Los primeros rayos del sol se colaron por la ventana de la pequeña habitación. Kim restregaba sus ojos ante aquella luz tan molesta. Ella no soportaba dormir ni con una vela encendida. Necesitaba total oscuridad. Aun que ahora le aterraba. Se levantó de la cama y vio como seguía con la misma ropa. Fue a un baño de al lado, se dio una ducha rápida y se vistió con unos vaqueros anchos y una sudadera gris oscuro. Usaba unas convers negras que le resultaban cómodas. Podría acostumbrarse a esa vestimenta tan holgada. Se miró al espejo y no tenía muy buen aspecto. Su cabello se acentuaba más por la piel tan pálida. Kim se colocó mejor la peluca, las cejas y las pequeñas patillas morenas. Agradecía tener una piel suave y limpia, ya que dudaba poder usar algún tipo de maquillaje en meses. O incluso años.
¿Y si no encontraban a aquel asesino? ¿Qué sería lo que buscaba?. Aquellos recuerdos invadieron nuevamente su mente. Sacudió la cabeza al oír como llamaban a la puerta. Al principio se asustó un poco, pero después supo que estaba segura.- ¿ Kim estas despierta? -era la voz de Miranda.
La joven abrió la puerta y fingió una sonrisa al ver a la pelirroja y al agente que la encontró aquella noche Alex
- Despierta y vestida. Y todavía no son ni las ocho.
Ambos sonrieron abiertamente. Alex entro a la habitación, cargo su mochila y salio con una expresión relajada.- Necesito que estemos en contacto -El hombre le entregó un teléfono de color blanco y táctil.
- Yo ya tengo teléfono, habría servido. -dijo encogiéndose de hombros. Miranda miro a Alex con expresión de angustia.
- Será mejor que no tengas nada de tu otra vida. -Alex le puso una mano en el hombro en un acto de ternura.
Kim asintió cabizbaja y sacó del bolsillo del pantalón un anillo. Era grande y dorado. Tenía unas letras en griego que brillaban a la luz.
- Esto es de mi padre. Bueno, era. -dijo con un nudo en la garganta. Extendió su mano entregándoselo.
- Quédatelo. - Alex cerro la mano de la chica y sonrió."Abróchense los cinturones, aterrizaremos en breves minutos".
Kim hizo caso y suspiró. Llevaba una hora en aquel avión camino a su nuevo destino. Su nueva vida. Dos policías secretos iban con ella, junto a Alex . Él no quería que se sintiera incomoda. Apreciaba mucho lo que ese hombre, desconocido hace una semana, hacía por ella. Se sentía de algún modo querida, como cuando estaba con sus padres.
Cuando el vuelo terminó, subieron a un coche para emprender otro viaje. Este fue más corto pero de igual manera aburrido. Cuando sintió que el coche se paraba y las puertas se abrían, sabía que habían llegado. No podía ver nada por el cristal tintado del auto. Abrieron su puerta, vaciló pero al final salió. No podía echarse atrás ahora. Aun que en el fondo se sentía una cobarde, sabía que tendría que cuidar su vida. Sus padres lo hubieran querido así.
- Bienvenido, Christian -dijo un hombre con barba y pelo blanco mientras se acercaba a ella. Tenía un traje azul marino muy elegante, aun que le marcaba la tripa.
- ¿Christian? -dijo ella con el ceño fruncido.
- Es tu nuevo nombre, espero que te guste. -Contestó Alex con una sonrisa burlona.
- Me hubiera gustado elegir el nombre yo, pero me gusta Christian. -sonrió a los dos hombres que la miraban. El de pelo blanco le extendió la mano y ella se la estrechó.
- Soy Bryan Cranston, director de todo lo que ves.
- Encantada digo, Encantado -sus mejillas se sonrojaron evitando su mirada.
- Es cuestión de que te acostumbres. Toma tu mochila - Uno de los policías le dio su mochila, la colgó en su hombro y se quejó por el peso.
- ¿Quieres que la suban? -dijo el director mirándola.
- No, prefiero acostumbrarme. Vamos a dentro.
Los jardines de las entradas eran más verdes de lo que se fijó al principio. En mitad del camino había una gran fuente con un escudo dorado y azul, suponía que era la insignia de la escuela. Cuando entró quedo aun mas sorprendida. Era muy amplio, el suelo de madera y las paredes beige. Se veía un sitio elegante y de clase. No había mucha gente, tendrían que estar en clase.
Se paseaban por un pasillo amplio. Bryan les enseñaba los trofeos que ganaron los equipos de baloncesto, fútbol y rugby, entre otros. Sinceramente, a Kim no le llamaban mucho la atención. Fue a mirar un cartel que había en la pared de enfrente cuando un timbre sonó. Pegó un brinco tapándose los oídos y vio que estaba justo al lado del estruendo sonido. Se apartó de ahí y vio como muchos chicos vestidos de uniforme iban de un lado hacia otro. Kim los miraba como actuaban para tomar ideas. Se empujaban de broma, peleaban entre risas y de más. Definitivamente, no le convencía que alguien le pegara en las costillas para reír. Un brazo la tomó y la aparto.- No te pierdas, Christian. -dijo Alex en tono serio.
- No, señor. -Al segundo se sintió estúpida por decir eso, pero el hombre lo tomó con gracia y cambió su cara.
Subieron escaleras arriba. Todo estaba más tranquilo a pesar de que las clases de la mañana habían terminado. Llegaron a un pasillo en el que los chicos que encontraban la miraban. Serían aproximadamente de su edad.
- Este pasillo va de los dieciséis a los diecinueve.
- ¿Con qué edad se puede entrar? -preguntó Kim curiosa.
- Con nueve. -contestó Bryan, a lo que la joven quedó sorprendida. Podían estar aquí mas de diez años. De niños a hombres.
- Supongo que no quieres llamar la atención, así que no me quedó de otra que asignarte a un cuarto con compañero.
Kim maldijo para si misma y asintió con la cabeza.- Es lo mejor.
- 134 B -dijo el hombre son una sonrisa y retrocedió sobre sus pasos junto a Alex .- no te pierdas.
______ miró horrorizada como se iban y giró sobre sus talones para seguir hasta su habitación.- 132, 133... 134 B -tragó saliva y rezó por no encontrar a nadie dentro. Por tener unos minutos a solas.
Abrió la puerta y se encontró a un chico de cabellos negros. Sus ojos eran hermosos con un color muy intenso, que hacía que se derritiera. Sus labios se amoldaban perfectamente el uno con el otro. Le recordaron a esos medallones que forman de corazón roto, que al unirlos encajan perfectamente. Pero lo que más llamó su atención, fue que tan solo llevaba puesta una toalla alrededor de su cintura.
______ creía que en cualquier momento sus ojos se iban a salir de sus orbitas, y le costaba mucho mantener la boca cerrada. Tenía un cuerpo espectacular.- Hey, debes ser mi nuevo compañero -dijo el chico con una hermosa sonrisa en su cara.
- Em si - la joven se repetía una y otra vez que no actuara como una tonta, era lo que le faltaba.
Se acercó al chico que la tenía tan desconcertada y le dio la mano.