·Forbidden Love·

·Capítulo 2 : Empleados·

<Anastasia>

-Bueno, y lo último que queda es reforzar esas bisagras, las sentí flojas al entrar en cada espacio, a futuro podrían lastimar a alguien, o incluso peor, se podría caer encima de alguien, lo que nos costaría mucho ahora una demanda con todo lo que estamos invirtiendo – le digo a Pedro que toma nota de todo, el podrá controlar muy bien este edificio, pero la jefa soy yo.

-Si señorita Steele, algo más que deba saber? – niego con la cabeza.

-Eso es todo Pedro, te veo mañana por la mañana, tal vez levantemos algunos sacos de arena – le guiño el ojo y se ríe sereno.

Siempre que vengo hago uso de mi cuerpo para olvidar los problemas que tengo en mi vida, una de ellas, es la empresa.

Marcho para el auto, bajo por las escaleras, este ascensor todavía le falta reprogramar el tablero.

Massimiliano me abre la puerta trasera del auto para partir de una vez por todas a uno de los lugares que paso más tiempo de mi vida trabajando pero que poco me gusta estar.

Steele's Buildings

Entro apresurada mi secretario, Darwin Wolf, de 28 años de edad. Viene con su tableta electrónica para bombardearme con citas atrasadas.

-Lo se! – levanto la mano para que pare – sé que llego tarde pero la junta esta lista?

-Si señora Steele, pero debe saber que la cita con el señor Ivelic se cancela debido a que su secretario personal llamo para cancelar por falta de tiempo – que le habrá pasado para cancelarme?

-Esta bien, no pasa nada, no me pases llamadas .. lo sabes! – le tiro una mirada amenazante para recordarle lo mucho que me molesta que me interrumpan en momentos de trabajo.

-Sí, señora Steele,¡no se preocupe! – paso y los veo a los cuatro, cinco en realidad contando a mi primo.

Todas las mañanas, sin faltar un día menos los fines de semana, tenemos la junta de la empresa para saber como marcha todo. Desde que levante esta empresa de las cenizas, no duermo bien, no como bien, no vivo bien, solo vivo para mantenerla en lo mas alto de la cima.

No dejaré que nadie pisotee el apellido Steele, nadie.

-Buen día chicos, preparados? – digo entrando en mi espaciosa oficina, dejo mi maleta junto con mi vestuario, debería cambiarme pero lo haré después de que se vayan todos.

-¡Buenos días jefa! - gritan al unísono.

-¡¡Que hombres tan viriles !! – hago una pequeña broma y todos se ríen desinteresados.

-No hace falta que también te salude como un jefe, ¿no? digo, porque también soy el vicepresidente de esta empresa! – mi primo Owen siempre tan ocurrente.

-Para nada Owen, pero veamos de una vez que tenemos hoy – digo al sentarme en el centro de la mesa de trabajo.

Mi junta siempre está compuesto por cinco personas, mi primo el vicepresidente de la empresa, mi mano derecha de confianza y que se hará cargo de ella si me pasa algo o me ausento. Él sabe que debe hacer en cualquier tipo de caso, lo que no me convence es dejarle en la parte física.

Miro hacia las caras de mis empleados, son todos hombres, trabajo en su mayoría con hombres por la rama en la que trabajo, no discrimino a las mujeres, ni tampoco las desprecio, soy una, pero no son para este tipo de trabajo.

Yo sí lo soy, porque mi abuela me formo para este día, con tan solo 23 años, dirijo la empresa familiar. Soy de las más jóvenes entre todos esos viejos de afuera, pero eso es tema para otro día.