Capítulo 5

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Dos días, habían pasado ya dos días y su maldito hermano no aparecía

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Dos días, habían pasado ya dos días y su maldito hermano no aparecía. Había intentado llamarlo más de una vez, pero no daba señales de querer aparecer.

No podía dejar de pensar en el hombre que se encontraba encadenado en su guarida. Tenía que hacer algo con él. Debía matarlo, que él esté ahí era un peligro, y que estuviese vivo, era una condena segura. Sabía que si hacía algo Benny iba a enfurecer, y de seguro terminaría haciendo algo terrible en un ataque de sus típicas rabietas de joven malcriado. Pá lo había consentido siempre, y eso lo había convertido en un ser de quien había que cuidarse. ¿Qué hacer? La pregunta no dejaba de rondarlo. Sabía que lo correcto era matar al tal Daniel, eso los dejaría a todos fuera de peligro. Pero Benny... Suspiró frustrado. Benny era un caso aparte. 


Alicia había aparecido esa mañana, y había podido tener una charla con ella en la ducha. Su hermana siempre había disfrutado de ese pequeño detalle de la vida, un simple baño, pero para ella era un deleite. Había podido contarle todo el asunto, y ella simplemente le había dicho, o más bien exigido, que le cortara la garganta al intruso. Y la verdad era, que ella llevaba la razón. Era lo correcto. Pero Benny y su reacción le atemorizaban. 


–¿Benny dónde estás? – Le había dicho una vez más a modo de súplica. No sabía qué hacer. La confusión lo estaba consumiendo. Odiaba la sensación, se sentía fuera de control. Su hermano dijo que iba a encargarse él mismo, pero los días seguían pasando y no hacía nada – ¡Maldición Benny! – Y de pronto, el espejo del baño estaba hecho añicos y su mano estaba cubierta del líquido espeso que tanto le quitaba el sueño –¡Mierda! –Había gritado. Esto estaba mal. Perder el control no era correcto. Debía calmarse. Tenía que coser la herida e ir a la fábrica. Ya estaba decidido. Si su hermano no pensaba hacer nada más que dejarlos expuestos, él iba a arreglar el asunto con sus propias manos. 

–¿Amor? – Mierda, la maldita mujer, la había olvidado– ¿Está todo bien? 

–Juli, si, no es nada, no te preocupes– No la necesitaba husmeando ahora, debía hacer todo y rápido. No podía seguir dejando el asunto por los aires. 

–¿Puedo pasar?– Maldición, no tenía como escapar de esto. Un espejo nuevo no iba a aparecer de la nada. Y la sangre, la maldita sangre. Miró a todos lados, como buscando una excusa, y al no hallarla solo suspiró y tuvo que dejarla entrar.

–Podes, pero por favor no te asustes– Ella ya estaba abriendo la puerta– Te aseguro que no es nada– Le aseguró luego de ver como se tapó el rostro con las manos y le soltaba un asustadizo "Oh por dios".

–Pero...– Ella miró el espejo en pedazos– ¿Qué...qué pasó?– Se acercó a su lado y tomó su mano para observarla, y de nuevo la expresión de horror apareció ¿Qué tenía la gente contra ello, acaso no es solo sangre? Todos la tenemos, y a todos se nos puede derramar – ¿Por qué golpeaste el espejo Joaquín?– Necesitaba una excusa enseguida. 

Múltiple [Suspendida indefinidamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora