Capítulo 41

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La furia relampagueante de las carreras de velocidad es maravillosa. Las carreras de
quinientas millas son espectaculares por sus exigencias de estrategia y habilidad. Pero
lo que verdaderamente pone a prueba a un piloto son las competiciones de
resistencia. Ocho horas, doce. Veinticuatro. A veces, veinticinco. Te hablaré de uno
de los nombres más olvidados de la historia del automovilismo deportivo: Luigi
Chinetti.
Chinetti fue un piloto infatigable que participó en todas las competiciones que se
hicieron en Le Mans entre 1932 y 1953. Es conocido, sobre todo, por haberle dado a
Ferrari su primera victoria en ese circuito, en las Veinticuatro horas de 1949. Chinetti
condujo durante más de veintitrés y media de esas veinticuatro horas. Durante veinte
minutos, le cedió el control de la máquina a su copiloto, el barón escocés Peter
Mitchell-Thompson, propietario del automóvil. Eso fue todo. Chinetti condujo todo el
tiempo, menos esos veinte minutos. Y ganó.
Luigi Chinetti fue un brillante piloto, mecánico y hombre de negocios.
Posteriormente, convenció a Ferrari de que comercializara sus vehículos en Estados
Unidos. Y también de que le concedieran la primera, y durante muchos años, única,
agencia de la marca en este país. Vendió caros coches rojos a gente muy rica,
dispuesta a pagar precios muy altos por sus juguetes. Chinetti siempre mantuvo en
secreto su lista de clientes. No le interesaba la ridícula notoriedad del consumo
conspicuo.
Luigi Chinetti era un gran hombre. Inteligente, astuto, lleno de recursos. Murió en
1994, a los noventa y tres años. Suelo preguntarme dónde estará ahora, quién tiene su
alma. ¿Los niños conocen sus propios antecedentes, su linaje espiritual? Lo dudo.
Pero sé que, en algún lugar, hay un niño que se sorprende a sí mismo con su
resistencia, su velocidad mental, la habilidad de sus manos. En algún lugar, un niño
logra con facilidad lo que por lo general cuesta grandes esfuerzos. Y el alma de este
niño, ciego ante su pasado, pero cuyo corazón aún se estremece ante la emoción de
pilotar, despierta.
Y un nuevo campeón anda por la tierra.

El arte de conducir bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora