·Capítulo 24 : Rendida·

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<Anastasia>

Lunes 

Odio tomar el día libre, pero lo tuve que hacer mintiendo a Owen de que tenía dejar la ciudad para fijarme personalmente unos materiales, al principio dudo e imaginó que lo abandonaba pero cuando le dije la localización de donde iba se quedo tranquilo. 

Aris vino por mi apenas salía de mi edificio, no me dejo ni pasar por la obra, a cambio pedí a Oliver que pase para fijarse los errores que le dije la semana pasada. Ahora estamos saliendo los dos solos de la ciudad en su auto, no dice mucho, sólo tiene la vista clavada al frente para manejar seguro. 

Admiro su perfil, Aris sin mirar toma mi mano y besa los nudillos. Quiero soltarme una vez que termina de hacerlo pero la sigue sosteniendo con fuerza. Quiere decir mucho con ese gesto, lo sé, no piensa soltar esta mano ni por mas que le entre una navaja al cuello. 

Intento amarlo mas de lo que ya hago, le debo la vida, me salvó de ese infierno, ese incendio donde consumía la cabaña familiar y yo atrapada entre esas llamas. Quiero darle menos importancia a lo que sienta y dejarme llevar, como si fuera una persona sin sentimientos, una maquina para ser mas exactos, por sus exigencias mas que nada. Pero no puedo hacerlo. 

No quiero sentir, no quiero pensar, pero en el amor y en los sentimientos es difícil que uno mande cuando ellos son lo que mandan en ti. Hace poco este sentimiento que crece dentro de mi dice que puede haber una vida mas linda, una vida mas llevadera, una vida mas calma. 

Alguien en el que me pueda apoyar siempre. 

No esta vida de amantes, de desear lo prohibido, de querer tenerlo. Pero así es mi carácter, cuanto mas prohibido, mas lo quiero, lo deseo con todas mis fuerzas. No lo puedo evitar, es una fuerza tan grande que se mueve dentro de mi y que toma mi voluntad para aplastarla porque cuando se trata de amar no hace falta voluntad, sino que tu alma se mueve por sí sola hacia esa persona que te entregará todo de sí mismo. 

Y Aris eso .. no creo que me lo pueda dar ni aunque sea una vez. Porque ya me convirtió en una persona mucho diferente a los demás, una mujer sin límites ni barreras, una mujer que cuando quiere lo tiene y lo que desea tiene que hacerse realidad pero por lo que yo aprendí no todo se puede en esta vida. 

Todo esto sin él .. sin Aris a mi lado, sólo esta a mi lado cuando las cosas se complican. 

-Bajemos, hemos llegado - me avisa y bajo con cuidado, estar sentada en el auto me dejo media dormida. 

-¿Que casa es esta? - digo al ver el frente. 

-¡Mía! de quien mas? - dice arrogante como siempre lo es. 

Es una enorme mansión rodeada por árboles altos, pinos bien cuidado por los respingón que se ven, verdes en su color mas intenso, un hermoso buzón de madera tallada, no tiene el apellido de ninguna familia. La mansión es gigante por fuera, todo en tonos blancos y amarillo, delicada y bien definida en sus líneas, me hace recordar al palacio de versalles, ventanales cuadrados pero altos, diviso que tienen cancha de tennis y un enorme jardín lleno de flores silvestres. La fragancia de las flores mezcladas con los verdes de los pino y árboles me calman, se mezclan con el aire del cielo para pasar cerca mío casi en una caricia. No tiene verjas ni ningún cercado.

Aris toma de mi mano y nos adentramos en la mansión, todo esta impecable, muebles blancos, poca decoración y no veo a nadie para servirnos, prende la fogata en la chimenea. Deja su valija sobre la sala del living y hago lo mismo al sentarme. 

Viene con dos refrescos, no piensa tomar a estas horas, se lo ve mas serio que de lo normal. 

-Gracias - digo al aceptar cuando me lo pasa. 

·Forbidden Love·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora