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Después de haber dormido un poco me levanté dejando a Any dormida en la cama tratando de no despertarla, bajé para hacer las reservaciones en uno de mis restaurantes favoritos, al bajar mi familia había terminado de comer y veían la televisión, mi mamá había ido a la oficina y mi padre al hospital.

- Hola bella durmiente-, bromeó Chris mientras yo rodaba los ojos.

- ¿Y Any?-, preguntó Maite mientras miraba a Dulce.

- Aun duerme-, susurré.

- Está bien déjalo en nuestras manos, ¿a qué hora salen?-, preguntó mi pequeña hermana.

- A las 6:30-, contesté con el ceño fruncido.

- Tú solo encárgate de estar listo-, aseguró Dulce levantándose del sillón junto con Maite, salieron mientras yo me sentaba al lado de Mane.

- Compadezco a Any-, murmuró Mane con una sonrisa.

- Yo también- admití.

~........~

Desperté sin encontrar a Poncho a mi lado, la sangre se me enfrío de repente hasta que pude visualizar a Dulce y Maite mirándome con impaciencia.

- Buenos días-, saludó la pequeña de los Herrera.

- Técnicamente seria buenas tardes-, contesté mientras me sentaba en la cama.

- Claro, claro, ahora tenemos que probarte uno de mis vestidos-, susurró Dulce mientras yo ponía cara de pocos amigos.

- No mas vestidos-, me crucé de brazos mientras las otras dos reían.

- Vas a salir a cenar románticamente con tu príncipe azul, debes de usar vestido-, suspiró Maite mientras Dulce y yo reímos.

- Maite, derramas miel-, repliqué y ella me sacó la lengua.

- Yo ya estoy diabética-, admitió Dulce mientras reía.

Fuimos a la habitación de Chris y para sorpresa mía Dulce me mostró un lindo vestido blanco, por debajo de la rodilla, era elegante pero bonito y sensual, de gasa, convuelos en la falda, era estraple, yo lo miré mientras ellas me incitaban a probármelo.

El vestido me quedaba un poco grande del busto pero eso no fue problema para Maite, llamó a su mamá y Ela llegó mientras Maite alisaba mi cabello.

Ela hizo unas pequeña pinzas al vestido, que Dulce aseguró podría quedármelo, como regalo, yo sonreí incapaz de procesar tanta atención, siempre había sido yo sola contra el mundo y ahora no me imaginaba lejos de la familia Herrera, y muy en el fondo deseé que fuera mi familia.

Volví a ponerme los lentes de contacto y Dulce me maquilló tenuemente, Ela tomó uno de sus abrigos y me lo dió, casi tan emocionada como su hija y su nuera.

Cuando bajé las escaleras Poncho estaba esperándome con una camisa, saco, corbata y pantalón negro, me miró con una sonrisa mientras yo me mordía el labio.

- Amor -, fue todo lo que murmuró antes de besarme, yo lo besé extrañando sus labios y no me separé hasta que Maite carraspeó en tono dramático.

- Diviértanse-, susurró Ela mientras yo asentía.

- ¿A dónde vamos?-, pregunté ya de camino mientras Poncho negaba con la cabeza.

- Tú solo sígueme-, contestó mientras yo entrelazaba su mano sin decir más, sabía que esa seria toda su respuesta.

Al llegar a la ciudad, recorrimos el centro, tome a Poncho del brazo mientras caminábamos, el nos dirigió a un lindo restaurante iluminado tenuemente. Cada mesa tenía una pequeña vela que hacia una iluminación increíble. Nos sentamos mientras el mesero nos daba el menú.

Poncho se tensó visiblemente al mirar como el hombre me observaba, pero yo solo negué con la cabeza y lo besé frente al mesero.

- Tranquilo Herrera-, murmuré sonriendo.

- Eres mía Puente-, contestó y yo negué rodando los ojos.

- Yo lo sé, eso es lo importante-, contesté mientras el sonreía asintiendo.

