El acuerdo perfecto (AyA)

16.

Estaba recostada mientras oía el murmullo de la casa, escuché a Ela llamar a Maite para ir a la escuela y a ésta cuando salió de su habitación, me estiro un poco mientras veía a Poncho dormido sobre su lado izquierdo frente a mí.

Cuando pensé en proponer una locura semejante como pagar por sexo jamás me imagine esto, ahora no estaba segura de que hacer, me sentía tan bien con él, y no solo cuando teníamos relaciones... que era la mejor experiencia de mi vida, sino también convivir con él, con su familia, parecía que por una vez encajaba en un lugar, Poncho se reía de mi humor, un humor que mi madre nunca entendió y al que mi padre jamás presto atención, me sentía protegida y mujer a su lado y eso me asustaba, si pudiera irme hubiera tomado mis cosas pero me resistí a mí misma, esta vez no huiría, era como estar en un viaje en primera clase, tenía una familia, y un hombre que me hacía estremecer en muchos sentidos, tal vez solo tuviera unos días pero no me iría sin ellos, después volvería a mi realidad, a mi soledad y a mi mundo sin él...sin Alfonso Herrera.

Decidida a dejar de lado ese pésimo humor digno de cualquier mujer de 40 años, me levanté y busqué ropa limpia mientras recogía la que estaba tirada por la habitación... me fui a bañar, salí unos minutos después ya vestida con unos cómodos jeans, camiseta blanca con estampado negro y por supuesto una chaqueta negra de cuero.

Mientras Poncho seguía dormido, le di un beso en la mejilla sin que él se inmutara y salí para encontrarme a Maite y Ela en la cocina.

- Buenos días-, saludó Ela a modo maternal.

- Buenos días, ¿se van?-, pregunté mientras Ela guardaba unas cosas en su portafolio.

-Si...pasaré a dejar a Maite y luego iré a la oficina por unas horas-, contestó ella mientras Maite hacia un puchero.

- No es justo mamá ¿Por qué tengo que ir a la escuela?-, replicó la pequeña Herrera mientras yo sonreía.

- Maite-, advirtió Ela.

- Si ya se ya se, solo espero el día en que yo tenga que visitar a Chris y falte toda la semana como Mane -murmuró ella mientras yo negaba con la cabeza.

- ¿Quieres fruta Any?, o te preparo algo...ayer ya no bajaron a cenar nada, debes tener hambre-, preguntó Ela mientras Maite soltaba una risita y yo le daba un codazo juguetón.

- No te preocupes Ela puedo arreglármelas-, contesté mientras Ela asentía.

- Bien nos tenemos que ir Maite-, llamó su mama y ésta fingió llorar cuando se despidió de mí mientras Ela rodaba los ojos sonriendo.

- Nos vemos cariño...-, se despidió dejándome en la cocina, me serví una taza de café mientras miraba hacia el sótano y recordé sin poder evitarlo mientras se formaba una sonrisa en mi rostro.

- Desearía poder leer la mente-, susurró Poncho haciéndome sobresaltar recargado en la entrada de la cocina...

~........~

Me removí en la cama y sentí un extraño vacío en ella estiré una mano y empecé a tocar alrededor de esta y entonces abrí los ojos, Any no estaba a mi lado, fruncí el ceño un poco confuso, ¿Dónde podría estar? Me levanté y recargué mi cabeza en la puerta del baño y no escuche nada, abrí para comprobar que estaba vacío y así era... me sentía mal, ansioso... el no despertar con ella en mis brazos me dejaba una extraña sensación... busque algo de ropa y me metí a la ducha... me bañé rápido para poder bajar a buscarla... me vestí con un pantalón café, camiseta negra y chaqueta a juego.

Salí lo más rápido que pude de la habitación y me dirigí a la cocina al llegar la vi y casi de forma instantánea me relajé. me recosté en la entrada de la puerta para poder contemplarla estaba muy linda y con el cabello suelto como gustaba verla... el pantalón se ceñía a su figura haciéndola ver increíble... ella estaba de espaldas a mi por lo que no se había dado cuenta que estaba ahí la vi sonreír mientras miraba al sótano y la curiosidad me gano.