Era la cafetería más bonita que el genio había visto: las mesas de un café roble brillaban de limpieza, las sillas (que bien no tenían cojines ni nada por el estilo) eran realmente cómodas y todos los sitios para sentarse estaban alejados unos de otros para que los clientes tuvieran privacidad en sus asuntos. Lámparas de araña colgaban del techo dándole un toque más elegante al lugar.
Realmente parecía una cafetería para gente de alto rango en la sociedad.
Spencer sonrió a boca cerrada y miró a Derek después de analizar todo el sitio.
El moreno le devolvió la sonrisa, un poco divertido por ver su cara de asombro.
-Éste lugar...- comenzó.
Alzó la mirada al techo y observó como en éste no había ni una pizca de telarañas o pintura que se estuviera cayendo. Las paredes de un color parecido al vino estaban realmente cuidadas, por lo que casi no había pinturas colgadas en ellas.
-Debe ser muy costoso.- terminó posando sus ojos en los de Derek.
-No te dejes llevar por las apariencias, genio.- respondió con una sonrisita de orgullo.
Aunque Spencer sabía que Morgan nunca le diría el costo de pedir un café en ese lugar, comenzó a hacer sus cálculos basándose en las cosas que veía y suponía, usando su lógica.
-En verdad, no tenías que traerme a éste sitio.- le dijo.- Hay un café muy bueno a unas cuadras de aquí, y los precios son...-
-Shhh.- el moreno puso el dedo índice en sus propios labios. Reid guardó silencio enseguida.- Es una ocasión especial. Déjame consentirte.-
El doctor sintió sus mejillas calientes enseguida. Esbozó una sonrisita tímida y bajó la mirada a la mesa.
Morgan sonrió por ello.
Una joven mesera se acercó a ellos. Su mandil estaba tan blanco como la nieve y sin una mancha de alguna bebida que se le haya regado por accidente. Tenía el cabello recogido en una cola de caballo y les sonrió a los agentes mostrando los dientes.
-Buen día.- saludó.- Qué se les ofrece?.-
Se inclinó un poco para poner en la mesa dos pequeños libritos delgados donde estaban todos los tipos de cafés y sus precios.
Cuando Reid estiró la mano en gesto de tomar una carta, Morgan se apresuró a agarrar ambas.
El genio le miró sorprendido y con un poco de reproche pero el agente hizo caso omiso a su mirada.
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Everything I didn't say
FanfictionMorgan se ha ido a vivir a Chicago con su familia. Su vida transcurre normal, hasta que un día recibe un sobre en el buzón de su casa, con una nota pegada que decía "Toda mi vida he estado esperando el momento adecuado para decirte lo que siento". S...