El acuerdo perfecto (AyA)

32.

Miré la carpeta pero no podía leer una solo línea, una de las manos de Poncho se deslizó dentro de mi ropa interior y acarició mi clítoris suavemente, yo me agité contra el frotándome, sintiendo su erección.

- Poncho-, gemí y lo sentí sonreír contra mi cuello.

- Estudia Puente-, ordenó en tono burlón mientras seguía con sus caricias, haciendo que yo sostuviera la orilla de la mesa, me mordí el labio hasta casi sangrarlo cuando mi orgasmo llegó debido solo a sus caricias.

- Te necesito-, murmuré recargada con mi espalda en el pecho de él.

- Y yo a ti-, concordó Poncho.

- Entonces hazlo-, me levanté y bajé un poco mas mi ropa interior mientras él se desabrochaba titubeante el pantalón, yo sonreí y lo besé antes de que él lo bajara, solo un poco, volví a sentarme ya piel con piel, con la falda tapando algo del “indebido acto”.

Volví a levantarme solo un poco mientras Poncho se acomoda en mi entrada y me penetraba mientras yo jadeaba bajo.

- Any-, gimió mientras yo me inclinaba hacia la mesa y el acariciaba mi espalda metiendo sus manos debajo de mi blusa.

Después de unos movimientos tenues, me atrajo a su pecho y comenzó a devorar mi cuello mientras yo me mordía y apretaba los labios para no gritar, para no hacer ruido.

Poncho sujetó mi cadera y me ayudó a moverme mientras yo sostenía fuertemente las orillas de la pequeña mesa.

Llegamos a un orgasmo demasiado placentero, la adrenalina del momento y del lugar era demasiado excitante, Poncho ahogó cualquier sonido en mi hombro mientras yo tomaba una de las manos de él, y silenciaba mi boca en su piel.

Poncho me besó detrás de mi oído, yo sonreí y me levanté para acomodarme la ropa al igual que él, me senté de nuevo pero ahora de lado, para poder mirarlo.

- Te amo tanto-, murmuré antes de besarlo mientras él sonreía.

- Y yo a ti-, contestó antes de mirar la carpeta.

- Ahora tengo que dejarte estudiar-, inquirió y yo reí bajito.

- Si, pero creo que volveré al departamento, no puedo estudiar aquí, ya no-, admití mientras me sonrojaba levemente.

- Te acompaño-, dijo él y yo asentí antes de recoger mis cosas para salir.

Caminamos abrazados mientras recorríamos las instalaciones casi vacías del campus, llegamos al edificio y Poncho me acompañó hasta la puerta de mi departamento, me dio un lento beso antes que yo abriera la puerta.

- Recuérdame porque no puedo dejarte entrar-, jadeé con el aire faltándome.

- Tienes que estudiar, tenemos que estudiar-, dijo él mientras me besaba de nuevo.

- Cuídate-, pedí contra sus labios.

- Estaré el jueves en tu graduación-, prometió Poncho y yo sonreí.

- Te amo-, respondí.

- Como yo a ti-, sonrió el antes de besar mi cuello y luego partir.

Entré a mi departamento aun con el calor en mis mejillas por aquel encuentro, la graduación, ahí terminaría y empezaría todo yo tenía varias ofertas para empezar como negociadora pero no quería separarme de el, rechazaría mi oferta, yo lo aceptaría a él y esperaría que él me aceptara, no quería estar separada de él nunca. Así era, había aprendido que la vida es de tomar riesgos, decisiones, mi loca idea de ese acuerdo me había llevado al amor de mi vida, a veces para ser feliz hay que arriesgarse y ser valientes.