36. A las órdenes de Yoongi-sama

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[Yoongi]

—Necesito que me ayudes a preparar algo para Jimin —me decía Jungkook en tono de súplica. Estábamos en la clase de música, la que apenas había acabado.

—¿Y yo por qué querría ayudarte a hacerle algo a ese enano? —inquirí mientras me levantaba de mi asiento para irme.

—Vamos —insistió —, te daré lo que tú quieras —ofreció.

—Tú no tienes nada de valor para mí —bufé, intentando adelantarme, pero siguió caminando a mi lado.

—¿Estás seguro? —preguntó.

—¿Crees que me portaría de la mierda contigo si hubiera algo en ti que yo quisiera? —cuestioné, molesto.

—Por favor —siguió insistiendo —, y... y... lavaré toda tu ropa.

—Eso ya lo haces —le dije, rodando los ojos y sin dejar de caminar.

—Entonces... te ayudaré a preparar una velada romántica para Hoseok.

—No necesitaría tu ayuda para algo como eso; además, serías al último a quien recurriría, si ese fuera el caso.

—Por favor.

—No.

—Anda, anda, ¿sí?

—¡Qué no! —le grité, harto de escuchar su voz.

Al ver que Jimin, Hoseok y Tae caminaban hacia nosotros, pareció ponerse ansioso.

—Entonces... entonces... seré tu esclavo por un día —propuso. Sí que le importaba mucho eso que le quería hacer a Jimin. No es que no quisiera ayudarlo, sólo que no me interesaba en lo absoluto, pero aquella propuesta no sonaba nada mal.

—¿Por un día? —repetí, enarcando las cejas —. Que sea una semana —le dije, sonriendo.

Él abrió mucho sus ojos, como sorprendido.

—Pero una semana es mucho —balbuceó, viendo que los otros se acercaban cada vez más.

—¿Qué tal cinco días? —le dije, como última opción —. El cumpleaños de Jimin cae en sábado, pero me gustaría que comenzáramos el lunes para terminar el viernes. ¿Qué dices? —cuestioné, sabiendo que no tenía otra opción más que aceptar mi oferta.

Él lo pensó un momento.

—De acuerdo —cedió cuando los otros ya estaban frente a nosotros.

Había sido de esa manera que Jungkook había terminado siendo mi esclavo personal por cinco días. Tenía muy altas expectativas con respecto a eso, ya que no podía dejar de pensar en las cosas que podría ordenarle a hacer cuando se encontrara completamente a mi merced.

Era la mañana del lunes, el primer día de esclavitud de Jungkook. Quizás por eso me desperté tan de buen humor, como si de repente el mundo no fuera tan malo. Miré a Hoseok, quien aún no se había despertado y estiré mi cuello para poder alcanzar sus labios con los míos. Él, ante el contacto, abrió los ojos, como sorprendido.

—¿Qué pasa? —preguntó cuando me separé de él. Yo simplemente me reí por su reacción, pues lo entendía, ya que yo nunca solía hacer eso por las mañanas.

—Nada, Seok —le dije sin dejar de sonreír.

—¿Por qué sonríes así? —me cuestionó, extrañado, casi asustado.

Beyond The Scene (Jikook, Yoonseok Y Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora