Logan se despidió de Aron y tiró su vaso vacío a la basura. Entró al despacho del director y vio como muchos agentes, incluido Alexander, se metían pistolas bajo la ropa y comprobaban si estaban cargadas.
Él frunció el ceño y se acercó a Alex
- ¿Qué pasa?
- Hemos descubierto donde está gracias a su comunicador -anunció Alexander con un brillo en los ojos.
Logan divisó una luz al final del túnel. Lo tenían. Sabían dónde se encontraba aquel psicópata. Y dónde estaba Kim . Su corazón dio un giro de trescientos sesenta grados. Por fin podría volver a estar con ella.
- Vamos para allá.
Alexander dio un aviso a varios agentes, que salieron disparados del despacho, directos a las puertas del internado. Alexander seguía dando avisos por su comunicador especial que sólo él poseía por ser el jefe de la misión.
Logan sonrió y tomó una pequeña pistola que se encontraba sobre la mesa y se la guardó entre los pantalones. Lo tapó con la camiseta y se aseguró que no se notara. Alex le miró con el ceño fruncido y cierta confusión.
- ¿Qué haces con un arma?
- ¿Qué? -dijo Logan inocentemente- podría necesitarla.
- ¿Para qué? -quiso saber Alex.
- Para ayudaros. Pienso ir con ustedes. Te aviso que no aceptare un no por respuestas y ya soy mayor de edad.
Alexander sacudió la cabeza y asintió con preocupación.
Pero algo pasó dentro de Logan. Un presentimiento.
Se acordó del cementerio. Podría ir solo y buscar lo que sea que no encontró la última vez con Kim . Ahora que no habría nadie vigilando, mientras estuvieran buscando al asesino. Si se acercaba al cementerio y encontraba lo que posiblemente él quería, podría tener una buena negociación asegurada.
- Sabes, prefiero quedarme aquí por si vienen -dijo Logan con tono casual.
- Será mejor. Pero por si acaso, toma -Alexander se acercó a él y le dio una pequeña maquina con un botón negro en la parte superior- si tienes una emergencia, pulsa en botón y vendremos enseguida.
Logan asintió y se lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Alexander lo miró por última vez y se despidió con prisas. Cuando Logan estuvo solo, se dirigió a su habitación sin más preámbulos.
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Aparcó su Mustang a una distancia prudente del cementerio y anduvo hasta este a paso ligero. Lo que menos quería era llamar la atención de algún turista curioso.
Se aseguró de mirar primero en la parte que le había correspondido a ella, por si se le había pasado algo. Vio varias tumbas de gente reconocida y de otras personas más anónimas pero con grandes personas que las amaban. Si Logan fuera más blando, sentiría repelús por esos sitios. Aun que ya lo sentía. No se estaba todos los días rodeados de muertos.
Contempló una pala cerca de un hoyo y se acercó. No había nadi cerca, así que decidió cogerla. Por si más tarde necesitara cavar. Aun que no estaba seguro de querer hacerlo. Pero por Kim no necesitaba pensarlo.
Suspiró y siguió recto por su camino anterior, sin desviarse mucho. Solo cuando alguna cosa llamaba su atención. Se acercó a un gran mausoleo. La puerta estaba entornada, así que decidió pasar. La puerta gimió ante el movimiento, provocando un chirrido. Logan miró en el interior y se acercó lentamente. Pero paró en seco al oír unas voces que provenían del exterior.
- Date prisa, jod*er -gruñó un hombre alto y moreno.
Logan lo observaba desde la reja que dejaba la puerta. Sintió rabia en su interior por el aire de seguridad y superioridad que transmitía él. Quería acercarse a preguntar qué le pasaba, pero todo movimiento racional quedó atrapado al verla. Kim
Iba arrastrando los pies y con la cabeza baja. Su pelo estaba revuelto y su ropa sucia y rota por las mangas de la camiseta. Se la veía cansada y demacrada. Logan apretó los puños de furia al ver como el hombre la agarraba con brusquedad del hombro y tiraba de ella para que anduviera
más deprisa.
- Dime dónde esta lo que buscamos.
- Te dije que no lo sé -susurró Kim con voz ronca- solo sé que este sitio estaba en el anillo.
- ¿Estás segura? -rugió Matias amarrándola del pelo y tirando de su cabeza para bajo.
Kim cerró los ojos y siseó de dolor- Si. Eran las mismas iniciales.
- ¿Sabes cuantas cosas pueden significar cuatro malditas letras? -Matias apretó los dientes.
Puso su otra mano en el cuello de Kim . Ella resistió las lagrimas con dignidad y esperó. Un fuerte golpe se escuchó y ambos agarres de su cabeza se soltaron.
Kim sintió miedo hasta que abrió los ojos y vio a Logan. Los ojos de los dos se iluminaron al mirarse y se fundieron en un efusivo abrazo. Kim no pudo aguantar más y dejó que las lagrimas cayeran por sus mejillas. Junto a Logan por fin volvía a sentirse protegida.
Logan la apretó con suavidad por la cintura, manteniéndola pegada a su cuerpo lo más posible. No podía creerse el tenerla de nuevo consigo. Ahora tenía más claro que nunca que no la volvería a dejar sola.
- Lo siento… siento fallarte -musitó Logan con un nudo en la garganta.
- Tú nunca me has fallado -consiguió decir ella entre sollozos.
Se separaron levemente y se miraron de cerca. Kim sonrió y se acercaron lentamente a los labios del otro. Cuando estaban a punto de rozar sus labios, Logan se quedó congelado. Ella le miró con el ceño fruncido y dirigió la mirada hacia abajo, como Logan había hecho previamente. Una gran mancha se sangre se empezaba a formar en su estomago.
- ¡Logan! -gritó Kim agarrándolo con fuerza- no voy a dejar que te caigas.
Él la miró a los ojos con angustia y agarró fuerte su mano. Quería que lo último que sintiera fuera la suave piel de Kim .