Capítulo 1

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–911 ¿Cuál es su emergencia? – Una respiración comenzó a hacer eco a través del tubo – ¿Hola, está usted ahí? – El sonido de la estática se hizo presente, y la respiración comenzó a resonar cada vez más fuerte – ¿Por favor, podría decirme cuál es ...

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–911 ¿Cuál es su emergencia? – Una respiración comenzó a hacer eco a través del tubo – ¿Hola, está usted ahí? – El sonido de la estática se hizo presente, y la respiración comenzó a resonar cada vez más fuerte – ¿Por favor, podría decirme cuál es su emergencia? – el fantasma de una risa apareció, y, seguidamente, se pudo oír un gran estruendo. El teléfono había sido arrojado contra algo duro.

Lo que pareció el sonido de pisadas alejándose comenzó a escucharse. Luego, un grito que le helaría la sangre al más valiente de todos, retumbó en los oídos de la joven operadora. Esta miro a sus compañeros nerviosa, buscando una solución a lo que sus oídos escuchaban. Iba a hablarle a Esteban, su vecino de cubículo, cuando comenzó a escuchar, al otro lado de la línea, una risa tan aterradora que la dejó muda. Sin duda era esta la llamada que más la había perturbado en todos sus días de servicio.

–Yo te veo, Sally – y la llamada se cortó. Decir que estaba petrificada, sería algo suave para describir su estado actual. Podía sentir el tu tu tu de la llamada finalizada, pero no era capaz de colgar el teléfono.

–¿Cómo supo mi nombre? – un escalofrío la cubrió por completo – ¡AHHHHHH! – su grito hizo que todos voltearan a verla, se sintió avergonzada en extremo, pero no pudo evitarlo, alguien había decidido tocarle el hombro para llamar su atención en el peor momento.

Su supervisor, quien había dado un pequeño grito junto al de ella, la miraba ahora enojado. "Perdón" fue lo único que logró decir, y este negó con la cabeza mostrando su disgusto, le dijo un frío "A trabajar" y siguió con su trayecto.


–Manuel – habló Sally, luego de pensarlo largamente, mientras apoyaba su auricular sobre el escritorio – No me siento bien ¿Puedo irme a casa? – Siguió tratando de que su cara expresara lo que sus palabras decían – Por favor – Y así finalizó con su súplica.

–¿Qué más da? – le dijo este sin tomarle importancia al asunto, para terminar dándole un si mezquino con señas de la mano.

Aceptando la respuesta, saludo a sus compañeros con un simple "Adios" y tomó sus cosas para, finalmente, marcharse. La llamada le había dejado un sabor amargo que no podía explicar, pero que la hacía sentir terriblemente angustiada. Había vuelto a llamar al número luego de unos minutos, y nada había pasado. Así que lo había anotado en un papel, junto con la dirección parcial que había conseguido rastrear y se lo había dejado a Esteban para que se encargase del asunto, no sin antes explicarle lo sucedido, omitiendo el detalle de que había sido llamada por su nombre. "No es importante" se dijo a sí misma "De seguro fue mi imaginación".

Ella no podía imaginar lo equivocada que estaba.





6 meses después...


–¡¿Amor?! – La situación era en extremo graciosa. Llevaba demasiado tiempo sin reírme tanto – ¡Oh! ¡Vamos! ¿Es enserio? – Pablo iba de lado a lado de la habitación revolviendo las cosas en las que ya había rebuscado más de una vez – ¿De verdad? ¿Esto te da risa? – Me dijo plantándose frente a mí – ¡Voy a llegar tarde Matias! – No pude evitar largar una carcajada al ver su expresión de enojo, mientras al mismo tiempo, veía como los lentes, que tanto estaba buscando, asomaban desde el lado derecho de su capucha.

–¡Ay, no puedo más, me duele el estómago! – sentencié tirándome de espaldas a la cama, intentando respirar, mientras me aferraba a mi estómago con ambas manos, y empezaba a mecerme.

Pronto una almohada me dio de lleno en la cara, seguida de otro suave golpe, hasta que luego de un tercero por fin pude parar de reír y quitarla de sus manos, para arrojarla lejos.

De repente me halle jalando, de los bolsillos de la campera, a quien es el amor de mi vida, para seguidamente, tenerlo encima de mi cuerpo.

–Te amo – le dije luego de besarlo repetidas veces hasta conseguir que me devolviese el beso – Acá está el malvado objeto que evita que el mundo aprecie esos bellos ojos – y puse los lentes en su rostro.

–Gracias – me respondió secamente e intentó marcharse. ¿Dejarlo ir enojado? Eso no iba a pasar. Con toda la agilidad que me fue posible en el momento nos giré a ambos, y ahora era yo quien estaba sobre su cuerpo – No, me tengo que ir – Me dijo ya no tan convencido como antes.

–De igual manera ya vas tarde ¿Qué son unos minutos más? – pude notar su expresión ante mi recordatorio, pero lo ignoré y comencé a besar su cuello, luego de sonreírle como el predador que era. Intentó negarse y sacarme de encima, pero sus intentos eran ilusorios, él no quería que parase. Pero tan rápido como había comenzado a besarlo, dejé de hacerlo y me hallé ahora mirando sus dulces ojos cielo. Él pronto me estaba mirando también, podía sentirlo casi hurgando en mi alma así que hablé – No voy a dejarte hasta que me digas un te quiero sincero, que no esté cargado de enojo – y deposité un pequeño beso en su nariz, este último gesto lo hizo sonreír.

–Pero si yo no te quiero, – ¿Qué? Arrugué mi frente buscando una explicación en su rostro, pero él solo seguía sonriendo. Sonreía de esa manera que tanto me encantaba – querer es tan vago, tan estéril, a veces siento que no hay palabras suficientes para expresarte lo que siento, por eso suelo usar un "te amo" – de pronto me sentía embriagado de su presencia, de todo su ser – Así que, my darling, my love, my everything, i love you – Terminé sonriendo como un idiota enamorado, y finalmente él aprovecho mi repentina debilidad para huir de mis garras – Perdón amor, realmente tengo que irme. Te veo después, que tengas lindo día. – Iba diciendo todo mientras caminaba lejos de la cama – Te amo – Me dijo cerrando la puerta tras de sí.

–Te amo – susurré. 



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Múltiple [Suspendida indefinidamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora