La tarde del viernes era tranquila. Logan estaba en el baño afeitándose y preparándose para salir. Kim estaba sentada en su cama, mirando los mensajes que Alexander le había dejado. Debería contestarle, pero decidió esperar a que Logan se fuera.
Era el primer fin de semana que salía desde que estaban juntos en ese internado. Suspiró. Si ya se aburría, sola durante dos días serían insoportables.
Logan salió. Llevaba un jersey con el cuello en V y unos pantalones desgastados. Ella intentó no prestarle mucha atención a pesar de admirar lo guapo que estaba.
- ¿Qué vas a hacer aquí solo? -dijo mientras ponía la mochila que se llevaría encima de su cama.
- Mmm... Tengo una cita con mis libros. -rió nerviosa pero se calló cuando vio la mueca de Logan.
Logan se puso la mano en la cabeza, pensando. Miró de reojo a su compañero y se sentó frente a él en la cama. Kim guardó el teléfono entre sus manos.
- ¿Quieres venir conmigo? -dijo él mirándola a sus grandes ojos azules
- ¿Quieres que vaya contigo?- Ella se quedó atónita.
- Claro, no puedo dejar a un amigo aburriéndose. Además, Kendall y Carlos no estarán.
- N-No puedo -se levantó precipitadamente de su cama, con el celular detrás de la espalda.
- ¿Por qué? Yo convenceré a tus padres. Venga -alargó su brazo hasta ella con la palma extendida hacia arriba.
Ella sacudió la cabeza. Fue a guardar el celular en su bolsillo pero Logan fue rápido e intentó forcejear con ella. La música empezó a sonar. Oh, no. Seguro que era Alex.
Kim agarraba con todas sus fuerzas el teléfono para que no se lo quitara. Cayeron a la cama, Logan encima de ella. Él reía mientras intentaba coger el celular hasta que lo consiguió. Aun encima de ella, contestó.
- ¿Christian? -dijo una voz por el teléfono.
- Hola, señor Jiménez. Soy Logan, compañero de habitación de su hijo.
- Hola, Logan. ¿Dónde está uh, mi hijo? -Alexander le siguió el juego y Kim se llevó las manos a la cabeza.
- Me preguntaba si Christian podría salir conmigo este fin de semana. Vivo cerca del internado y además, no voy a dejar a un amigo solo ¿no?
- Deja que hable con él y me lo pensaré.
Logan le pasó el celular mirándola con inocencia fingida. Ella se lo arrebató y lo empujó para que saliera de encima.
- ¿Ale…Papá?
- ¿Ocurre algo? ¿Alguien te ha atrapado? ¿Estás en peligro? Habla o mando las patrullas para allá inmediatamente.
- Si, el internado es muy aburrido, pero estoy bien -enfatizó la última palabra y miró a Logan, quien estaba tumbado en su cama sin quitarle ojo. Alexander suspiró.
- ¿Ese chico ha dicho la verdad?
- Por supuesto. Oye vas a… vas a… ¿vas a dejarme salir?
- Por supuesto que no, pequeña.
- ¿Qué? Pero no puedo quedarme aquí solo. -susurró y puso una mano delante de su boca y el teléfono- estaré desprotegida.
- No hay problema, yo te mando dos policías para que hagan guardia en tu puerta.
Kim resopló y le pidió a Alexander que esperara un segundo.
- ¿Logan te importa salir un momento? Necesito dar todos mis pulmones para que me deje.
- De acuerdo, te espero en la entrada en quince minutos -tomó su mochila y salió.
Kim exhaló aire y volvió a ponerse el teléfono en el oído.
- Por favor déjame llevar una vida normal. Ya es demasiado fingir ser quien no soy.
- Pero me estas pidiendo salir a un lugar inseguro. No puedo dejar que te hagan daño.
- Él estará en Nueva York y yo aquí, no hay peligro. ¡Por favor!
Hubo una larga pausa. Kim rezó a todos los Dioses que se le ocurrieron.
- ¿Cuánto tiempo será?
- Solo hasta el domingo por la tarde -cruzó los dedos mientras se mordía los labios.
- Lleva contigo el teléfono. Te llamaré cada dos horas, noches incluidas. Diviértete.
La llamada se cortó y la chica empezó a dar saltos de alegría por toda la habitación. No se lo podía creer, saldría a ver California.
Preparó a toda prisa su ropa. No miró si combinaba, no le importaba. Tampoco se molestó en colocarla bien doblada, simplemente la cogía y la tiraba a la mochila. Se miró en el espejo para comprobar que todo estaba en su lugar y salió corriendo. Quince minutos era demasiado tiempo para lo emocionada que estaba.
Cuando Logan la vio le dedicó una sonrisa abierta y juntos fueron hacia el taxi que los esperaba. En el trayecto a la casa de Logan, hablaron de cosas triviales y sin importancia. Kim recordó las palabras de la cafetería cuando miraba las vistas por la ventana.
- ¿Qué vamos a hacer esta noche?
- Saldremos de fiesta, ya lo tengo todo montado. Aun que no pensaba con tu presencia. -se encogió de hombros- pero así será más divertido, podemos compartir.
Ella hizo una mueca graciosa a la que Logan rió. ¿Se refería a las chicas? ¿Pero en que sentido ? Ewww. Kim se estremeció ante ese pensamiento. Podría hablar con ellas y bailar, pero nada de toquetearse. Un escalofrío recorrió su espalda. Tendría que haberlo pensado antes.
Llegaron al centro de Los Ángeles. El taxi paró frente a unos bloques de pisos altísimos. Logan pagó al taxista y salieron.
Kim pudo respirar el ambiente de la calle que tanto extrañaba. Había gente que andaba de un lado a otro hablando por su celular, gente con bolsas de tiendas de ropa y gente comprando un hot dog en la esquina. No había estado nunca en Los Ángeles, pero era parecido a Nueva York. Muchas personas de un lado a otro, viviendo una vida ajetreada. Le gustaba y añoraba vivir así.
Subieron cada uno con sus mochilas hasta el nº405. Fueron muchas escaleras pero al entrar se dio cuenta de que mereció la pena.
Era un apartamento amplio y luminoso. Los colores que más destacaban eran el azul y el beige. Era elegante aun que muy juvenil. Estaba limpio y ordenado. En la entrada había un mueble donde Logan dejó sus llaves. Ella lo siguió hasta la sala principal. Tenía un sofá de tres plazas y un sillón a juego. Lo que más llamó su atención fue la televisión de pantalla plana y dos muebles largos a cada lado llenos de videojuegos para todo tipo de consolas.
- ¡Esto es impresionante! -exclamó acariciando el sillón. Logan la miró con una mueca y rápidamente, Kim se dirigió a los juegos - tienes muchísimos.
- Lo sé. Cuando vengo es lo que más suelo hacer. ¿Echamos una partida?
- Está bien.