38. Sorpresa de Halloween

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[Hoseok]

Después de la semana de esclavitud de Jungkook, las cosas volvieron a la normalidad en casa. Jungkook siguió molestando como siempre a Yoongi, ahora más que antes por todo lo que se había guardado durante la semana, aunque el otro simplemente intentaba ignorarlo, pero al final terminaban insultándose el uno al otro.

Yo le había dicho a Yoongi que no fuera tan duro con el menor y, aunque me hizo un poco de caso, seguía tratándolo como a un perro y a ordenarle que hiciera cosas de perros. Una vez, incluso hizo que comiera como un animal, simplemente con la boca, sin usar sus manos, cosa que provocó que Jin regañara a Yoongi, quien sólo lo miró con los ojos en blanco y lo ignoró, pero no lo volvió a hacer.

Cuando terminó la semana, Jungkook se veía realmente aliviado, que incluso despertó del mejor humor el sábado, y Yoongi volvió a su estado de ánimo normal, despertando de mal humor por las mañanas y sonriéndome sólo a mí. No es que me molestara que tuviera esa actitud, porque ya me había acostumbrado, pero en verdad me encantaba verlo feliz, pues él tenía la sonrisa más hermosa que había visto.

Sin embargo, no le dije nada con respecto a eso, sino que me lo guardé para mí mismo, sabiendo que Yoongi no era el tipo de persona que le gustaba escuchar ese tipo de cursilerías temprano por la mañana, o a cualquier hora del día.

De todas maneras, para mí, los días eran muy pesados, ya que el profesor de baile me estaba presionando más que nunca por lo del festival de Halloween. Ahora debía quedarme después de clases ensayando e, incluso, debía ir los fines de semana, cosa que provocaba que terminara totalmente molido al llegar a casa.

Yoongi siempre me esperaba fuera del aula de danza, sentado sobre el suelo mientras escribía rap o escuchaba música. Intentaba hacer que se fuera a casa antes que yo, junto con los demás, pero nunca cedía, y ni siquiera alegaba por ello, sino que movía la cabeza con negación y se sentaba en el suelo junto a la puerta del salón, dispuesto a esperarme todo lo que hiciera falta.

Hoy había sido un día realmente agotador. Simplemente ensayando, ensayando, ensayando. Estaba tan cansado que, cuando el profesor nos dijo que ya podíamos irnos, me tire sobre el suelo y me quedé acostado en él, mirando hacia el techo, sintiendo la manera tan rápida en que mi corazón estaba latiendo.

Era sábado, y ya faltaban un par de días para que fuera Halloween. No sabía cómo iba a sobrevivir los siguientes días, pero sabía que estaba muy cansado y que sólo quería llegar a casa y dormir para siempre. No recordaba haberme sentido tan cansado después de practicar, y es que tampoco había descansado lo suficiente estos días, lo cual era, claramente, un problema.

-¿Estás bien, Seok? -me preguntó Yoongi, sentándose junto a mí, mirándome con la cabeza ladeada.

-No lo sé -murmuré, sin tener siquiera las fuerzas para elevar la voz.

-Te ves terrible -me dijo, apartando el cabello mojado de sudor de mi frente.

-Gracias -le dije con ironía, forzando una sonrisa.

Él, ante mi expresión, simplemente sonrió tiernamente, sin dejar de acariciar mi cabello.

-Es mentira -susurró, sin dejar de sonreír de aquella manera tan linda -; en realidad tú siempre luces bien -ensanchó su sonrisa.

Rápidamente sentí que la emoción se arremolinaba en mi vientre, haciéndome sonreír sin quererlo. Esto sí que me había sorprendido. No recordaba si alguna vez él me había dicho algo como eso, aunque de verdad me había gustado. Podría ser un chico amargado y malhumorado, pero ésta era la parte de él que hacía que me derritiera. Lo quería demasiado, incluso su faceta de antipatía; lo quería por completo, totalmente, y pronto me percaté de que, más que quererlo, lo amaba. Sí, yo lo amaba, pero me dolía, porque sabía que él no sentía lo mismo por mí y temía que nunca lo hiciera.

Beyond The Scene (Jikook, Yoonseok Y Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora