<Anastasia>
1 Semana después
-¡Gracias Fausto! estuvo riquísimo el batido de hoy - lo fue, aunque algo pesado, de seguro lo licuo con algún cereal.
-¡Andiamo! - me habla en italiano otra vez - ¡velocità con cui è in ritardo! - dice como si fuera una madre y le sonrío para tirar un beso imaginario. (¡Vamos!) (¡rápido que se te hace tarde!).
Nota mental, hacer que tome clases de inglés americano, tiene que cambiar esa manía de querer hablar italiano, acá la gente se podría aprovechar porque es extranjero y no quiero, a demás esta en suelo estadounidense, ya es hora con el tiempo que lleva.
Owen ya partió pero veo el puesto de fruta del señor Mario, es un señor de mayor edad que para con su puesto cerca del edificio donde vivo. Siempre le compro algunas frutas no por compadecerme de él, sino porque me cae bien, y es educado, no como otra gente que se aprovecha por venir a un barrio caro para vender cosas por el precio de los cielos.
Tengo dinero de sobra para dejar de trabajar mañana mismo pero no malgasto mi dinero. Me acerco caminando, Massimiliano entiende que quiero hacer.
-¡Señor Mario! - lo saludo alegre con un abrazo, él se averguenza de saludarme en sus fachas con el delantal verde pero para mi es todo lo contrario, huele a frutas tropicales, siempre - ¡hace mucho que no venía por aquí! ¿le ha pasado algo? - le pregunto aún con ese olor particular a frutas en su cuerpo, soy muy sensible a los olores pero todavía no llego el día que huela algo malo de él.
-¡Anastasia!, lo mismo digo, solo que me enfermé un poco - se excusa y lo noto fisicamente cansado - tuve una leve neumonitis, pero todo está bien, mis hijos me cuidan.
-¡Ay señor Mario, por favor cuídese! - digo con lamento sincero - o sino ¿a quien vendré a comprarle la fruta ? - digo para bromear y se anime un poco.
-Lo sé Anastasia, igual te agradezco que siempre me compres, esto es para ganar dinero para mi, mis hijos me lo dan todo pero no puedo depender de ellos siempre, para mis gatos esta este puesto - asiento y miro que puedo comprar.
-Veo que el mango esta maduro, necesito dos kilos, hoy pienso hacerme un rico zumo de mango - inmediatamente mete en la bolsa de madera dos kilos y un poco más.
Siempre pone de más, aunque no se lo pida, dice que es por el agradecimiento de comprarle fielmente a su puesto. Termino pasando la bolsa a Massimiliano que espera por mi, se que es tarde pero me tomo mi tiempo con las personas que aprecio de verdad.
-Nos vemos señor Mario, se me hace tarde para el trabajo - le digo para despedirme con un cálido abrazo.
-Lo mismo Anastasia, ¡espero cruzarte mañana como siempre! - lo saludo con la mano y me meto al auto, le hago señas a mi guardia para que vaya directo a conducir.
Tomando el camino para la empresa llamo la atención de mi guardia una vez que para en un semáforo rojo.
-Avisa a Fausto que le compre las frutas al señor Mario y llévate los mangos para casa, entendido ? - nos miramos a través del espejo retrovisor.
-Sí, señorita Steele - me acomodo en el asiento mirando por la ventana, hoy esta gris el cielo, ¡como no! si Seattle es la típica, grisácea y húmeda ciudad.
Me pregunto cuando vendrá Aris a verme, necesito verlo, necesito saber que todo esta bien y que nuestra clandestina relación no terminó.
Él es mi estabilidad, él es todo para mi, lo respeto como a pocos lo hago.
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·Forbidden Love·
FanficAmores Prohibidos .. Quien no lo tuvo ? Quien no desea tenerlo ? Quien no sintió alguna vez lo prohibido ? lo inalcanzable ? Quien no engaño a alguien ? Quien no se tentó a cruzar la línea de su límite ?