CAPÍTULO 28: QUIEBRE

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Hola! Con la sorpresa que estoy perdiéndole miedo a Wattpad y ya subí mi primera imagen al fic (dejando de lado la portada), se trata de un "live" de Daniel Lascurain.

Como nota, es una imagen modificada para que el modelo luzca más como Dan! Qué les parece? Habrá más pics de otros personajes si les gusta la idea.

Y bueno, vamos con la historia!

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Había tomado el riesgo de ser brutalmente honesto. Después de la discusión en el VIP de Zaphyr fue tan obvia la aprehensión que había sentido hacia su esquiva persona que no tuvo más opción que aceptar lo que ya sabía: estaba enamorado de Kyan Novak.

Era tan extraño volver a tener sentimientos así por alguien y a decir verdad no había pensado volver a tenerlos por nadie nunca más en su vida, no después de haber dado aquel adiós devastador...

Pero así era y se trataba de la persona definitivamente menos apropiada. Su sentido común ahora carecía de opinión y sin tener realmente un plan había salido tras el asesor financiero para alcanzarlo justo cuando estaba a punto de abordar un taxi, listo para desaparecer.

Así que lo siguió porque la impresión de que Kyan huía no podía soportarla. Nunca hubiera esperado que en respuesta a su petición de tener una charla de personas normales, Novak lo hubiera llevado a su departamento, pero claro, era absolutamente imposible para él poder predecir a ese sujeto.

Estaba fuera de su comprensión el por qué había elegido a alguien como Kyan para obsesionarse, no es que fuera algo voluntario, estaba consciente de la mala elección que eso representaba. Ese financiero era casi ocho años menor que él, era orgulloso, explosivo, brillantemente mordaz y hermético, el destino los había puesto trabajando juntos y además no podía obviar el hecho de que fuera un hombre.

Pero, ¿cómo dejar de pensar en su rostro ruborizado llegando al cielo del sexo?

El olor de su piel cremosa, el magnetismo irreal del que era dueño, su inteligencia, su ambición, su cuerpo esbelto, sus agudos ojos del color irónicamente cálido de un atardecer.

Cada segundo a su lado ese largo día había tenido que reprimir el deseo de simplemente tocarlo aún a sabiendas de que lo último que decía querer el luxemburgués era su interés romántico, o al parecer, el de cualquiera.

Daniel no solía ser tan celoso o posesivo... sólo... cuando en verdad se enamoraba.

Poco le importaba ya una explicación. No hacía diferencia si era rechazado, la verdad es que no podía volver sobre sus pasos y no tampoco sabía cómo detenerse. Después ayer se había hecho obvio que sus sentimientos no eran precisamente correspondidos y ahora estaba seguro de que en algún momento, el sexo que habían tenido hasta el momento había tenido tintes de forzamiento. Y sí, costaba trabajo aceptar eso, no le gustaba en absoluto.

Había perdido completamente el control.

En el departamento del asesor había requerido de todos sus esfuerzos para no besarlo y romper la delicada confianza que inesperadamente él le concedía.

¿Cómo enfriar su mente y su cuerpo? Se sentía tan perdido como un adolescente.

Alguna vez su padre le había dicho una frase "El amor es como fumar, sino sabes hacerlo te ahogarás como un idiota". Y vaya que su padre era un gran fumador. Sonrío. Su viejo tenía razón.

Suspiró pesadamente con los ojos plateados fijos en el techo de su habitación.

Quizá llevaba demasiado tiempo dedicado a divagaciones, pero esa tarde era un espacio obligado que había creado en su apretada agenda. Se había tomado el día libre por primera vez en meses.

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