Cenamos mientras intentábamos contarnos algunas cosas de nuestra niñez, Poncho me contaba las travesuras de él y Chris, como conocieron a Dulce y Mane, mientras yo le contaba de Liliana y Max los únicos amigos que tuve viviendo con mi madre.

Cuando terminamos de cenar, salimos del restaurante y caminamos algo mas mientras la noche caía oscura y pacífica, Poncho me abrazó mientras recorríamos las calles hacia el auto. Cuando subimos, mi acompañante sonrió mientras lo encendía y yo lo mire intrigada.

- ¿Sigues conmigo?-, me preguntó el mientras yo asentía aun confundida.

- ¿Más sorpresas? -, inquirí y el sonrió aun mas.

Miré las calles que recorríamos hasta aparcar fuera de un elegante hotel de la ciudad, tenía grandes jardines y una decoración sobria,

Poncho me miró y bajó del auto para ayudarme a bajar.

Yo solo sonreí mientras el pasaba a la recepción por la llave de su habitación ya reservada, sentía mi estomago hecho nudos, como si fuera la primera vez que estuviéramos juntos, había sido perfecto, en cada uno de sus movimientos y yo solo esperaba el momento en que me despertaría.

Subimos a una de las suites mientras Poncho me abrazaba por detrás y besaba mi cuello suavemente, al entrar me quedé maravillada con la habitación, una cama en el centro de la habitación con cuatro postes que se alzaban en las esquinas, sosteniendo un velo que la cubría tenuemente, cientos de cojines la adornaban, las sabanas blancas y el edredón dorado lo hacían demasiado irreal,

Había dos sillones y un lindo escritorio, una hermosa lámpara y una puerta que debía ser para salir a la terraza, pero lo que más me sorprendió fue una tina en medio de las esquinas de la habitación, estaba rodeaba por un cuadro de azulejo en el piso, podías rodearla con facilidad, la tina estaba llena y de ella salía humo por sobre las burbujas.

- ¿Te gusta?-, susurró Poncho mientras yo cerraba los ojos por impaciencia, porque mi deseo y mi necesidad de estar con él aumentaban, porque mi corazón no podía soportar el amor que él me entregaba.

- Esto es...-, murmuré mientras me giraba y lo veía.

- Te amo-, fue todo lo que pude expresar mientras el sonreía conforme.

~........~

La noche había marchado perfectamente Any se veía muy feliz pero al llegar al hotel su cara casi resplandecía al ver todo lo que había preparado.

- ¿Te gusta?-, pregunté un poco ansioso por saber su respuesta, ella se volvió hacia mí y sus ojos brillaban.

- Esto es...-, empezó.

- Te amo-, terminó ella y yo no pude más que sonreír eso era lo único que deseaba que me amara tanto como yo a ella, bueno eso y algo mas, lo cual había sido el motivo de esta cita quería hablar con ella de nosotros, de estar juntos, de que deseaba pasar el resto de mis días con ella pero no sabía cómo empezar no quería asustarla con algo que quizás ella considerara precipitado.

- Any yo quiero pedirte...que me permitas estar contigo siempre-, le dije con mi frente pegada a la suya.

- Te amo y quiero pasar el resto de los días contigo-, murmuró ella mientras me abrazaba.

- No podría soportar que me dejaras sola, prométeme que jamás me dejaras-, susurró ella mientras que yo sabía exactamente todos sus temores, pero todo lo contrario yo estaba muy lejos de querer dejarla.

- Jamás mientras yo viva mi amor-, murmuré antes de besarla.

- Entonces tenemos un acuerdo-, me burlé hablando contra sus labios y ella sonrió negando.

- Lo tenemos Herrera.

Yo sonreí mientras le quitaba lentamente el abrigo por los brazos, ella me miró mientras yo acariciaba su piel que quedaba expuesta, sus manos viajaron a mi camisa pero yo la detuve mientras la besaba.

- Esta es tu noche amor-, murmuré mientras un escalofrío la recorría haciendo que yo sonriera.

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😈😈😈

El acuerdo perfecto (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora