Capítulo 24

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20 años antes

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20 años antes...


–No, mami, no – Decía el niño mientras era llevado a rastras hacia el pequeño cuarto que tanto odiaba – Basta, voy a ser bueno – Seguía insistiendo, pero lo único que conseguía era que el apretón en su codo se intensificara y las uñas comenzaran a cortar su delicada piel infantil.

–Joana, deja en paz al niño – Gritaba un hombre desde el sillón, pero parecía solo hacerlo por costumbre y sin ánimos de ayudar, puesto que sus ojos no se habían despegado de la tele frente a él, ni su mano de la cerveza que sostenía. 

–No, no, él me está siguiendo – Le respondía nerviosa la mujer – Puedo ver como sus ojos me observan en todo momento, estoy segura de que ha puesto cámaras en la casa – Y abría la puerta para meterlo y encerrarlo dentro, mientras el niño seguía suplicando que lo dejase en paz, que iba a portarse mejor.

–Por el amor de dios Joana. Es tu hijo ¿Cómo no va a seguirte? Solo quiere comida, hazle un sándwich – Terminaba este, ahora, observándola.

–¡¡Quiero que te calles!! Yo se que él les contó todo y los ayuda. Están planeando envenenarme – Le gritó ella furiosa tras poner la traba en la puerta.

Los golpes contra la madera comenzaron, y esta era tan vieja que parecía vibrar ante ellos.

–Tiene 5 años mujer, él no quiere matarte – Le dijo él parándose para ir a sacar al niño del sitio.

–¡Papi! ¡Papi tengo miedo! – Decía entre lágrimas el infante. Estaba asustado. Odiaba ese sitio, odiaba la oscuridad.

–¡Silencio! – Le decía la mujer mientras pateaba la puerta – Te vas a quedar ahí hasta que quite las cámaras – El hombre pronto la tironeó del brazo y la arrojó lejos de la puerta, logrando que cayera contra el duro suelo de cemento que la casa tenía – ¡NOOO! – Le gritó ella al ver como él se disponía a destrabar la puerta y se arrastró hasta el hombre amarrándose a una de sus piernas para alejarlo de allí – No le abras, es un monstruo – Su insistencia le consiguió un nuevo empujón, con el que se dio la cabeza contra el piso. Comenzó a sentirse mareada, pero a él eso no le importó, la levantó del cuello del suéter que llevaba puesto y pronto su puño cerrado se estampó en su delicada cara. Eso iba a dejar una marca muy notoria en su piel tan pálida.

–Me tienen harto – Le dijo luego él, mientras se marchaba de la casa dejando a la mujer tirada y al niño encerrado gritando a todo pulmón.  





Hoy...



–¿Tiene algo el closet? – La voz de Pablo me trajo de nuevo a la realidad – ¿Estás... llorando? ¿Qué ha pasado? – Me interrogó mientras agarraba mi rostro para mirarme mejor. ¿Llorar? ¿Estaba llorando? Tal vez mis ojos me traicionaran y lo estuviesen haciendo, pero no era yo quién lloraba. No era yo quien sufría. No, no era yo.

–Solo un mal recuerdo – Le contesté para cerrar el tema – No es nada – Y abrí la puerta, para meter en los estantes lo que en un principio había ido a guardar. 



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Múltiple [Suspendida indefinidamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora