Con sus recuerdos borrados, dos niños que cuidar, enemigos a la vista y una verdad que descubrir, Alaska Stone no sabe porque es adicta al olor a vainilla... porque siente que la vigilan y sobretodo, porque dibuja un par de ojos oscuros todos los dí...
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Recuerdos es lo que estalla en mi mente, millones de sensaciones, imágenes, escenas, risas, momentos que son nuevos para mi, nunca los he visto en mi mente y eso causa la sensación de vació y confusión que tengo en este momento.
Pero maravillosamente esa sonrisa siempre regresa a mi, el es el único que se repite eternamente en mi cabeza.
Nos empezamos a acercar, todo el mundo desaparece cuando veo sus magníficos labios. Todas mis dudas, todas mis preguntas se quedan atascadas cuando casi puedo tocarlos. Nuestras respiraciones chocan mientras agarro fuertemente el tulipán.
—debes saber que si te acercas más, no voy a dejarte ir— dijo con la voz ronca.
—entonces no me dejes ir—conteste, jadeante mientras cerraba los ojos.
Y al fin, nuestros labios se tocaron. Una explosión de emociones, sentimientos y sabores fueron suficientes para saber que estoy perdida, sus labios son tan suaves, encajan perfectamente con los míos y son adictivos. No puedo parar por que quiero más, ansío mucho más. Siento su mano suave como me acaricia mi mejilla y también me jala más hacia el, para profundizar el beso. Siento que estoy como en una fantasía, en una fantasía como las que el me provoca.
Pero, esto es mucho mucho mejor... es la realidad.
Nos separamos por falta de aire pero pegamos nuestras frentes. Me siento como si hubiera corrido un maratón, me he quedado sin aliento. He tenido los ojos cerrados para poder concentrarme en las emociones y sobretodo, aprenderme cada sabor, cada sensación, cada minuto de este hermoso momento.
Abro los ojos.
Me encuentro con unos ojos rosas brillantes, son claros y hermosos. Me miran fijamente.
Estoy perdida en esa simple mirada... siempre lo he estado.
Parpadeo, sorprendida... el chico que esta en frente mío... he estado con el. Mi corazón late demasiado rápido, demasiado deprisa. ¿Qué esta pasando?
Buscando a Alaska. Sonrío mientras lo miro como si fuera un tesoro.
—es el libro de hace dos años, el día en que tropezaste conmigo— me dice— ábrelo— asiento y con cuidado, con manos temblorosas abro la primera página, espero a que este en blanco pero no sucede. Una inscripción con letra cursiva, color negro. Es hermosa esta letra.
"Yo era un aburrido sin remedio y ella era fascinante hasta el infinito"
Cuando te miro créeme, el infinito es pequeño a todo lo que siento por ti.
S. D.
Noviembre del 2014.
—¿Qué significa esto?-—sonrío, viendo todavía la hermosa letra de Scott, grabada para siempre en un libro. Lo atesoraré por siempre.
—Alaska, te estoy pidiendo que seas mi novia.
El libro... de nuevo ese recuerdo, con la diferencia que ya le encuentro sentido, le puedo encontrar sentido gracias a esa sonrisa que detonó todo.
Una pintura de mi. Estoy yo con una blusa negra con verde, estoy viendo hacia arriba y puedo notar que aún sigo teniendo los ojos verdes. Mi cabello es más claro, más castaño, el detalle de cada trazo, de cada textura se ve increíble, de fondo hay unas flores blancas y el detalle es tan exacto que puedes notar hasta lo más mínimo del tallo de la flor.
Una inscripción, escondida para todos pero Scott se aseguró que yo sea capaz de leerla solamente. En los ojos, hay un detalle increíble. Si miras bien hay una persona reflejada en mis ojos pero sólo una sombra. Y más diminuto aún, tres palabras.
Te amo, S.
Dejo la pintura y le doy un beso lleno de amor y gratitud a Scott, el se sorprende pero me sigue el beso. No sabía que pintara también... cuando nos separamos Scott sonríe
—nuestros corazones laten al mismo tiempo, como uno solo.
—¿porqué tardaste tanto en nacer?-—pregunta pero sin esperar una respuesta— aunque, yo te hubiera esperado un y mil años más... te amo, Alaska Stone— la voz de Scott se torna ronca y comienza a acercar sus labios más a mi— y te amaré una eternidad más.
Se que soy yo, se que yo he vivido todo esto. Millones de preguntas se desbordan en mi cabeza, ¿cuando paso? ¿porqué no lo recuerdo? pero se me atascan cuando los ojos de color rosa se me quedan viendo y es el único ser humano en mi vida que puede arreglarme con una mirada. Con su mirada. La música, las personas, el mundo ha dejado de tener sentido para mi, ha dejado de girar. Somos solo el y yo, no me importa nada más. No digo nada, no hablo por que simplemente no lo puedo hacer.
El, con su sonrisa maravillosa me agarra la cintura con ambas manos en señal para que bailemos pero tampoco dice nada. Su tacto en mi provoca bienestar y una vez más, parece que me devolvieron la vida, siento que puedo respirar, ver, escuchar mejor por su mera presencia.
Con el me siento viva.
El comienza a moverse y quiero decirle que yo no se hacerlo... además me tiembla todo. Pero, parece no importarle que no sepa. El me guía con la música, no conozco al cantante pero es lo de menos.
No puedo quitarle la mirada de encima, baila como los dioses. Baila como si tuviera años haciéndolo. Bailamos lento y el, me aferra a su cuerpo como si me fuera a escapar, como si quisiera creer que estuviera ahí.
—Estoy aquí— digo, en un susurro. El, sorprendentemente me sonríe. Se que lo digo por el alcohol pero definitivamente no me arrepiento.
—Estoy aquí— repite y puedo sentir como me deshago con su voz gruesa y ronca. Mi cuerpo responde a eso, esa voz...— me encanta tu cuerpo, siempre reacciona ante mi
Y, por primera vez en nueve años me he sonrojado. Lo miro a sus increíbles ojos rosas y me veo en ellos, mi reflejo. Abro la boca con sorpresa, mi piel ha cobrado color, ahora soy más bronceada, más... yo. Mi cabello, antes sin brillo ahora parece una mancha color negro intenso... brillante. Mis ojos emiten un brillo profundo, un brillo que parece que nadie puede apagar
—Hora de despertar, preciosa— dice, en un susurro deteniendo nuestros pasos en el centro de la pista. Y solo el, hace que la palabra preciosa cobre sentido para mi— has vivido en una fantasía todo este tiempo... vuelve a la realidad... vuelve conmigo— dice, como si le dolieran las palabras— y espero, puedas perdonarme— ruega, con dolor
Pero de nuevo, no se que decirle... mi corazón late tan rápido que soy capaz de oír mis latidos.
—Cariño— me agarra mi mejilla y sus ojos lucen tan hermosos, tan conocidos...— he vuelto— mi respiración se detiene— y voy a seguirte por el resto de mi vida.
