuerto del vecino.

Esto sera mi mayor reto hasta ahora.

Debo dormir antes que me de un ataque epiléptico por tanto pensar en tener que hablar con personas. Me acomodo en la cama, mi espalda esta perfectamente alineada con el colchón quirúrgico, cierro los ojos y... Nuevo mensaje de texto. Solo ignoralo Mikey, seguro no es tan importante. Cierro los ojos nuevamente y me relajo...

Bzz bzz tun tun tun

Ignorando...

Bzz bzz tun tun tun
Bzz bzz tun tun tun
Bzz bzz tun tun tun
Bzz bzz tun tun tun

¡Chingada madre!

Me levanto estirando el brazo al buró, enciendo la pantalla del celular y tengo 6 mensajes de texto. Mas vale que sea algo importante.

Nuevo mensaje de Gerard:

>Mikey, ¿me traes mis calzones del sillón?
>Y las palomitas del microondas
>ah por favor
>Miguel, ¿me estas ignorando?
>pero que tonto soy, seguro intentas dormir porque mañana es tu primer día
>Disculpa, yo voy por las cosas, sigue durmiendo pollo angelical

Un día de estos lo llevaré de paseo y lo abandonare en algún parque lejano sin celular ni dinero, algún día.

*

¿Acaso huele a...? ¡Joder, le dije que no se acercara a la estufa sin supervisión!

Me levanto como Flash, tomo mis lentes justo antes de resbalar con la cobija enredada en mis pies y como puedo me arrastro hasta la cocina. No hay señales de humo, seguro este inútil ya nos mató y soy solo un espíritu deambulando mi lugar de muerte.

—¡Mikey! Ven que te preparé el desayuno —habla dulce con un delantal rosa pastel enredado en la cadera— si mamá estuviera aquí te habría crucificado, ponte algo de ropa.

—Tendria ropa puesta si no me hubieras alarmado de muerte.

—Eres un exagerado, ¿no estas contento de que hoy no te dejare solo en casa? —sonrie como si hubiera visto el capitulo de My Little Pony donde Pinky Pie salva la fiesta.

Sin responder me doy la media y camino a mi habitación.

Ya bañado y bien vestido, espero a Gerard en la entrada de la escuela, dice que se le cayó su teléfono y no lo encuentra. Es la oportunidad perfecta, esta vulnerable, ni siquiera sabrá que tan lejos de casa esta. Mi burbuja se revienta con unos saltitos pelirrojos frente a mi. Abre la puerta y lo primero que logra sobresalir es un sujeto enano de cabello castaño con sonrisa de pervertido, al verme su sonrisa se apaga y mira a Gerard como si dudara de su existencia.

—Hola... Gerard...—estira la mano mirándome fijo— Que bien que... Llegas.

—Frankie, ¿te sientes bien? —le quita la mano y lo mira gracioso— ¡Oh! Ya veo, él es mi hermano Michael. O debería decir, el maestro sustituto de Música.

—¡Oh santa petronila! Creí que era... No se que creí. Soy Frank, maestro de ciencias. No te pareces nada a tu hermano —genial, con este idiota esta mi hermano.

—Somos hermanos, no gemelos —contesto estrechando su mano y Gerard deja salir una risa nerviosa jalandome lejos de la entrada.

Es más lindo por dentro que por fuera, me refiero al edificio. No había tenido tiempo de apreciarlo el día de la entrevista, mis uñas se interponían entre la vista y mis dientes. Gerard parece haberse olvidado de mi, va caminando a paso de correcaminos mientras yo miro como bobo cada puerta y decoración de la escuela. Me quedo mirando una habitación, supongo es la sala de maestros o algo parecido, hay una pequeña mesa al centro rodeada de sofás un tanto elegantes. Sobre la mesa una caja vacía de donas, definitivamente hubo maestros aquí.

Volteo buscando a mi hermano con la mirada pero solo me encuentro saltando de susto por un rubio mirándome fijo.

—Eh... ¿Me seguirás mirando o también sabes hablar? —mueve la cabeza como saliendo de trance.

—No, es decir si... Agg soy Bob, ¿eres nuevo maestro?

—Asi es Bob, soy el suplente de música, ¿y tu eres maestro? —me mira con la barba casi tocando el suelo— Por cierto, me llamo Michael.

—Mucho gusto y no, yo trabajo en la cocina pero también soy nuevo, si eso te sirve de ayuda. —su sonrisa es contagiosa, me hace sonreír por dentro, mi expresión permanece intacta.

Caminamos juntos por el pasillo, en diez minutos comienzan las clases y aun no puedo llegar a la dirección mucho menos a mi salón de clases. Bob me ayuda identificando a donde tengo que ir pero como estamos en las mismas dice que solo sabe llegar a un salón, el de Ciencias.

Llegamos al salón y la escena es ridícula, que digo ridícula, sacada de La Rosa de Guadalupe; Gerard y el maestro idiota sentados sobre el escritorio tomados de la mano. Quiero vomitar pero no quiero ensuciar mi nueva camisa. Toso fuerte y mi insípido hermano se levanta como pedo de indio, me dice "¡Por fin te encuentro!” con una cara de preocupación mas falsa que las pompis de Kim Kardashian y corre a abrazarme.

**

Siento una revoltura en el estomago, estar en este salón de clases se siente tan extraño y bien al mismo tiempo que cada que miro al rededor me dan ganas de cantar Oaxaca.

Hoy aprendí tres cosas:
1) el novio de Gerard es un idiota, perfecto para él.
2) tendré que llegar temprano para alcanzar a comer donas.
Y 3) al estar a pocos segundos de iniciar la clase y ver a los alumnos llegar, me doy cuenta que este lugar es donde quiero estar.

Scholar Affairs «Emo Trinity + Joshler»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora