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La plaza era un sitio enorme, que tenía comercios de todo tipo, con música de todo tipo y mucha gente de todo tipo. La plaza era un sitio aturdidor y que Spencer prefería haber evitado. Como se trataba de Halloween, las tiendas de ropa habían puesto ofertas en las prendas de la época, por lo que había más gente de lo habitual comprando y yendo de aquí para allá. Sin duda, encontrar a Derek en todo ese revuelto se había convertido en una misión casi imposible, pero que Reid estaba dispuesto a hacer.

Tiró el vaso de café vació a un bote de basura, antes de detenerse en medio del mar de gente y mirar a su alrededor, analizando la situación. Rápidamente, sacó varias conclusiones basándose en la situación y comenzó a andar. Más de una vez se pasó la mano por el cabello, para regresarlo a su lugar y acomodarlo, mientras entrecerraba los ojos observando a la gente. 

El corazón le latía con fuerza dentro del pecho, como una advertencia que no lograba descifrar. Sentía una especie de atracción magnética que le quería guiar lejos de la plaza, pero la misma curiosidad lograba hacerlo avanzar para aclarar las cosas. Desde que había llegado a Chicago, algo dentro de él decía que algo andaba mal, pero hacerse suposiciones era algo que el genio quería evitar siempre que podía.

Hasta que lo vió, en un espacio del lugar donde la gente podía detenerse para descansar. Llevaba la misma chaqueta de cuero negra, lo que casi le hace sonreír, pero verlo allí, con el teléfono celular en la oreja y sonriendo le hizo estremecerse.

Tal vez no era nada malo y se había vuelto paranoico, tal vez...

Pero por qué le había mentido a su familia y por qué le habia mentido a él?

Antes de lanzarse en su dirección, buscó en su bandolera su celular, con la esperanza de que todo fuera un gran malentendido. Pero no tenía ni un mensaje por parte de él.

El corazón le dio un vuelco.

Con movimientos torpes guardó el celular en la bandolera, antes de aferrarse a la correa de esta.

Era como si el bullicio de las personas hubiese desaparecido de un momento a otro, y sólo los latidos de su corazón fueran la banda sonora.  Miró el suelo, tratando de ordenar los pensamientos que iban y venían con extrema rapidez. 

Cuando volvió la mirada hacia el frente, otra vez, sintió como si le hubieran dado un golpe bajo. Derek había colgado la llamada para mirar a Savannah con una sonrisa y darle un fuerte abrazo, permitiéndole que ella le rodeara el cuello con los brazos y que ambos comenzaran a dar pequeños pasos a los lados, como si de un vals se tratase. 

El genio en seguida apartó la mirada hacia su costado, enfocándose en una tienda de ropa deportiva. La miró fijamente, como si hubiera algo ocultándose allí. Las manos comenzaron a temblarle,  reflejo de la cantidad de emociones que estaba sintiendo en ese instante. Se negó a seguir viendo, porque sabía lo que vería y no quería hacerlo. Sin apartar la mirada de ese comercio, comenzó a retroceder, aprovechando la marea de gente para perderse entre ellos y llegar hasta la salida. Estar en esa plaza le había dado la sensación de estarse asfixiando, aunque tal vez, no era por el lugar. 





















Revisó su reloj. Hacía casi siete horas que lo había visto, y Derek, que se encontraba a su lado en ese momento, no había hecho ningún comentario al respecto. Caminaban en silencio, por las calles de Chicago; el moreno le había dicho que era un recorrido nocturno en Halloween, para mostrarle la ciudad donde nació y para ver como los niños disfrutaban pidiendo dulces con sus disfraces. 

Un pequeño vampiro se acercó a ellos, con sangre falsa manchando la comisura de sus labios.

-Dulce o truco!.- 

Everything I didn't sayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora