AFFAIR

CAPÍTULO 13: ANESTECIA

Hola, hay algo que me gustaría que supieran antes de empezar a leer.

En este capítulo (y en otros más adelante) hay separaciones, para el que sea observador es obvio el por qué, pero de todos modos les explico que no es un cambio de escena -todo el capítulo es una escena corrida- sino es más bien debido a un cambio de perspectiva (una parte es desde el punto de vista de "S" y la otra desde el de "R") como escribí antes, es algo obvio y quizá ni debería mencionarlo, pero prefiero hacerlo.

Y también les he dejado en la sección de "conversaciones" unas fichas de personajes para que no se pierdan, tampoco son tantos pero igual sirve.

Ahora si, sin más dilataciones...  ¡¡¡¡LEMON!!!!

*yum yum yum*

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El gran O mostraba a sus dos invitados, Borden y Köhler, a un joven en la barra que era tan hermoso que fácilmente podría ser confundido con una chica. ¿Esa era la nueva tendencia del doctor para aquellas fiestas privadas?

- No, no para mí- declaró ella tajantemente en menos de un segundo.

- Ah, entiendo tu negativa, querida. Pero ciertamente él parece más una chica que un muchacho, ¿no te parece?

Quizá eso fuera cierto, pero Olaf no entendía la verdadera razón de esa negativa. Era precisamente su piel aterciopelada, sus ojos grandes, y su dulzura las que le hacían declinar la oferta. Ése joven de pronto le recordaba demasiado a su amante Abrianna y desde siempre, había tenido la regla de no involucrarse con nadie que pudiera recordársela. De alguna manera bizarra, lo consideraba una falta de respeto.

Reiner en cambio lo seguía mirando sin contestar.

Intentaba comprender por qué ese muchacho de la máscara de encaje llevaba una mordaza en la boca, un personaje así debería mostrarse de cierta manera, ¿no es así? y sin embargo, él parecía fuera de lugar, sin disfrutar estar ahí. Esa incongruencia le hizo sentir curiosidad.

- R- lo mencionó su anfitrión usando su inicial- acompáñame.

El gran O no perdía detalle.

Mientras avanzaban hacia él, el alemán dijo lo que rondaba en su cabeza.

- Dices que es novato e ideal para nosotros. Suena casi como si fuera tu mercancía.

El anfitrión se lamió los labios como un gato engolosinado.

- Esta noche lo es, a él le encanta representar su personaje- pareció bromear, aunque seguramente no del todo- ya te darás cuenta a qué me refiero. Además, como "mi mercancía" que es, no quiero dañarla tan pronto y mis invitados pueden llegar a tener gustos un tanto extremos- confesó entretenido con la comparación- Es demasiado joven y frágil para que su cuerpo aguante demasiado. Es muy pronto para asustarle porcompleto.

Eso tenía un poco de gracia, muy siniestra por cierto.

El doctor Lundgren también parecía disfrutar su personaje, pensó Köhler.

- ¿Asustarle... por completo, has dicho?

El anfitrión se pasó la mano por escaso su cabello cano, despeinándolo un poco mientras reía.

- Me gusta tu atención a los detalles. Pero S está dispuesto a cooperar, te lo aseguro. Lo he entrenado para esta noche. No tienes que sentirte culpable por hacerle un poco de daño- rio- ¿Quieres saber un secreto? En realidad a él le gusta el dolor, no puede parar de ansiar sufrimiento, tanto que lo busca incesantemente en su vida.