Prólogo

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Las hojas de otoño caen por milésima vez, comienza a hacer frío

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Las hojas de otoño caen por milésima vez, comienza a hacer frío... se acerca el invierno. Me muerdo el labio mientras veo las hojas a través de la ventana de mi cocina. Estos últimos años he agarrado el gusto por el café. 

Mi padre me ha preguntado como le he hecho para verme tan joven y la verdad, es que yo también me lo he preguntado muchas veces. Tengo 27 años y me veo recién salida de la adolescencia... me imagino que cada persona envejece a su manera.

Comienzo a hacer el desayuno, para cuatro personas. Dos adultos y un par de niños traviesos. 

—hola tia, ¿que hiciste hoy?— Sean se acerca a mi con sus ojos color azul claro brillando por el aroma que desprende mi comida. Le sonrío a mi pequeño sobrino con el cabello oscuro del mismo tono que mi hermana. Aún no puedo creer que ya hayan pasado casi diez años desde su muerte. Grecia murió por que no pudo aguantar el parto, recuerdo haber llegado al hospital y... los doctores me dijeron que no sobrevivió. 

No se porque, pero todo eso es borroso. 

—hice tu comida favorita, sandwiches— me río, la cara de Sean se ilumina. Doy gracias a dios de que su comida favorita es igual a la mía

—a mi hermano no le gustará...—su voz es un poco infantil pero lo entiendo aún sigue siendo un niño 

—¿porqué ah?— sonrío

—la comida favorita de mi hermano son los hot dogs— y me quedo callada. Tengo un raro presentimiento en mi cabeza... a otra persona le gustan los hot dogs pero, por más que hago que mi cerebro esculque en lo mas profundo de si... no logro dar con nada. ¿A quien más le gustan los hot dogs?

—amo los hot dogs— interrumpe la voz de su hermano gemelo, Ocean. Si fuera la primera vez que los viera no podría distinguirlos más que por su tono de color del cabello. Pero he crecido con ellos, les he cambiado el pañal, he visto sus primeros pasos, he velado por ellos cuando se enferman, he llorado el primer día de clases, he sonreído con ellos. Y con el paso del tiempo te das cuenta que Sean es más energético y más amistoso. Ocean es más reservado y determinado pero... eso si, son los reyes de las bromas. 

¿Qué puedo decir? me he convertido en madre sin siquiera pedirlo pero... no me arrepiento de nada. 

—¿mañana puedes hacer hot dogs?— pregunta Ocean sentándose en el comedor con un libro en mano 

—por supuesto, Ocean— el asiente, muy enfocado en su libro— ¿qué libro lees? 

—lo he encontrado en la bodega que rentaron hace unos años, ahí metieron varios de tus recuerdos de la graduación y esas cosas...—dice, sin voltear a verme— hay muchos libros y uno de ellos es este—me enseña un libro un poco desgastado de las puntas pero en excelentes condiciones. Tampoco se, por que mi corazón se salta un latido al ver que libro es... cumbres borrascosas... ¿de donde he conseguido ese libro?—este libro vale millones, tía— Ocean me sonríe con su sonrisa que tanto amo— ¡esta firmado por la autora!— yo niego, tal vez este mintiendo. Le preguntaré después a mi padre de donde me ha regalado ese libro. 

—después vamos a la bodega y agarras los libros que gustes—Ocean me sonríe, agradecido. Creo que este niño es un genio... un genio de las bromas también— me tengo ir, despierten a su abuelo—anuncio y ellos asienten, muy sonrientes. 

Frunzo el ceño mientras me pongo mi abrigo, los gemelos se han parado de un salto de la mesa y se han ido corriendo a la habitación de mi padre. 

Cuando ya estoy cerrado la puerta principal, oigo el grito de mi padre.

—¡pequeños demonios, vengan acá!— las risas de los gemelos se hacen presentes mientras yo también, me río. 









Nunca le he querido decir a mi padre, ni a mis amigos de lo que siento cuando voy por las calles, cuando salgo. Al principio pensé que de verdad alguien me estaba siguiendo pero, cada vez que volteaba para poder encarar a quien sea que me estuviese siguiendo, no me encuentro con nada. No hay nadie más, sin embargo siempre he sentido como si alguien me estuviese cuidando. Tal vez sea un ángel guardián o no lose, ya me estoy volviendo loca. 

Pero, siempre... siempre en los últimos nueve años he sentido que me siguen... que me cuidan de todo mal o de lo que sea. Y es por eso, que nunca me he sentido insegura cuando voy caminando sola. 

Quien sea que me este siguiendo le doy las gracias por que lo ha hecho muy bien durante nueve años. 

Entro a la empresa donde estoy trabajando, me he graduado en licenciatura en artes y tengo una segunda carrera, literatura inglesa. Gracias a eso, gano muy bien y no tenemos que sufrir de dinero como cuando yo era adolescente. 

Saludo a Clark, quien es el recepcionista de Editorial más cotizada en Seattle, mi trabajo aquí es simple, hago las portadas de todos los libros que llegan... ya sean pintados, digitales, a computadora. Yo me encargo de eso. Pero el éxito de todo esto es mi equipo de trabajo, le debo mucho a mi mejor amiga Leyna quien trabaja conmigo desde hace dos años. Y, mi novio. 

Seth Walk. Cuando entro la oficina donde hacemos todas las portadas, ellos me saludan y es cuando capto la atención de mi novio. Seth es guapo, tiene la mandíbula marcada, su cabello es color negro como el mío y sus ojos son de un azul claro brillante. Siempre me ha dado la impresión de que el azul claro es puro, es verdad. 

—hola, pequeña— me saluda Seth con un pequeño beso en los labios. Cuando beso a Seth siento mariposas en el estómago pero... ¿por que no me convence? llevo dos años con el y en todo este tiempo me la he pasado muy bien, lo adoro como no tienen una idea. Pero, ¿por que no me complementa?— ¿ya te había dicho que amo tus ojos?— me río, mis ojos son de un color verde jade pero con pequeñas motas color rosa y rojo... minúsculas. No quise ir al doctor para ver si era un problema... así soy yo...¿cual es el problema?

—gracias, Seth— sonrío y mi novio me regresa la sonrisa— preciosa...— trato de que no se me note la sorpresa en mi mirada, esa palabra... aunque no quiera admitirlo despierta algo en mi. Como una chispa en mi corazón. ¿Qué es?

Miro a mi novio, miro a mis amigos, miro a mis sobrinos, miro mi trabajo y miro vida. Lo tengo todo, tengo una vida perfecta y nadie me lo puede quitar. 

Y entonces, ¿porqué siento que le hace falta algo? 

¿Porqué mi cerebro siente un pequeño vacío, como si le hubieran quitado una parte esencial de mi historia? 

¿Porqué mi corazón siente que falta alguien en mi vida?




Algo esta sucediendo.

No se porque mi corazón siente que algo se acerca, algo que sin duda alguna....

cambiara mi vida.











Maldita Realidad #2 (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora