Capítulo 8

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Le termino de ajustar el overol de cuadros a Jax y sonrío satisfecho, tengo estilo hasta para vestir a un niño.

-Enano, anda por Max, porque hoy haremos salida de chicos - ríe y se va corriendo por el pasillo.

Me doy una última mirada al espejo, soy tan guapo, ni qué decir. El pequeño vuelve con su oso en manos, tomo lo necesario y le doy una mirada.

-Tu ingrata y loca madre nos dejó 20 dólares para gastar, ¿te apetece un helado? - asiente con efusividad.

-Late - murmura, niego divertido.

-Bien, de chocolate será - lo tomo de la mano y salimos del departamento.

El centro comercial de la cuidad queda bastante cerca de donde vivimos, por fortuna. Caminar con un pequeño de la mano no resulta tedioso, puesto que varias personas llevan a sus hijos por la acera. El lugar rápidamente se ve con más gente, algunas personas con bolsas de compra y otras simplemente caminando.

Jax y yo observamos hacia todos lados, buscando algo para distraernos. Veo la heladería favorita de media ciudad y nos encaminamos por un par de conos de chocolate. Sostengo el oso de peluche mientras terminamos nuestros respectivos helados. Al terminar, el pequeño me da una mirada divertida, señalando hacia la zona de juegos infantiles. Pongo los ojos en blanco, pero asiento.

Cerca de los trampolines se escucha un parloteo, quizá es algún concurso cotidiano. Muy a menudo se hacen diversas actividades de convivencia para que participe toda la familia, es muy probable que este tipo de acciones hagan de la cuidad una más atractiva. Nos acercamos, alcanzo a ver a unas chicas vestidas con diminutos trajes azules, qué interesante.

Al parecer regalan peluches, traídos de la juguetería "El mar dulce", patético nombre.
Las chicas se abren paso entre la gente, una rubia esbelta se detiene frente a nosotros con una sonrisa.

-Hola, ¿te gustaría participar en nuestro concurso? El premio es un peluche de delfín, estoy segura de que a tu hijo le va encantar - Jax aplaude, entusiasmado con la idea.

¿No era que a él sólo le gustaban los osos?

Me pongo a su altura, observando esos brillosos y grandes ojos azules que tiene.

-¿Realmente quieres ese peluche? - le pregunto.

-¡Ti! - su dulce voz hace que me termine de convencer.

-Vale, papá Jayden te hará feliz - acaricio su mejilla.

Le asiento a la rubia, ella sonríe maravillada. Dejo al pequeño sentado sobre una de las sillas, sosteniendo mi mochila, con Max dentro de ella.

-Observa y aprende de tu ejemplo a seguir - le guiño un ojo, él sonríe.

Las chicas nos explican a todos los participantes lo que debemos hacer, una competencia exclusiva para papás.

<<Y eso que yo no soy su padre>>

Todo consiste en bailar al ritmo de la música que nos pongan, al final las personas alrededor van a elegir a su favorito. Algo que para un Allen no es complicado. Le pido a las chicas que me dejen ser el último, porque lo del final, siempre es lo mejor. Mis demás 'compañeros' se esfuerzan, pero debo admitir que con esos pasos no me llegan ni a los talones.

-Y el último concursante, ¡Jayden! - paso al centro del círculo formado, la seriedad palpando en mi rostro.

Mi gente de J balvin comienza a sonar por el parlante, muevo mi cuerpo con sensualidad, logrando que las chicas y mujeres alrededor aplaudan. Les doy la espalda, ellas silban al ver mi trasero. Cada paso me detengo a observar a Jax, quien ríe al ver a las personas encantadas con mis pasos de baile. Termina la canción, el lugar explota de silbidos, gritos y aplausos.

<<No es culpa mía saber moverme tan bien>>

-¡Tenemos ganadores! - tomo al pequeño en brazos, recibiendo el peluche de delfín que nos entregan.

-¿Te gusta, pequeñajo? - asiente, pegando su rostro con el mío.

Qué ternura con este niño.

Le damos las gracias a los organizadores del concurso, pasando entre todas las mujeres hormonales, que no dudan en darle palmadas a mi trasero.

-¡Hazme un hijo! - grita una chica cuando pasamos por su lado.

Observo a Jax, y aunque no tiene ni la menor idea de lo que me dijo la chica, se parte en risas conmigo.

-Den - me llama cuando nos encontramos volviendo a casa.

-¿Qué pasa? - volteo hacia abajo sin dejar de sostener su mano.

-Gacias - le sonrío con dulzura.

-De nada, hermoso, siempre estaré haciendo el ridículo con tal de verte feliz.

Observo el delfín, definitivamente, ya tenemos otra anécdota divertida para contarle a Paula.








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¡Holi!

¿Les está gustando la historia? Espero que ^_^

Voten y comenten, ya las leo. El enano en multimedia :3

¡Besos!



Tentación mortal #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora