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La expresión en el rostro de la rubia no dejaba nada a la imaginación. Spencer se mordió ambos labios, apurándose a servir el café en la taza antes de que García llegara hasta él. La técnico-analista caminaba con sorprendente rapidéz, a pesar de traer puestos zapatos de tacon, con la mirada enfocada en el genio y murmurando cosas que Reid prefería no oír. Spencer se vio obligado a  dejar la taza en la mesa y la jarra cafetera en su lugar, para poder agitar la mano en el aire; un poco de café se había regado sobre sus dedos por intentar servirlo con rapidéz. El chico miró su mano, luego a García y finalmente a la taza. Con un gesto hábil la volvió a agarrar y cuidando de que el delicioso líquido, que estaba hirviendo, no se regara sobre su cuerpo. Presionó con urgencia el botón del elevador que, por suerte, estaba a su lado y golpeó el suelo con el pie, esperando a que abriera.


-¡Spencer Walter Reid!.-


Ante la sola mención de su segundo (e ignorado por la mayoría) nombre, Spencer se vio con la gran necesidad de entrar al ascensor, cuando las puertas hicieron el espacio suficiente para que entrara un cuerpo humano. Una vez dentro, presionó el botón del último piso, el del estacionamiento, donde J.J. le esperaba. Se había abierto un nuevo caso en Chicago horas antes, y todos en el equipo contaban con una hora libre para ir a preparar el equipaje antes de partir.

Spencer soltó un suspiro tranquilo cuando las puertas metálicas se comenzaron a cerrar ante sus ojos; pero luego, una mano con las uñas pintadas de rosa fuerte, llena de pulseras y anillos extravangantes, obligó que el elevador abriera sus puertas para poder entrar.


Reid alzó ambas cejas sorprendido por ello y se aferró a la taza. Si bien no sabía la razón por la cuál García se había enojado, con tan sólo ver su rostro, había sacado las posibles causas y eso le había asustado.


El ascensor se cerró cuando la rubia entró en él, con el ceño fruncido y la respiración agitada.


-¿Cómo te atreves a ignorarme?.- le dijo, ofendida. Reid llevó la taza a sus labios, mirando el control de botones del elevador.- ¿Y a huír así de mí? Me hiciste correr con tacones, Spencer Reid, eso no se le hace a una mujer.-


García le pegó en el pecho con su dedo. El genio se relamió los labios antes de poner la taza entre ellos dos, para poner distancia.


-No quiero imaginar como me van a doler los pies dentro de un rato.- murmuró mirando sus zapatillas y luego le volvió a encarar.- ¿Por qué huías de mí?.-


Spencer le miró un momento.


-Jamás había visto esa expresión en tu rostro.- admitió.- Supuse que no era bueno.-


-Oh, claro que no es bueno!.- respondió alzando las manos hacia arriba, antes de dejarlas caer otra vez a sus costados.- Hace unos días estaba hablando por Skype con Derek y él no dejaba de sonreír mirando su teléfono! Sabes que me respondió cuando le pregunté lo que pasaba?.- García imitó un tono de voz grave.- Lo siento, preciosa. Mi niño bonito me necesitaba.-

Everything I didn't sayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora