C16: Perdón

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—Scott, me acabo de arrepentir que me hayas dicho que corren rápido— me froto las sienes mientras agarro los vegetales en el aparador del supermercado

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—Scott, me acabo de arrepentir que me hayas dicho que corren rápido— me froto las sienes mientras agarro los vegetales en el aparador del supermercado. Hemos venido los cuatro a hacer las compras en el supermercado cerca del departamento, en cuanto los gemelos pisaron el establecimiento han desaparecido de mi vista y aunque apenas voy en la sección de verduras y frutas cada vez que volteo veo un artículo nuevo en el carrito. Scott lo viene manejando, voy a unos cuantos metros delante de el. No puedo evitar pensar que somos una pareja... y que los gemelos son nuestros hijos. Que somos una familia.

—es la primera vez que pueden usar sus poderes mientras tu lo sabes— se ríe

—¿qué has estado haciendo estos años?—pregunto, mientras huelo unas fresas

—he estado viviendo a las afueras de Portland cuando buscaba pistas de tu hermana y, cuando ibas a la universida— dice, recordando—pero, vivía casi siempre en la casa de mis padres... es la más cerca de tu casa— asiento, escuchándolo— viajaba con Dominic a Italia, a hacer cargos de mi padre o a Francia, de mi madre—me mira— mi vida no volvió a ser la misma, no desde que te encontré— suspiro

—¿has tenido aventuras con alguien más...?—me muerdo el labio— ¿has estado con otras mujeres?—y la verdad, me arrepiento de preguntar no quiero saberlo. Scott se ríe.

—preciosa, no hay nadie quien pueda igualarte. No hay nadie que pueda hacerme sentir ni la mitad de lo que me haces sentir cuando estoy contigo— me mira, profundamente—la respuesta es no, ni siquiera un beso

—oh—digo y una sensación de culpabilidad se instala en mi cuerpo. Yo he estado con Seth y siento que lo he engañado. Seth... ¿qué carajos voy a decirle?

—los únicos labios que siempre voy a querer besar son los tuyos— mis mejillas se encienden— y Alaska, estas eligiendo una fruta echada a perder— señala y mi vista se dirige a la fruta, una fresa pero yo la veo normal. Scott se posiciona en frente mío y me quita la fresa de mi mano. La mira.

—¿vez como su color se degrada?—explica— no es por la fresa, la tierra donde fue cosechada es tratada con aguas no muy decentes— y deja la fresa— ventajas de tener un vínculo con la naturaleza—me guiña un ojo mientras el comienza a elegir la fruta. Sonrío para mis adentros, adoro como frunce el ceño cuando se concentra. Regreso al carrito y saco algunas cosas que los gemelos han dejado y no se ni en que momento lo han hecho.

Unos minutos después, Scott regresa con varias bolsas de fruta y verdura, todas con un olor, color y textura perfecta. Trae, también un tarro de cerezas. Deja todo en el carrito, abre el tarro e introduce una cereza en su deliciosa boca. ¿Cómo es que después de tantos años puede hacerme sentir como la primera vez que lo vi? Mismo chico, mayor intensidad.

—¿Sabes?— interrumpe mi admiración hacia el— casi nunca te sonrojabas y las pocas veces que lo hacías, era muy intenso—se pierde en sus recuerdos— como una cereza—se burla— Alaska, eres mi Cherry— me río, me rio como nunca lo he hecho, segundos después Scott me sigue.

Maldita Realidad #2 (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora