capitulo 33.

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- ¿Van a permitirte ir a la excursión? -preguntó Logan a Kim.

Era miércoles y ambos caminaban por el pasillo hasta la cafetería. Las clases habían sigo largas y pesadas. Kim estaba descubriendo la peor parte del internado. Además de tener que convivir con los profesores que tanto insistían en que estudiara. 

- ¿Cuál excursión? -ella frunció el ceño y tomó una bandeja plateada.

- La del viernes. Vamos a ir al invernadero. ¿Es que no prestaste atención?

Ella negó con la cabeza y tomó varios trozos de pescado rebozado junto a un montón de patatas fritas. Vio una hamburguesa con un aspecto tan apetitoso que no pudo rechazarla. También añadió a su bandeja una porción de pizza, por supuesto sin pepperoni. Observó las bebidas, pero no la apetecía nada con gas, así que optó por agua mineral. Se sentó en la mesa junto a Kendall y Carlos, y cuando Logan se sentó a su lado, la miró con el ceño fruncido.

- ¿Qué? -dijo ella mientras se comía una patata frita.

- Ya sé que comes comida basura, ¿pero tanta?.

- Tengo hambre.

La verdad era que apenas tenía apetito, y no entendía por qué había cogido tanta comida. Sacudió la cabeza y empezó a comer de su hamburguesa. Ahora sabía por qué la había escogido.

- ¿Vais a ir a la excursión?. Promete ser buena -Carlos bufó- siempre son sitios aburridos. Nunca pueden dejarnos ir a un concierto o a jugar al Paintball. 

- ¿Qué tienes ahora con el Paintball? -preguntó confuso Logan

- ¿Bromeas? ¿Quién no querría tirar balazos de pintura?

Kim sonrió ante el tono de obviedad de su amigo y terminó su hamburguesa doble de carne y queso. Miró las patatas con aspecto hambriento y echó por encima tres sobres de Ketchup.

- Vas a enfermar -la avisó Kendall. Ella sacudió la cabeza y picó de sus patatas.

- ¿Y qué vamos a hacer en un invernadero? -preguntó cuando tuvo la boca medio vacía.

- Ver como crecen las plantas -se burló Logan.

Ella le sonrió, a lo que él correspondió con una sonrisa hermosa. Logan tomó una patata mojada en Ketchup y se la comió como si fuera ambrosia. Ella rió ante su mueca y así ambos siguieron comiendo de las patatas.

- Creo que iré -comentó Kim

******

El jueves a las ocho de la mañana, tenían un autobús frente a la puerta del internado. Ambos montaron por orden de lista y cursos, ya que iban varios. Logan subió antes que ella, pero Kim mientras tanto hablaba con algunos de sus compañeros con los que más rasgos en común tenía. 

Cuando fue su turno de subir, buscó por todo el autobús a Logan. Lo encontró en los asientos del final, que formaba un banco. Tenía las piernas extendidas sobre un asiento vacío y la espalda apoyada en la ventana.

- Ya estoy aquí. Déjame mi sitio -dijo ella.

Logan negó la cabeza con tranquilidad y cerró los ojos, como si quisiera dormir. Carlos y Kendall estaban al otro lado del banco y reían mientras veían como su amigo bromeaba.

- Ultima oportunidad, Henderson. ¿Me dejas sentarme en mi sitio?

Esa vez Logan no dijo nada, simplemente fingió estar dormido. Ella bufó y se sentó sobre sus piernas. Logan las movió al percibir el peso y casi tiró a Kim, pero logró agarrarla por la cintura en el último momento. Ambos quedaron muy de cerca y sus respiraciones se entremezclaban. Se miraron fijamente a los ojos, sintiendo la conexión que había entre ellos.

- Vamos a comenzar el viaje al Invernadero. A los más miedosos, pónganse el cinturón de seguridad -Todos reconocieron la voz burlona. Era del profesor Skyles.

Logan y Kim se separaron. Miraron a otro lado intentando reflejar indiferencia. Pero Logan escuchó el suave suspiro que ella soltó. Miró por la ventana y se perdió en el movimiento de la carretera.

El viaje se volvió divertido con las bromas de Carlos y Logan. Kendall y Kim reían al ver como ellos bromeaban con las personas de adelante y muchas veces con los profesores. Steven reía junto a ellos y también participó en una broma. Cogió un megáfono que posteriormente dejó a los tres chicos. Nada bueno salió de allí. Pronto cantaron la canción de los Rolling Stone a coro con el autobús. Hasta el conductor cantaba “Satisfaction”. Kim no pudo pasarlo mejor.

Pero como todo lo bueno, se acabó muy rápido. Bajaron del autobús frente a un inmenso invernadero cuyo techo era una semicúpula. Era impresionante ver lo grande que era. Y estaba totalmente rodeado de nada. Lo más cercano a la humanidad era la vieja carretera llena de socavones por la que habían pasado.

En la puerta les esperaba una mujer de edad media, vestida de un uniforme y una placa donde ponía “Rose”. Saludó con una enorme sonrisa a los profesores y después les explicó a los alumnos que sería su guía para mostrarles el invernadero y sus ventajas. Cuando entraron vieron todo el espacio lleno de planas de todo tipo. Unas eran muy pequeñas que estaban empezando a crecer y otras que rozarían el techo de no ser especialmente alto.

- Al final no está tan mal -murmuró Carlos con emoción.

Kim rió y caminó detrás de sus amigos. Logan se fijaba especialmente en la agobiante humedad que hacía dentro para que las plantas se conservaran mejor. Llegaron a un punto donde Rose les explicó como cambiaban la temperatura según el día y la noche.

Logan suspiró y miró a su alrededor. Vio al profesor de Ciencias, pero no al señor Skyles. Él seguro que había ido por su cuenta, ya que siempre presumía de ser aficionado a la naturaleza. Giró su cabeza y vio a sus dos mejores amigos, pero no a Kim. Frunció el entrecejo y buscó por todo el montón de alumnos que se concentraba para escuchar a la guía. Ella no estaba por ninguna parte.

Sintió como si le patearan el estomago. Su rostro se volvió lívido y su cabeza le impulsó a correr para buscarla. Sabía que no era seguro abandonar el internado. No podría perdonarse que algo malo le hubiera pasado.

Sin avisar a nadie, se apartó discretamente del grupo y buscó desconsoladamente a Kim. Tenía que encontrarla.

Cambio obligatorio. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora