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El viento soplaba trayendo consigo la frescura de la puesta de sol. El arrebol en el cielo le daba un aspecto artístico a las nubes, como si éstas hubieran sido rociadas por pintura anaranjada, para formar una bella y natural obra de arte en las alturas. A pesar de hacer un buen clima, las calles estaban vacías esa tarde; había una buena razón para ello, todos los niños se preparaban para la noche del día siguiente, y los adultos se encontraban en los supermercados, consiguiendo los dulces que harían feliz a cada pequeño que llegase a la puerta de su casa, dentro de poco más de veinticuatro horas.


Sacó las manos de los bolsillos de su pantalón, donde distraídamente las había guardado momentos atrás. Aunque el aire soplaba con delicadeza, el cabello le ondeaba libremente por la cara, por lo que se veía con la constante necesidad de echarlo hacia atrás.


Un pensamiento fugaz le llegó a la mente y se prometió cumplirlo; regresando a Quántico, iría a recortar un poco su cabello, su límite era que le llegara hasta la mandíbula y éste ya comenzaba a sobrepasar la línea, estaba a unos cuantos centímetros de que le rozara los hombros.

Como no podía evitar que el viento siguiera corriendo, decidió que su cabello hiciera lo que quisiera, después de todo, qué más podría hacer?


Una suave risa flotó en el aire, lo que hizo que Spencer volviera la mirada hacia el dueño de aquella voz. Morgan negaba con la cabeza, con los ojos levemente cerrados.

Por un momento, por un rápido y efímero momento, no había recordado la presencia de Derek a su lado; el moreno había estado tan callado durante gran parte del camino que Reid no se había atrevido a pertubar su silencio, y había permitido que sus pensamientos anduvieran a rienda suelta dentro de su cabeza.

Un sonrojo avergonzado coloreó levemente sus mejillas. Cómo había podido olvidarse de que estaba acompañado, y mucho más cuando era Derek Morgan el que estaba a su lado?


Cuando el moreno vio la inevitable mirada de sorpresa que le dirigió el genio, Derek se atrevió a hablar.


-Qué pasa?.- preguntó, con una sonrisa divertida.- Jamás habías visto tanta belleza?.-


Ambos rieron por aquella broma, aunque Spencer no hizo nada para contradecirlo.


-Lo siento.- respondió, con gran sinceridad.- Has estado tan callado que me sorprendió escucharte reír.-


La sonrisa no desapareció del rostro de Morgan, pero Reid estuvo casi seguro de que la comisura de sus labios se estremeció ligeramente.


-Sólo disfrutaba tu compañía.- dijo.- Es todo.-


El genio asintió con la cabeza, mirando momentáneamente las sombras distorsionadas que se alargaban en la acera.


-Luces cansado.- le dijo Derek, frunciendo levemente el ceño.


Spencer llenó de aire sus pulmones, antes de subir la mirada hacia el frente, mirando la calle.

Everything I didn't sayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora