27

655 79 5
                                    

Como si lo hubiera dicho en voz alta, alguien le tomó por detrás, poniendo un pañuelo sobre su nariz.


Reid dejó caer el arma, para llevar las manos hacia su rostro, en un acto instintivo. Contuvo la respiración para evitar inhalar con esa cosa sobre su boca mientras forcejeaba, pero conforme pasaban los segundos, sus pulmones se contraían dolorosamente dentro de su pecho, exigiéndole oxígeno.


Cerró los ojos, pensando en una manera de deshacerse de lo que le mantenía sujeto. En un rápido gesto, levantó la rodilla hacia su abdomen y dejó caer con fuerza el pie, sobre el zapato de su rival. El muchacho soltó un gemido por ello, soltando a Spencer de la ropa, el cuál se inclinó enseguida hacia abajo para recuperar su arma


Se volvió casi enseguida, con unos cabellos cayéndole por el rostro debido a los bruscos movimientos que había hecho para soltarse; alzó la pistola, sujetándola con fuerza para evitar que ésta le fuera arrebatada.


-No te muevas.- ordenó, cuando su voz comenzó a quebrarse.


Un aroma fuerte le había impregnado la nariz, lastimándole cada vez que intentaba respirar. No tardó en reconocerlo y se alarmó un poco por ello, aunque también agradeció al cielo el no haber inhalado cuando tenía el paño en el rostro.


Respirar amoniaco en grandes cantidades podía causarte la muerte instantánea o, con suerte, endema pulmonar. Rápidamente llegó a la conclusión de que, al estar diluido con agua, debía de haber por allí una botella de limpiador que fuera a base de amoníaco. De otra manera, no se explicaba la procedencia de éste.


La sensación era parecida a tener fuego dentro de la nariz, que recorría su garganta lentamente hasta llegar a sus pulmones. Los ojos se le cristalizaron inevitablemente, como parte de la misma reacción de su cuerpo ante el haber respirado el químico.


Parpadeó para despejar su vista, esforzándose por mantener todos sus sentidos alerta. Retrocedió unos pasos, pero algo espeso bajo sus zapatos le hizo detenerse. Había olvidado por completo que allí se encontraba una persona herida, aunque ésta ya no emitía ni el más mínimo ruido.


Bajó la mirada al suelo unos efímeros segundos, antes de volver a ver hacia el frente, pasando saliva. Sus propias palabras le daban la sensación de desgarrarle la garganta.


-Ponte donde pueda verte.- exclamó, esforzándose por sonar lo menos afectado posible.


Una figura humana emergió de las sombras hacia la luminiscencia.


-No puedes sonar imponente, cariño.- se mofó, con una sonrisa.- No luces para nada así.-


Evan caminó hacia él, haciendo que Spencer retrocediera obligatoriamente. El ruido de sus zapatos salpicando en el charco de sangre, que se había formado en el suelo, le revolvía el estómago, por lo que se detuvo, justo antes de que chocara con el cuerpo.

Everything I didn't sayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora