Tras las pruebas de béisbol, Logan y Kim fueron a las clases de tarde. La clase de literatura fue aburrida, como siempre. El profesor no dejaba de hablar sobre fechas de escritores fallecidos y sus obras más conocidas. Nada interesante.
La última clase que les tocaba era química. En el laboratorio. Era la primera vez que iban para estudiar los elementos químicos sobre los que hablaban en clase.
Nada mas entrar por la puerta, el profesor Skyles repartía una bata, guantes y mascarilla para cada alumno. Kim se puso la mascarilla, que resultó ser casi del tamaño de su cara. Logan se burló de ella cuando la miró. Steven mandó que hicieran grupos de cuatro y, como no, enseguida Carlos agarró a sus tres amigos para que se pusieran junto a él en una mesa apartada, cerca de una ventana. “Por si las cosas se complicaban”, había explicado Carlos.
Delante de ellos, tenían varias probetas llenas. Pero una especialmente llamó la atención de la chica. Dentro tenía un liquido plateado, que invitaba a tocarlo. Lo reconoció de inmediato. Mercurio.
El profesor comenzó a explicar los elementos que tenían delante de ellos, pero Kim apenas prestaba atención. Estaba repasando los acontecimientos de la mañana y la conversación que había mantenido con Alexander. No le dio ninguna esperanza el saber que todavía no habían encontrado ninguna prueba relevante sobre el asesino de sus padres. Ella sabía que el juicio sería en unos meses. Intentaba no estar nerviosa, pero a veces le costaba. Gracias a Logan había conseguido abrirse y contar los sucesos de aquella fatídica tarde. Pero sin pruebas, no podían hacer nada. Ellos sabían que el delincuente lo había tenido todo bien planeado. Hasta la última huella. Y eso asustaba.
Kim reaccionó al sentir un codazo. Giró la cabeza y vio como Logan vertía el mercurio sobre un recipiente redondo de cristal, llamado placa de Petri.
- ¿Qué tenemos que hacer? -preguntó ella curiosa.
- Eso está explicando Steven.
Ella asintió y miró fijamente al mercurio. Era hermoso, pero muy tóxico. Debían de andar con cuidado sino querían olvidarse de volver a visitar el laboratorio.
- Chris, acércame el iridio -dijo Kendall.
Ella alargó la mano, pero no llegaba. Alzó un poco el cuerpo para llegar mejor a la probeta, pero aún seguía lejos. Intentó alargarse más cuando lo alcanzó. Se lo entregó a Kendall y volvió a concentrarse en su mundo, pero vio como el anillo de su padre estaba manchado de una sustancia plateada. Kim perdió todo color de su rostro y agarró un trapo para limpiarlo. Susurraba de forma desesperada por que el anillo estuviera en buen estado. Logan la miró preocupado, como frotaba el anillo que siempre llevaba.
- ¿Qué ha pasado? -Logan habló bajo para que solo Kim lo oyera.
- Mi anillo -susurró desesperada- lo he fastidiado.
Logan frunció el ceño, pero su preocupación aumentó cuando Kim soltó varias lagrimas. Él quiso abrazarla, pero el profesor, viéndose interrumpido, se acercaba a ellos. Logan la dio un codazo y ella guardó el anillo bajo su camisa.
- ¿Qué pasa aquí? -preguntó con tono seco.
- Casi se vierte el mercurio, profesor Skyles -explicó Logan en lugar de ella.
Stteven entrecerró los ojos al ver la cara de la chica y como agarraba algo que se encontraba bajo la bata blanca.
- Tener mucho cuidado.
Logan suspiró cuando Steven se alejó. Miró a su compañera, quien se tocaba en el lugar donde el anillo debía estar. Tenía la mirada perdida y el rostro sin apenas color.
Empezaron a hacer pruebas con los elementos, y Logan intentando hacer el trabajo suyo y el de Kim. Ella no despegaba la mirada de la mesa, y de vez en cuando escuchaba un sollozo.
Cuando la clase acabó, agarró a Kim del brazo para que se moviera, ya que cuando sonó el timbre que anunciaba el fin de las clases, ella no se había inmutado. Le había quitado la bata y la mascarilla mientras ella tiraba de los guantes con debilidad. No la soltó hasta que llegaron a su habitación. Ella se sentó en la cama y se agarro las piernas con los brazos.
- No me gusta verte así -susurró Logan- no quiero dejarte sola.
- No pasa nada, Logan. Ve a ducharte, estaré bien.
Logan la miró desconfiado, pero ella fingió una sonrisa que no terminó de convencerlo, pero que ayudó. Logan tomó su ropa limpia y entró al baño. Ella se tumbó en la cama y se sacó el anillo, que estaba enganchado a una cadena que colgaba casi siempre de su cuello. Observó los daños y vio una pequeña mancha oscura en el anillo. Sus ojos comenzaron a quemar.
Su padre, la había explicado que ese anillo llevaba siglos en la familia, y que era muy valioso sentimentalmente hablando. Su abuela lo había cuidado desde el día que su marido murió, y su padre lo guardaba desde pocos días antes de la muerte de ella. Y ahora que a Kim le tocaba guardarlo, lo había estropeado.
Se restregó los ojos y encendió la luz, ya que la habitación había quedado en las sombras debido al atardecer. Volvió a mirar el anillo, pero algo llamó su atención. Frunció el ceño y se acercó más el anillo. No entendía nada. Lo miró y lo miró. No podía ser, pensó. Apretó el anillo en la palma de su mano y miró al frente.
Habría jurado que había visto una R escrita en la mancha.