Kim sintió los parpados pesados y las extremidades entumecidas. Trató con todas sus fuerzas abrir los ojos. El ambiente era oscuro, pero había una fuerte luz enfocándola muy cerca. Kim sintió miedo al ver como estaba atada a una silla. Le era casi imposible despegar la espalda de la silla. Intentó gritar para descubrir sus labios tapados por una cinta. Sacudió la cabeza con energía, entrando en pánico al ver su estado. Entonces lo recordó. Los ojos negros que la penetraban con frialdad y malicia.
Sintió sus ojos arder al descubrir que no había conseguido esconderse de él. Pero por quien más temió no fue por ella, sino por Logan. Aun que confiaba en que él se la hubiera llegado antes de que Logan pudiera haber interferido y resultar herido. Nunca podría perdonárselo.
- Veo que ya se han pasado los efectos del calmante -Un hombre alto vestido con uniforme policial se acercó a ella y la miró de cerca- Aun que deberás sentir cosquilleos.
Ella lo miró a los ojos reflejando todo su odio por él. No sabía quien era, pero lo reconocía perfectamente. Nunca olvidaría la imagen de él matando a sus padres y después intentándolo con ella. Matias despegó la cinta de un solo tirón que casi le arranca la piel a Kim.
- Bueno, te he traído aquí para hablar -fue interrumpido por el grito desesperado de Kim. Él rió y sacudió la cabeza mientras se ponía en cuclillas frente a ella- Puedes gritar lo que quieras porque no hay vida humana que pueda oírte.
Ella se asustó y observó alguna vía de escape. Pero no había nada. La sala era muy pequeña y asfixiante. Solo contenía una luz anaranjada y un mural de fotos. Kim se quedó de piedra al verse reflejada en cientos de fotos. Muchas de ellas eran con su familia. Sintió aún más miedo.
- No te preocupes, no quiero hacerte daño, todavía -una comisura de sus labios se elevó mientras sus ojos permanecían sin emoción.
- ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi? ¿Qué… -Matias le interrumpió volviendo a ponerle la cinta alrededor de la boca.
- No es hora de hablar, preciosa. No es el momento.
Kim gritó angustiada por escapar de él y volver al calor de los brazos de Logan. Pero ese pensamiento se esfumó al recibir un fuerte golpe en la mejilla izquierda que dejó su cabeza ladeada.
- He dicho que no es el momento -gruño mientras salía fuera de la pequeña, y ahora oscura habitación.
Kim rezó en silencio por que Alexander supiera lo que había pasado y pronto consiguiera sacarla de allí. No sabía qué le aguardaría.
- ¿Cómo que tienes a la niña? -preguntó Steven Skyles con sorpresa en su voz.
- Maldito inepto incompetente. La has tenido en tus narices durante tanto tiempo y no has sido capaz de agarrarla.
Steven tragó ante la voz de su hermano. No le asustaba lo que él le hiciera, pero sí lo que le pudiera hacer a Kim. Y todo por despecho.
- Tranquilízate. ¿La has herido ya?
- Quiero hacerlo durar -Skyles pudo notar la maliciosa sonrisa de Matias y la rabia creció en él, pero trató de controlarla al máximo.
- Cuando pueda iré a visitaros.
- No -dijo rotundo- no quiero que sepan que soy yo. No hasta que le queden minutos de vida. Ocúpate de los billetes a India. Pronto seremos más ricos de Bollywood.
Skyles quiso reír, pero ningún sonido que no sonara a queja le podría salir de la boca. Asintió con la cabeza, sabiendo que él no podía verlo y suspiró.
- Ten cuidado. Hablamos pronto.
Logan entró a su habitación y vio las camas vacías y perfectamente echas. Sonrió ante la imagen de Kim que se apareció en su cabeza y la buscó en el baño. No estaba. Suspiró decepcionado y la llamó al teléfono. Segundos después, comenzó a sonar en la habitación. Miró debajo de la almohada de la cama de ella y tomó el teléfono. Lo abrió y vio más de treinta llamadas perdidas. Todas de Alexander.
Logan frunció el ceño y salió de la habitación. Seguro que ella había vuelto a olvidarse el teléfono con la escusa de que iba solamente a desayunar. Bajó a la cafetería y vio unas apetitosas tortitas de chocolate. Se relamió y fue incapaz de contenerse. Tomó una tortita y miró a la encargada de la cafetería.
- Ey, señorita W. ¿Ha visto a Christian, mi compañero?
- Le vi irse por ahí -dijo la mujer señalando al camino que llevaba a la entrada.
Logan levantó una ceja y le agradeció a la señora W. Caminó con ansiedad por verla y una sonrisa en su rostro. No podía contener las ganas de abrazarla por la cintura y besarla. Les vieran quien fuera.
Se dispuso a morder la deliciosa tortita de chocolate cuando su corazón dejó de latir. Ante él había varios coches de policía y muchos hombres andando de un lado para otro. Pero lo que más llamó su atención, fue ver a Alexander con el teléfono en la mano y una mueca de total preocupación.
Logan dejó caer la tortita al suelo y corrió hasta Alexander. Él lo miró con esperanza brillando en sus ojos y le agarró por los hombros.
- ¿Dónde está Chrsitian? -preguntó con impaciencia.
- No lo sé -Logan palideció inmediatamente al temer lo peor- ¿Qué está pasando, Alexander? ¿Y Kim ?
Alexander se sorprendió al oír como él la llamó por su nombre verdadero. Pensó en preguntarle cómo lo sabía, pero las cosas no estaba para eso. Agarró el brazo del chico y se apartaron a un lado. Mientras tanto, los policías seguían pidiendo refuerzos y testigos mientras otros tantos buscaban pistas.
- Descubrimos que Matias Beltran, mi… -Alexander se atragantó con sus palabras e intentó ser fuerte- …mejor agente, es el asesino. Y ahora la tiene.
El cerebro de Logan comenzó a dar vueltas y vueltas mientras sus pulmones luchaban por tomar aire. La noticia lo había dejado demasiado mal como para preocuparse de respirar. Es mas, pensaba que no podría volver a hacerlo hasta tenerla sana y salva.
- Le mandé aquí a protegerla mientras nosotros íbamos a inspeccionar el agujero donde se escondía. No sabía nada, Logan. Él lo tenía todo planeado.
Alexander pateó un árbol con impotencia y se llevó las manos a la cara. Logan trataba de asimilar las palabras del policía, pero eran demasiado demoledoras. Apenas sin fuerzas, se dejó caer en el césped, sin poder articular palabra. Sin pensar en otra cosa que no fuera la sonrisa de ______. Su hermosa cara al hacer el amor.
Su cara se arrugó por la furia y se incorporó de un ágil movimiento. Agarró con demasiada fuerza el brazo de Alexander y lo trajo hacia él.
- Tenemos que encontrarla ya -bramó Logan con fuego en las venas.
- ¿Estas queriendo decirme que te unes a su búsqueda? -preguntó Alexander con el ceño fruncido.
- Estoy diciéndote que si es necesario, me uno a las fuerzas especiales por ella.