Capítulo 23: EL HOMBRE QUE AMO

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Me gusta el ambiente corporativo de éste capítulo, es tan diferente al género fantástico que suelo escribir.

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El lunes había terminado y con ello, el plazo final del proyecto Rá. El tiempo había pasado tan rápido desde que había accedido a participar en él. Aún recordaba a Roger sentado frente a él en aquel bar, como en los viejos tiempos, llamando a una vieja camaradería que ya no existía.

De alguna manera su no fue un .

Y LD era de pronto la nueva constructora de ese casino.

Se arrepentía tanto de volver a Muggen esa mañana. No había esperado que el asesor financiero del proyecto fuera el mismo hombre que había llevado a casa apenas dos días antes.

Kyan Novak entraba en su vida. Era como si el universo hiciera "click".

- Aquí tienes, completamente terminado- le dijo Hilda, su asistente, entregándole la memoria portátil, sus ojos azul obscuro lo veían con un brillo de satisfacción tras sus lentes transparentes.

Ella formaba junto con Andrew Kelly y dos asistentes más, el equipo que le había ayudado con el proyecto. Lascurain había querido desde el principio encargarse de absolutamente todo, pero sumar esa labor a su ya de por sí apretada agenda de trabajo, resultaba imposible. Cuando Kelly, que siempre mantenía su opinión muy dentro de sí, le pidió que admitiera más ayuda, comprendió que estaba llevando su obstinación demasiado lejos.

Ya eran las tres de la tarde y hora de comer, así que agradeció a su equipo y les invitó a pasar a la cocina del castillo, donde su cocinera, Edite, les había preparado algo especial como agradecimiento de su parte. El único que no lo obedeció puntualmente sería precisamente Andy.

Durante la siguiente media hora repasaron la presentación animada que sería exhibida y revisado los últimos detalles minuciosamente. Y luego Daniel, con material digital e impreso, estaba listo para marcharse. Mas camino a la salida, supo que Kelly lo seguía.

- Daniel... perdona, pero... me preguntaba...

- ¿Sí?

- Tal vez podría acompañarte a Muggen. Me gustaría estar ahí, digo, en la presentación. No es que necesites ayuda claro, pero... sería bueno... para mí ¿entiendes?

Claro que lo hacía.

El joven arquitecto también había trabajado duro en el proyecto y era un tanto frío el dejarlo fuera, lo cierto es que hasta ese momento no se había dado cuenta de que lo estaba haciendo.

- Ve a comer algo, Andy y alcánzame allá. Claro que me gustaría que me acompañaras. Hay mucha gente que tendrías que conocer.

Una radiante sonrisa brilló en él.

- ¡Por supuesto!

Ese hombre ambicioso le recordaba a sí mismo hacía 10 años.

Respiró profundo mientras se dirigía a la salida.

Tendría unos minutos para relajarse antes de llegar a Muggen, no necesitaba revisar su apariencia de nuevo, estaba impecablemente enfundado en su traje Tom Ford negro de botones de plata, camisa y corbata de seda en tonos beige. Se había esmerado un extra a decir verdad y quizá su interés en verse bien esa tarde no se limitaba a un grupo de financieros.

Su limousine y Viriato ya lo esperaban. Su majordome lo saludó, abriéndole la puerta y él le agradeció con un obrigado* sincero. 

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