Se acercó a ella disimuladamente mientras bailaba al compás de la música. La tomó de la cintura y la giró, quedándose los dos cara a cara. La miró a unos ojos azules. Le eran vagamente conocidos, aun que con tantas luces de colores moviéndose de un lado a otro, no podía distinguir de dónde los conocía.
Ella sonrió mostrando una fila de dientes blancos. Bajó la mirada avergonzada, a lo que él no pudo evitar sentir ternura. Extendió su mano hacia ella, aún sujetándola por la cintura con la mano izquierda.
- Soy Logan ¿Cómo te llamas?
Ella vaciló unos segundos. No sabía si decirle la verdad. Era Logan, al fin y al cabo, confiaba en él. Sabía que no pasaría nada porque supiera su nombre y conociera más su parte femenina. Le extrañó que él no la reconociera, aun que con la iluminación que había, era más difícil que a plena luz del día.
- Kimberly -le estrechó suavemente la mano.
- Kim -Logan saboreó su nombre.
A ella su corazón le empezó a latir muy deprisa. Siempre se había preguntado como sonaría su nombre en los labios de Logan, y ahora lo sabía. Sonaba dulce y pícaro, sensual y tierno.
- Repítelo.
Logan la miró confuso pero con una enorme sonrisa, volvió a repetir su nombre. No una, sino cuatro veces.
La tomó de la mano y fueron a la barra a por algo de beber. Kim se sentía extraña estando así vestida, como una mujer. Extrañaba la altura que daban los tacones y como el maquillaje acentuaba sus mejores rasgos. Volvía a sentirse como cuando aun era tan solo Kimberly y su vida era normal y corriente.
Logan pidió dos refrescos y le apartó el taburete para que se sentara. Ella no conocía ese lado de caballerosidad de Logan. Supuso que era porque quería llevársela a la cama.La rubia quedó en shock ante aquel pensamiento. ¿Eso significaba que le gustaba? Miró a los ojos de Logan y vio un brillo en ellos. Pero este brillo no era burlón, sino sensual.
Se sentó frente a ella, le ofreció su refresco y al tomarlo, sus dedos se rozaron levemente. Logan sintió su piel suave como la seda y caliente. Él se sentía igual. Tenía una serie de nudos bien apretados en su estomago cuando la tenía tan cerca pero tan intocable. Sabía que era todo lo que necesitaba.
Kim se sentía pequeña y femenina a su lado. Era estúpido porque estaba acostumbrada a estar con él a todas horas, pero se sentía también vulnerable por mostrarse como realmente era. Al menos físicamente, porque personalmente, Logan ya la conocía.
- Nunca te había visto por aquí, y suelo venir aquí muchos viernes.
- Es la primera vez que vengo -se sonrojó inapreciablemente y dio un trago de su refresco.
Logan puso la mano en su barbilla y elevó la cara de Kim para que se mirasen a los ojos. Sus profundos ojos brillaban como nunca, y ella lo sabía bien. Notó como su respiración se volvía más rápida cuando Logan bajó la mirada a sus labios.
- Quiero presentarte a un amigo. Se llama Christian. Espera un segundo. -le dedico una sonrisa y se levantó.
Kim fingía una sonrisa hasta que Logan se perdió de su campo visual. Tomó su pequeño bolso y corrió a buscar a Rick. No lo encontraba por ninguna parte así que entró sola a la habitación. Se quitó en un tiempo record el vestido y se volvió a poner su característica ropa masculina. Agradecía estar acostumbrada a ponerse la faja del pecho y las horquillas en la malla de la cabeza. Colgó el vestido de donde Rick lo sacó y fue al baño de hombres.
Entró disimulando la cara y se la lavó con precisión en el lavabo. Cuando estuvo segura de que no quedaba rastro de maquillaje ni de Kim, salió a la pista.
A lo lejos pudo ver a Logan en la barra, con las manos en la cabeza y mirando a todos lados. Cogió aire y se acercó a él, sin apartar la vista.
- Hey, Logan
- ¡Christian! ¿dónde demonios estabas?
- Pues ya sabes, con las chicas -elevó una ceja de forma sugerente y pidió un refresco para disimular su fatiga por el cambio de ropa tan apresurado.
- Dios, Christian. Había una chica preciosa y por tu culpa la he perdido.
Kim se atragantó y clavó sus ojos en la nada. ¿Pensaba que era preciosa? Miles de mariposas revolotearon por su estómago y sintió como el calor subía a sus mejillas.
- ¿Por mi culpa? -se aclaró la garganta y volvió a repetir la pregunta, ya que a la primera no se entendió bien por culpa del nudo de su garganta.
- Si. Quería presentártela, pero no para que te la ligaras -entrecerró los ojos mirándola fijamente.
Ella empezó a sudar frió. Lo miraba de reojo y notó la expresión de su cara. Ya esta. Había descubierto que Kim y Christian eran la misma persona. Nunca debió haberse quitado la ropa empapada de alcohol.
Y a saber qué mas personas la habían visto.
- ¿Por qué me miras así? -dio un largo trago a su refresco en un intento de ocultar su nerviosismo.
- No me apetece seguir aquí. ¿Nos vamos? -preguntó abatido.
- Claro. -se levantó y salió del club junto a Logan.
En la calle hacía más frío que cuando salieron y la noche había caído por completo, dejando ver un cielo estrellado. Logan tenía una mueca seria. ¿Estaría enfadado por no haber podido acabar con alguna chica por culpa de la rubia? Inmediatamente Kim desechó esa pregunta para evitar el dolor de la respuesta.
- ¿Qué ha pasado esta noche? -preguntó Kim parando sus pies. Logan la imitó y se miraron.
- Eso me pregunto yo: ¿Qué ha pasado esta noche? -esa voz masculina venía de la espalda de ella, y no era de Logan.