49. Aceptación

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[Yoongi]

Desperté un poco desorientado, sintiendo que el auto se movía y que la luz entraba por la ventana, pegándome sobre el rostro, aunque ni siquiera había sol, sino que el cielo estaba lleno de nubes, como si en cualquier momento fuera a llover. Habíamos pasado el resto del día en la casa abandonada que antes era de mis padres y nos quedamos ahí, en silencio, hasta que oscureció, momento en el que yo me dormí, y de alguna manera llegué al auto después (aunque suponía que había sido Hoseok quien me había llevado en brazos, sin querer despertarme).

Al abrir los ojos, vi que me encontraba sobre el asiento trasero, acostado, pero era realmente incómodo. No sabía cómo es que había podido dormir ahí. Además, noté que Hoseok conducía hacia algún lugar, pero no parecía ir en dirección a casa.

Me senté sobre el asiento y me incliné hacia delante, mirándolo.

—¿Qué tal dormiste? —preguntó, sin despegar la mirada del camino.

No podía ver su rostro por completo, pero noté que tenía unas grandes ojeras bajo sus ojos, como si no hubiera dormido la noche pasada, hecho que me preocupó, pero no dije nada al respecto.

—Mal —contesté, recargando mi cabeza sobre el costado de su asiento, centrándome en el asiento del copiloto, donde vi un ramo de flores blancas. Iba a preguntarle acerca de ello, pero entonces me di cuenta del lugar al que íbamos cuando lo tuvimos enfrente. Era el cementerio de la ciudad.

Por alguna razón, sentí miedo. Miedo, porque no sabía si realmente estaba listo para leer el nombre de mi hermano en una de aquellas tumbas. Aún no había querido aceptar que él había muerto, y si veía su nombre grabado en piedra, quizás no tendría las fuerzas para sostenerme sobre mis pies y mi pecho dolería mucho más de lo que me estaba doliendo en este momento.

No sabía si Hoseok estaba al tanto de ello, pero pareció demasiado seguro en el momento en que, después de estacionarnos frente al lugar, tomó el ramo de flores en una de sus manos y abrió su puerta, saliendo de coche. Yo no pude moverme, quedándome sobre mi asiento aun, esperando que alguna fuerza extraña me hiciera desaparecer de ese lugar para siempre y no tener que vivir aquello, pero nunca pasó nada.

Escuché que, entonces, Hoseok abría la puerta del asiento trasero.

—Yoongi —me llamó con suavidad, acción que me hizo voltear a verlo.

Sí, estaba en lo correcto. Su mirada estaba cansada y tenía ojeras debajo de sus ojos; sin embargo, me sonrió de aquella manera amable mientras me tendía una de sus manos, como invitándome a salir con él, como si no le importara en lo absoluto su aspecto, sólo yo.

Fue aquello lo que me dio fuerzas, porque si él podía hacer todo aquello por mí, entonces yo también podía hacer cualquier cosa por él; así que tomé su mano y me bajé del auto, cerrando la puerta detrás de mí. Comenzamos a caminar hacia el interior de aquel gran campo, al lado del otro, en silencio.

A medida que caminábamos, sentí que un gran nerviosismo se arremolinaba sobre mi vientre, provocándome ansiedad, pero no pensaba huir, no esta vez. Le di un pequeño apretón a la mano de Hoseok, como si él pudiera darme las fuerzas que necesitaba y seguí caminando hasta que llegamos al área donde se suponía que habían enterrado a mis familiares fallecidos.

Vi nombres de personas que nunca conocí, y entonces el de mi hermano. Sentí que el nudo crecía de nuevo en mi garganta y que las lágrimas volvían a ponerse sobre mis ojos, dispuestas a salir en cualquier momento.

Sentí que Hoseok soltaba mi mano, así que lo miré, notando que tenía su brazo con el ramo de flores estirado hacia mí, dándomelas. Lo tomé sin decir nada y me arrodillé frente a la tumba.

Beyond The Scene (Jikook, Yoonseok Y Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora