capitulo 15

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Ambos estaban sentados en el sofá mientras jugaban un partido de fútbol en la Play Station 3. Se le daba bastante bien y se notaba la de veces que había jugado.

- Es mejor jugar con Carlos. ¿Nunca has jugado o qué?

No, de pequeña no jugaba al fútbol en la videoconsola sino que vestía muñecas, pensó ella.

- Hace mucho que no juego. Perdí practica -sonrió nerviosa esperando que la creyera.

- Pues acostúmbrate porque si vas a venir todos los fines de semana, vas a tener que jugar como yo -bromeó con su pose orgullosa.

El corazón de Kim se hinchó al pensar que él quería que viniera más veces. No podía evitar lo que sentía por él. Lo quería. Y no podía seguir negándoselo a sí misma.

Pidieron una pizza de pepperoni -de la que sólo quedaban los bordes- y Kim bebió refrescos de colores de los que nunca había oído hablar. Pero estaban ricos. Condenadamente deliciosos. Ahora bebía de una botella transparente que tenía en su interior un liquido verde chillón. Sabía a lima y era muy ácido. Tosió al probarlo.

- Wow, me quema la garganta

- Si bebes tanto de golpe es normal -dijo Logan.

Él tenía una botella más pequeña y más gruesa. Tenía un liquido rojo sangre que le manchaba los dientes. Era increíble como se divertían con tan solo unos refrescos.

- Me dijeron que se te pone el estomago verde durante unas horas si te lo bebes de golpe.

- ¡Me gusta! - Kim bebió un trago largo y ambos rieron por su mueca. - ¿seguro que no tiene alcohol?

- Seguro. Esas están en otro sitio. ¿Quieres?

- No, gracias. -Ella sonrió y siguió bebiendo de la botella.

Tenía un mueble en el salón donde guardaba todo tipo de bebidas y comida muy extraña. Pudo ver una gelatina enlatada que contenía trozos de queso o chocolate. Era repugnante pero a él le encantaban.

- ¿Quieres probar el mío? -le preguntó Logan.

Kim extendió la mano pero Logan se acercó a ella con los ojos entrecerrados.

- Echa la cabeza hacia atrás.

Ella obedeció y cuando lo hizo, Logan vertió un poco del liquido rojo en su boca. Sabía realmente bien. A cerezas, aun que era un poco fuerte. Él sonrió y le derramó un poco más. Ella tosió atragantándose y se incorporó riéndose sin parar. 

- Es un poco tarde. Vámonos ya. -Él se levantó de la moqueta y se estiró la ropa. 

Kim lo imitó y dejó su bebida sobre una mesita de café.

- ¿A dónde vamos? -preguntó curiosa.

Logan tomó sus llaves y cuando la miró, en sus ojos había lujuria.

- Vamos a por chicas, colega.

La música retumbaba en sus oídos. Todo era siempre el mismo ritmo. Pum pum pum. Estaba demasiado fuerte aun que le gustaba esa música. La gente se movía rápido, bailando alocadamente. Ella comprendía porqué fueron a ese lugar. Se podía ver claramente como había más chicas que chicos. Eso la hizo sentir celosa.

Logan fue a la barra a pedir bebidas. Se sentaron en los taburetes y Kim se fijó que él seguía el ritmo con el pie y las caderas. Estaba muy sexy con una camiseta negra pegada que se había cambiado y sus cabellos cayendo por la frente. Kim se mordió disimuladamente el labio y bebió de su copa. Acto seguido tosió.

- ¿Qué es esto? -sintió como su garganta ardía como si tuviera dentro pequeñas llamas, aun después de haber tragado. Abrió la boca para que le entrara aire.

- Es J&B. ¿No te gusta? -Logan se rió al ver como su compañero se abanicaba la lengua.

- Sinceramente, prefiero el refresco verde.

Logan bebió un largo trago de su copa, dejándola por la mitad y se metió en la pista a bailar. Bailaba como si lo hiciera desde que nació, como si llevara el ritmo en la sangre. Se movía con fluidez cambiando de chica en chica y conquistándolas a todas.

Kim miró a sus manos y vio que sus nudillos estaban blancos de tanto apretarlas. Las abrió y se levantó, dispuesta a bailar también.

Sus movimientos eran más torpes pero la gente la seguía, sobre todo las chicas. Parecía que empezaba a divertirse cuando una bebida fue a parar a su pelo y ropa. Se quedó en shock hasta que fue corriendo a los baños.

- Gran dilema: Hombre o mujer. -movía su dedo índice de puerta en puerta hasta que se decantó por mujeres.

Entró deprisa en un cubículo y se quitó la peluca. Estaba chorreando y apestaba a alcohol. Definitivamente no podía salir así. El olor se le inyectaba en los pulmones causándole nauseas y arcadas. Se quitó la malla de la cabeza, dejando sus limpios rizos libres. Junto a la peluca, fueron a parar las patillas y las cejas. Se quitó los pantalones y la camiseta, dejándose tan solo la camisa interior y las deportivas. Tuvo suerte de que la camisa fuera suficientemente larga. 

Salió a los lavabos a limpiar todas sus pertenencias. Tenía ya todas limpias, pero mojadas. Asomó la cabeza por la puerta y vio a un grupo de chicas. Se puso la ropa por delante para tapar sus piernas desnudas.

- Perdona ¿puedes ayudarme? -sonrió falsamente, tragándose su vergüenza.

Ellas rieron de su aspecto y entraron al baño. Kim suspiró hasta que un hombre se le puso enfrente. No era mucho mas alto que ella, llevaba gafas de pasta e iba muy bien arreglado.

- Eres linda, sígueme ¡Yuhu! -levantó la mano y caminó a una habitación bailando.

Ella no sabía si seguirle o no, pero no podía seguir medio desnuda. Corriendo fue detrás de él y cerró la puerta al entrar. Había vestidos colgados por las paredes. Largos y cortos, brillantes o con lentejuelas. Todos le resultaban preciosos. Acarició la tela de un vestido rojo. Era de seda.

- No. Yo sé un color que le vendrá mejor a tu tez. 

El hombre rebuscó entre muchos vestidos hasta que sacó uno. Era morado, con los hombros al aire y una fina cinta lo unía al cuello. Kim abrió la boca fascinada.

- Es precioso, pero no puedo. Yo…-la interrumpió.

- Devuélvemelo al final de la noche y no pasará nada -le dedicó una sonrisa sincera.- voy a por los zapatos y el maquillaje, vete cambiando. Y recuerda, quien te pregunte por el look dí que fue Rick Richard -abrió la boca mostrando su dentadura perfecta. Al final, algo podía salir bien.

Logan iba por su tercera bebida, aun que esta era más suave. No quería tener por la mañana una resaca inaguantable. Aun recordaba la de hace dos años. Desde ese momento se prometió beber moderadamente.

No vio a Christian por ningún lado, así que supuso que se lo estaba pasando bien con alguna chica. Sonrió. Él también estaba viendo muchas chicas calientes que no se resistían a sus encantos. Bailó al ritmo de una canción de Maroon 5. Le encantaba esa canción.

Se deslizaba entre las chicas con gran facilidad. Adoraba volver a esos sitios después de haber estado encerrado tanto tiempo. Y agradecía ver a tantas mujeres.

Se giró en una vuelta al ritmo de la música y se quedó estático en el sitio. 

Una chica de cabellos dorados y rizados, que caían sobre sus hombros desnudos, se acercaba bailando tímidamente a su zona. Era preciosa. Tenía curvas donde tenía que tenerlas. Su vestido morado le quedaba por encima de la rodilla y acentuaba sus pechos. Tenía unos rasgos muy delicados. No se había dado cuenta de que tenía la boca abierta. 

Esa chica sería suya.

Cambio obligatorio. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora