20 años antes...
–No, mami, no – Decía el niño mientras era llevado a rastras hacia el pequeño cuarto que tanto odiaba – Basta, voy a ser bueno – Seguía insistiendo, pero lo único que conseguía era que el apretón en su codo se intensificara y las uñas comenzaran a cortar su delicada piel infantil.
–Joana, deja en paz al niño – Gritaba un hombre desde el sillón, pero parecía solo hacerlo por costumbre y sin ánimos de ayudar, puesto que sus ojos no se habían despegado de la tele frente a él, ni su mano de la cerveza que sostenía.
–No, no, él me está siguiendo – Le respondía nerviosa la mujer – Puedo ver como sus ojos me observan en todo momento, estoy segura de que ha puesto cámaras en la casa – Y abría la puerta para meterlo y encerrarlo dentro, mientras el niño seguía suplicando que lo dejase en paz, que iba a portarse mejor.
–Por el amor de dios Joana. Es tu hijo ¿Cómo no va a seguirte? Solo quiere comida, hazle un sándwich – Terminaba este, ahora, observándola.
–¡¡Quiero que te calles!! Yo se que él les contó todo y los ayuda. Están planeando envenenarme – Le gritó ella furiosa tras poner la traba en la puerta.
Los golpes contra la madera comenzaron, y esta era tan vieja que parecía vibrar ante ellos.
–Tiene 5 años mujer, él no quiere matarte – Le dijo él parándose para ir a sacar al niño del sitio.
–¡Papi! ¡Papi tengo miedo! – Decía entre lágrimas el infante. Estaba asustado. Odiaba ese sitio, odiaba la oscuridad.
–¡Silencio! – Le decía la mujer mientras pateaba la puerta – Te vas a quedar ahí hasta que quite las cámaras – El hombre pronto la tironeó del brazo y la arrojó lejos de la puerta, logrando que cayera contra el duro suelo de cemento que la casa tenía – ¡NOOO! – Le gritó ella al ver como él se disponía a destrabar la puerta y se arrastró hasta el hombre amarrándose a una de sus piernas para alejarlo de allí – No le abras, es un monstruo – Su insistencia le consiguió un nuevo empujón, con el que se dio la cabeza contra el piso. Comenzó a sentirse mareada, pero a él eso no le importó, la levantó del cuello del suéter que llevaba puesto y pronto su puño cerrado se estampó en su delicada cara. Eso iba a dejar una marca muy notoria en su piel tan pálida.
–Me tienen harto – Le dijo luego él, mientras se marchaba de la casa dejando a la mujer tirada y al niño encerrado gritando a todo pulmón.
Hoy...
–¿Tiene algo el closet? – La voz de Pablo me trajo de nuevo a la realidad – ¿Estás... llorando? ¿Qué ha pasado? – Me interrogó mientras agarraba mi rostro para mirarme mejor. ¿Llorar? ¿Estaba llorando? Tal vez mis ojos me traicionaran y lo estuviesen haciendo, pero no era yo quién lloraba. No era yo quien sufría. No, no era yo.
–Solo un mal recuerdo – Le contesté para cerrar el tema – No es nada – Y abrí la puerta, para meter en los estantes lo que en un principio había ido a guardar.
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Múltiple [Suspendida indefinidamente]
Misterio / SuspensoAmable. Atento. Calculador. Despiadado. Psicópata. Me han catalogado de tantas maneras que ya no se quien soy. Tengo tantos nombres que nadie sabe cuál es el verdadero. Mi expediente policial dice que es Ángel, pero ese es un secreto que nadie puede...