capitulo 17.

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Kim giró temerosa sobre sus talones y se encontró a la última persona que deseaba ver en ese momento.

- ¡Alexander! Que sorpresa -se acercó para abrazarlo pero decidió darle una palmada en la espalda.

- Puedes llamarme papá. ¿de dónde vienes? -preguntó mirando a Logan.

- De ese club -lo señaló indiferente y se acercó a Ron.- Hola señor Jiménez, yo soy Logan Henderson ¿Recuerda? El del celular -mostró una sonrisa de niño a la que Kim rió.

Alexander los miró a los dos confuso. ¿Qué tenían entre ellos?

- Tengo que hablar contigo, Christian. A solas.

- Entiendo cuando sobro -Logan subió las manos a la altura de la cabeza y se alejo.

- ¿Qué pasa? -dijo ella cuando ya estuvieron solos.

A lo lejos vio dos coches negros. Supuso que eran de la policía secreta y en uno de ellos había venido Alex . Aun que hacer un viaje de Nueva York a LA sin nada importante que ocurriera, le pareció una tontería.

- ¿No has hecho ninguna estupidez esta noche, jovencita? -sonaba furioso, pero ella no iba a dejarse intimidar.

- Si. Si soy culpable por bailar y divertirme, sí he hecho una estupidez -contestó entrando en su juego.

Alexander la agarró del brazo y la acercó a uno de los coches negros. Fuera de cada uno había dos hombres vestidos de traje oscuro y un corte de pelo muy similar.

- Estos chicos que te han vigilado, me han comentado que han visto a una rubia muy parecida a ti.

- ¡Hay miles de rubias en LA! -se zafó de su agarre.

Frunció el entrecejo. No podían haberla visto. No había estado ni una hora vestida como Kim y tan solo Logan se fijó en ella. Logan. Giró la cabeza y lo vio con las manos en los bolsillos y, por la boca, dedució que estaba silbando.

- ¿Y por qué justamente esa rubia ha ido a parar con tu amigo?

- Muchas chicas han ido a parar con él ¿nos estuviste espiado? -dijo, indignada.

- Por supuesto que si. Nuestra obligación es mantenerte segura y más cuando eres menor. 

Ella notó la oscura preocupación en sus ojos y se sintió desfallecer. Los había dañado y todo podía haber sido peor si alguien más la hubiera visto. Dios, no se le ocurría otro sitio mejor para mostrarse que en un club lleno de Los Ángeles, un viernes por la tarde. Se maldijo mentalmente y suspiro.

- Lo siento…-fue un suave susurro que todos oyeron.

Alexander exhaló pacientemente y asintió con la cabeza.

- Nos volvemos al internado, haces tu equipaje y te mudas a Idaho.

- ¿Qué? ¡no pienso irme! No ahora, olvídate.

- Has cometido una imprudencia muy grave

- No he cometido nada, Alex -lo miró a los ojos. Si quería conservar su nueva vida, tenía que sacar la artillería pesada y mentir como una actriz dispuesta al Oscar.

- Entonces, explícamelo. Desapareció Christian y apareció una rubia igual a ti ¿Qué hiciste?

- Me vertieron la bebida encima, tuve que ir al baño de hombres a secarme. Por vergüenza a salir, me quedé encerrada en un cubículo. Nadie me vio, por suerte. Cuando se secó un poco me la puse. Mira, toca. Aun está mojada -tomo la mano de Alexander y la llevó a su manga, aún húmeda- y respecto a la rubia, no vi a nadie que se pareciera a mí.

Él entrecerró los ojos mirándola y asintió.

- Ve con él. Pero que sepas, que vais a tener dos coches pegados a tu trasero.

Kim sonrió abiertamente y le dio un afectuoso abrazo. No podía culparlo de preocuparse por ella. Fue con tranquilidad hacia Logan y le indicó con la cabeza que siguieran el camino.

- ¿Quiénes eran esos tipos, Chris? -preguntó Logan confuso, mirando a los coches.

- Amigos de mi padre, no te preocupes.

- ¿Pero no vivía en Atlanta?

- Me ha dicho -se aclaró la garganta- que tenía negocios aquí y aprovechó para verme.

- Genial.

Cuando ya estuvieron en el apartamento de Logan, él la guió a su dormitorio. La casa tenía tres dormitorios. pero solo estaba Logan. Quizá sus padres estaban de vacaciones o en un viaje de negocios. Eso la extrañó pero prefirió apartar el tema para la mañana, ya que estaba agotada y triste por haber tenido que mentirle a Alex.

Se puso un pijama de su bolsa y se tumbó en la cama. Misteriosamente, olía a él. Era un olor acogedor y masculino que la hacia enloquecer. La abrazaba íntimamente. Quería tener ese olor impregnado para siempre. 

Volvió a lo que pasó en el club y una enorme sonrisa se formó en su rostro. La había mirado como Kim, la había tocado como Kim. Su corazón no podía sentirse mas satisfecho y con mas ilusiones. Pensó que algo bueno nacería de aquello.

Cambio obligatorio. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora