5. El verdadero Jungkook

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[Jungkook]

Con Jimin-hyung nos había tocado la tarea de limpiar los baños de los dormitorios, así que después de ir al almacén a pedir el material necesario para ello, nos dirigimos a los dormitorios, caminando al lado del otro a través de los patios dirigiéndonos, al edificio que nos correspondía.

—Bueno, hyung —le dije nomás cruzamos las puertas del dormitorio —, nuestros caminos se separan aquí.

—¿Qué? —cuestionó él, sin entender a qué me refería.

—Estoy diciendo que limpiaré los baños yo solo —aclaré, regalándole una sonrisa —. Nada de esto fue tu culpa, y aunque sólo quisiste defenderme, logré meterte en ese lío también. Por eso, no te molestes en ayudarme, me merezco esto —expliqué.

Él se rio un poco después de pensar las cosas por un momento.

—En verdad eres tan genial como creía, Jungkook —me dijo, sin dejar de sonreírme —, pero no creas que te dejaré sólo en esto. Los baños son muy grandes para que sólo una persona los limpié. Si te ayudo, terminaremos más rápido, por eso, como dijiste antes, hay que hacer nuestro mejor trabajo, ¿de acuerdo? —me preguntó, más relajado.

Había notado que comenzaba a tenerme más confianza y ya no se ponía tan nervioso como la primera vez que nos vimos, lo que me hizo sentir un poco bien.

—Eres tan lindo desde esta altura, hyung —le dije, acariciando su cabeza con suavidad, también sonriéndole.

—N-no creas que con llamarme li-lindo automáticamente puedes burlarte de mi altura —balbuceó nervioso, con sus mejillas cada vez más sonrosadas ante mi comentario —. Ahora entiendo por qué Yoongi se comportó de esa manera contigo —murmuró, comenzando a caminar hacia los baños.

Yo lo seguí y me puse a su lado, pero ya no le dije nada al respecto. En realidad, no es como si me importara demasiado el odio que Yoongi había desarrollado por mí en sólo una mañana, pero no quería que él creyera que era una persona molesta. No quería que la admiración que Jimin tenía hacia mí se perdiera, ya que era lo más parecido a un amigo que tenía, sin mencionar a Tae.

Al llegar a los baños, rápidamente dejamos los artículos de limpieza en el suelo y nos pusimos a ver qué tan sucios estaban y así ver cuánto nos tardaríamos en terminar. Revisamos cada cubículo y notamos el mal olor que estos despedían.

—Hyung, ¿sabes cómo se dice "asqueroso" en inglés? —le pregunté a Jimin, al ver la expresión de asco en su rostro sin poder dejar de mirar la suciedad que teníamos que limpiar. Él simplemente negó con la cabeza, sin mirarme —. ¡Disgusting! —exclamé, intentando subirle el ánimo un poco.

Él sonrió mientras me volteaba a ver.

—En verdad que no tienen ninguna consideración con el baño de los hombres —se quejó sin comentar nada por lo que le había dicho y comenzando a ir por los artículos de limpieza —. Tae me ha dicho que los baños de las mujeres son mucho mejores que los nuestros.

Me pregunté por qué Tae sabría algo como eso, si se supone que tenemos prohibido entrar al área donde las chicas tomaban sus clases y donde se ubicaban sus dormitorios, pero no se lo pregunté, sino que lo seguí y lo ayudé a cargar con las cosas. Sin tardarnos más, nos arrodillamos sobre el azulejo que cubría el suelo de estos y comenzamos nuestra labor.

—¿Cuál es tu especialidad, hyung? —pregunté de repente, sin soportar el silencio que se cernía sobre nosotros.

—¿A qué te refieres? —me preguntó sin mirarme, tallando las paredes del inodoro con el cepillo y con el ceño fruncido.

—¿Por qué decidiste entrar a esta escuela? —aclaré —. ¿Qué te gusta hacer? ¿En qué eres bueno? —lancé las preguntas, pensando que no me habría entendido con la primera.

—En realidad —dijo, comenzando —, cuando era pequeño, iba a clases de baile contemporáneo gracias a mi madre, quien me obligaba, pero con el tiempo comenzó a gustarme. Así que, después de un tiempo, mi profesor de baile me comenzó a hablar de esta escuela y me aseguró que yo encajaría perfectamente aquí, pero que si quería entrar, tenía que poder hacer otra cosa, por lo que también comencé a cantar —me contó, mirándome a ratos, pero sin dejar de hacer su labor —. En verdad fue una suerte que lograra entrar. Hay personas mucho más talentosas que yo por aquí —murmuró, casi para sí mismo, con una mirada algo decaída.

Lo miré sin entender a qué se refería, ya que a lo largo de la mañana, había tomado dos clases en las que él también estaba, que eran baile (donde también me había encontrado con Hoseok) y canto (estando presentes Jin y Tae también ahí). Me sorprendía que dijera eso, ya que en las dos clases demostró tener realmente talento. ¿Por qué decía esas cosas?

—¿Qué estás diciendo, hyung? —lo reprendí, haciendo que me mirara —. No deberías preocuparte por el talento de los demás. Creo que cada uno de nosotros tiene su propio talento, por eso, es genial que te esfuerces tanto en lo que te gusta. Y, la verdad —agregué —, por lo que vi hoy, eres una persona con muchísimo talento, incluso más que yo. Me alegra tener un hyung tan genial —le dije, sonriéndole.

Él volvió a sonrojarse, y esta vez en verdad parecía que no sabía qué decir, por lo que me sorprendí cuando escuché su voz bajita y entrecortada.

—Gra-gracias —me agradeció, sin mirarme, y sin que sus mejillas tomaran su color natural todavía.

Yo simplemente sonreí al verlo, pensando en lo lindo que se miraba de aquella forma, ignorando el hecho de que sus sienes estaban sudadas y se encontraba inclinado sobre el inodoro, limpiándolo. Aun así, se veía lindo.

Al terminar el primer cubículo, nos dirigimos rápidamente a limpiar el otro, pero antes de poder llegar a él, me resbalé gracias a un pequeño charco de agua que se encontraba en el suelo y no pude estabilizarme bien, por lo que me vi cayendo hacia atrás e intentando agarrar algo con lo que poder sujetarme y no lastimarme al caer, pero antes de encontrar algo a lo que sujetarme, sentí dos manos tomar mi muñeca, acción que no evito que cayera, aunque sí que el impactó no fuera tan fuerte.

Jimin había caído sobre mí, pero su cuerpo no me molestaba demasiado. Sin embargo, al notar que ya habíamos impactado sobre el suelo, él rápidamente se puso de rodillas e intentó levantarse, mientras comenzaba a disculparse, pero lo detuve, tomando sus manos. Él me miró confuso, sin dejar su nerviosismo de lado.

—Oh, hyung —lo llamé, sin soltar sus manos —, ¿a dónde vas? Se supone que éste es el momento en el que tienes qué besarme —le dije, sin dejar la postura en la que estábamos.

Él se enrojeció ante mi comentario, sin saber qué decir, y comenzó a tartamudear cosas que no entendí, hasta que su mirada viajó hacia nuestras manos y, por alguna razón, se puso pálido, con la boca entreabierta.

—¿Estás bien, hyung? —le pregunté, sin saber qué le pasaba —. Parece que has visto un fantasma —comenté, ante su repentino cambio.

—Jungkook —dijo mi nombre, sin dejar de mirar en la misma dirección, y sin tartamudear, lo que me preocupó un poco. En verdad parecía asustado.

Sentí que soltó sus manos de las mías para comenzar a acariciar con cuidado la parte inferior de mi muñeca, que estaba tapada por la camisa blanca de manga larga del uniforme de la escuela. Miré hacia nuestras manos y también me quedé estático, sin saber qué hacer.

—¿Estás bien? Te lastime, ¿cierto? Espera, que iré por algunas banditas —me dijo, levantándose rápidamente, pero lo detuve, levantándome también.

—Déjalo, Jimin —le dije, adelantándome —. Me encargaré de esto, ¿de acuerdo? No te preocupes. Estoy bien. No fue tu culpa. Vuelvo en un momento —le aseguré, mientras salía hacia el pasillo, sin dejar que me dijera nada más.

Miré la manga de mi camisa y pensé en la manera en la que pudiera quitar la mancha de sangre que había en ella. Si Jimin-hyung hubiera visto debajo de ella, en serio estaría jodido.

Beyond The Scene (Jikook, Yoonseok Y Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora