POV PAULA
Salgo de la habitación luego de ponerme mi camisón de dormir y observo al sexy moreno salir también de su cuarto vestido solamente con un pantalón de pijama que deja muy poco a mi imaginación. Trato lo más que puedo no distraerme con la parte superior de su cuerpo desnudo, porque conociéndolo sé que va a bromear al respecto si lo hago.
Mi hijo ya se encuentra dormido en el cuarto de Jayden —donde ha querido dormir todos estos días—, así que estando el moreno y yo solos, lo más correcto sería irnos a dormir también puesto que es tardísimo ya. La boda de mi hermano estuvo increíble y bailamos mucho; incluso Jayden y yo tuvimos un momento muy especial al bailar una canción que se convirtió en nuestra y sentí mágico ese instante en que solo existimos él y yo.
—¿Vamos a dormir? —le pregunto a Jayden, pasando mis brazos por su cintura para abrazarlo.
Se inclina hacia mí y pone su boca muy cerca de mi oído, lo sé porque siento su aliento cálido en la mejilla.
—¿Realmente quieres dormir? —cuestiona de vuelta, dejando una delgada estela de besos en mi cuello.
Me estremezco con cada toque de sus labios en mi piel, cierro los ojos y disfruto de la sensación unos segundos mientras pienso en su propuesta implícita. Lo cierto es que no, no quiero ir a dormir. Quiero estar entre sus brazos toda la noche de ser posible, quiero que me siga llenando de besos justo como lo está haciendo en este momento. Quiero tocarlo y besarlo así mañana me pueda arrepentir, aunque siendo él dudo que lo haga.
Definitivamente, lo quiero a él.
Me aparto a penas unos centímetros y lo miro a los ojos, sus pupilas están ligeramente dilatadas y sé que él también me desea de la misma manera. Así que simplemente lo beso, sin decir nada porque todo quedó dicho con nuestras miradas. Sus labios se mueven con urgencia sobre los míos y mi lengua va al encuentro con la suya, conociéndose a la perfección. Se separa unos segundos de mí solo para levantarme por los muslos y hacer que le rodee la cintura con mis piernas, así que me aferro cuanto puedo a su cuello y me concentro en la tarea de seguir besándolo.
Jayden camina conmigo a cuestas y pega mi espalda a la pared más cercana para seguirme besando el cuello, yo no puedo evitar suspirar de placer en cada contacto. Con mis manos acaricio cada centímetro de su pecho descubierto y sé que le gusta cuando lo hago por las pequeñas mordidas enredadas en suspiros que me da en el hombro.
—Vamos a la habitación —le sugiero, a lo que él asiente y vuelve a cargarme camino a mi cuarto.
Luego de cerrar la puerta tras de sí, toma asiento sobre el colchón de mi cama conmigo a horcajadas y se queda con la mirada fija en mi pecho. Una risita idiota me asalta y lo veo sonrojarse con vergüenza. Dejo un pequeño beso en sus labios y me pongo de pie para deshacerme del camisón, Jayden observa atentamente mis movimientos y cuando me ve solo en ropa interior, me invita a sentarme de nuevo sobre sus piernas. Mis pechos le quedan a la altura de la cara y siento sus manos en mi espalda, buscando el broche del sujetador que tengo puesto. Asiento con una sonrisa tímida y eso es suficiente para que se concentre en desabrocharlo, cuando lo logra una sonrisa triunfante aparece en sus labios. Quito la prenda fuera de mi cuerpo y un ligero rubor se extiende por mis mejillas al sentirme expuesta con él.
Con cada una de sus manos ahueca mis pechos mientras los observa con anhelo y deja un par de besos en ellos. Cuando atrapa uno de mis pezones entre sus labios una corriente eléctrica me recorre el cuerpo de lo bien que se siente, él se da cuenta y sigue chupando y mordiendo al mismo tiempo que masajea mi pecho libre con su mano. Me arqueo sobre él y suelto un gemido por lo bajo cuando siento su erección en mi trasero. Seguimos unos minutos en la misma posición y decido cooperar un poco y darle algo de placer también. Lo obligo a recostarse sobre el colchón y aún sobre él, me inclino a besar y lamer su cuello. Mis manos están sobre su pecho y las suyas en mi cintura así que poco a poco voy bajando mis caricias y besos por su abdomen. Vagamente se me ocurre llegar hasta por debajo de su ombligo, donde el pantalón de pijama lo cubre. Con mis dedos deshago el nudo de su pantalón y se lo quito, dejándolo solo con el bóxer blanco puesto y el notable bulto dentro de la prenda.
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Tentación mortal #2
RomanceLa vida de Jayden no ha sido precisamente la que todo chico de 20 años lleva. Está destinado a lidiar con un tumor en el cerebro siempre, o por lo menos hasta que puedan operarlo. Odia estar enfermo, odia tener ataques constantemente, odia el no pod...