Todos los agentes evitaron cualquier movimiento brusco y Alexander aguantó el aire involuntariamente. El ambiente se puso tan tenso que se podía cortar con un cuchillo.
- ¡Tirar las armas! -exigió Matias mientras sujetaba con más firmeza el cuchillo que apuntaba al cuello de la joven.
Los policías obedecieron y poco a poco fueron soltando sus armas y posando sus manos detrás de la cabeza. Logan se encontraba en una camilla medio inconsciente, pero podía deducir que las cosas no iban bien. Y se sentía impotente al no ser útil para ella.
- Cálmate, Matias -una suave y grave voz vino tras la espalda de Matias. Él giró y vio como Steven lo miraba con tranquilidad.
- No ahora que tengo a la chica -gruñó- es mi oportunidad. Si no consigo lo que quiero, morirá.
- Pero ella no sabe qué es lo que quieres -le explicó Steven, acercándose a su hermano con cautela- no te puede dar algo que no tiene.
- Sé que miente -su mandíbula estaba tensa por la furia.
- Parecías un buen agente -le susurró Alexander a Matias con desprecio. Este lo miró con indiferencia y aferró a Kim más cerca de él. Y del cuchillo.
Ella pensaba alguna forma de librarse de esa situación. Pero su cabeza no trabajaba lo suficientemente rápido como para obtener un plan B. Aun que prefería no pensarlo, sabía que el final estaba más cerca de lo que habría querido. Pero, ¿quién quiere morir joven?. A pesar de haber tenido motivos durante los últimos meses, no podía pensar en irse y no volver a ver la apacible cara de Alexander, los brillantes ojos de Aron. La sonría tierna de Logan.
Lucha.
No puedo. Perdería más de lo que ganaría.
Varias voces se peleaban en su cabeza entre lo que hacer y lo que no. Podía arriesgarse y fallar, o esperar y fallar. O esperar y acertar. Era demasiado confuso y estresante como para saber cuál era la respuesta correcta. Kim se distrajo de sus pensamientos al oír la voz de Steven. Estaba demasiado calmado, como si ningún loco estuviera apuntándola con un cuchillo lleno de sangre.
- Vámonos a casa y olvidemos este capitulo de nuestras vidas.
Matias Beltran negó con la cabeza- no pienso moverme de aquí hasta que consiga lo que quiero. Y en este momento hay dos cosas que quiero.
Miró a Kim y acercó más el cuchillo, clavando la afilada cuchilla en su fino cuello. Rasgó piel y otro hilo de sangre manchó hasta la mano de Matias. Él sonrió abiertamente y separó el cuchillo lo justo como para no seguir cortando.
- No me dejas alternativa -gruñó Skyles.
A continuación, todo pasó muy rápido.
Steven saltó hacia Matias y forcejeó con él para conseguir el cuchillo. Kim estaba en medio y sentía como se ahogaba por la presión que hacía el asesino de sus padres sobre su cuello. El cuchillo estaba entre las manos de los hombres, pero el brazo de Matias estaba alrededor de ella, asfixiándola.
Alexander dio una señal y los policías recuperaron sus armas para atacar. Los tres se movían demasiado rápido y estaba temeroso de apuntar mal y dañar a Kim. Pero si no lo intentaba podía ser peor.
Kim agarró el brazo de Matias con sus manos y clavó las uñas en él, desesperada por tomar aire. Pero ellos seguían luchando por obtener el cuchillo.
Steven agarró del mango del cuchillo y tiró de él hacia atrás, consiguiendo rajar toda la mano de su hermano. No era su intención herirlo. Pero no podía dejar que él hiriera a una niña. Matias gruñó y tiró a Kim al suelo, con un golpe seco. Ella oyó como todos se abalanzaban sobre Matias para detenerlo y todo se volvió negro.