II. Recuerdos.

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La alarma sonaba y mi cuerpo no quería reaccionar, tenía que levantarme e ir a la universidad o Nat me mataría así que me apresuré en ducharme, arreglarme y preparar mi bolso. Me decidí por unos jeans blancos, una blusa suelta de color rosa y mis sandalias favoritas beige. Salí de mi cuarto y encontré a papa en la cocina preparando el desayuno.

-Buenos días - dije sin verlo.

-Buenos días preciosa, ¿cómo amaneces? - Mi padre es la persona que mas me ha apoyado en todos estos años.

-Igual que siempre papá- Contesté. Sabía que muchas veces era dura con mis palabras, que probablemente mi papá sufría por mi culpa, pero no estaba en mí.

-Samantha...

Mis hermanos aparecieron y lo agradecí, mi papá ya empezaría con su discurso con tal de hacerme sentir mejor, aún así, eso no funcionaba en mí.

-Bueno me voy o llegaré tarde- iba a salir de la casa cuando la voz de papá me detuvo.

-¿No vas a desayunar? Debes comer algo Sam- en su voz se notaba la preocupación y su mirada sólo irradiaba tristeza. Siempre que pasaba esto, en mi corazón sentía un pinchazo que intentaba hacerme ver que estaba mal, que hacía mal.

-Comeré algo en la universidad papá, no te preocupes, adiós.

Entre en el auto, lo prendí y arranque. En el camino encendí la radio para escuchar un poco de música y cuando comenzó a sonar "Qué gano olvidándote" de Reik, mi mente viajo al pasado, trayendo consigo recuerdos que me destruyen lentamente gracias a él.

Flashback.

-¡No, basta ya! - odiaba las cosquillas pero viniendo de él podía quererlas. No paraba de reír.

-Dime que me quieres y dejaré de hacerlo- dijo él. Lo quería tanto, me tenía cautivada con su forma de ser conmigo, la manera en que me miraba, con esa dulzura y admiración, me hacía sentir que era la única chica a la que quería.

-Te quiero- le dije y aun así siguió- ¿Qué, no escuchaste? ¡Te quiero!- y por fin dejó de hacerlo.

-Yo también la quiero Srita. Williams.

-¿Ah si? ¿Me quieres?- le dije en tono juguetón, atraiéndolo hacia mí y el rodeaba mi cintura con sus brazos.

-Estoy seguro de que eres la chica más hermosa y perfecta que he conocido, a la que quiero y querré siempre.

-Solo tienes 18 años tonto.

-Y sé que quiero estar contigo por siempre- dijo y me besó como sólo él lo hacía.

Fin del flashback.

Las lágrimas amenazaban con salir pero las contuve, si Nat me veía llorando nuevamente me mataría y no lo digo exagerando. llegue a la universidad y estacione el auto al lado del de mi mejor amiga quien casualmente estaba allí.

-Sam- dijo con mucha emoción.

-Hola perra, ¿cómo estas?- le dije con una sonrisa forzada; la abrace para que no notara mi ánimo.

-Yo bien pero tú no, ¿crees que no me di cuenta de tu sonrisa falsa? A mi no me engañas Williams.

-Prefiero no hablar de eso, llegaremos tarde a la clase- dije y empecé a caminar en dirección al bloque en el que vería Ingles I.

... Ya pasaron 2 horas y yo no he prestado atención a las clases, estaba hundida en mis pensamientos, recordando esos momentos de mi vida que jamás volverán. Algunas veces, para no decir que muchas, me pasaba esto, por suerte contaba con Nat que me prestaba los apuntes.

-Sam... ¡Sam! - Escuche a mi mejor amiga gritarme.

-¿Qué pasa Natasha?

- ¿Puedes decirme que tienes? has estado ida toda la mañana, te llamo y no me escuchas. -dijo cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

-Estoy bien, no te preocupes, sólo son recuerdos. -intenté darle mi mejor sonrisa pero no funcionó.

-Sam estoy aquí y siempre lo he estado, debes superarlo, pasar la página, dejar el pasado atrás. Ha pasado un año, ya no puedes seguir sufriendo por él. Te juro que si sigues así yo misma lo buscaré, lo torturaré y le haré pagar cada lágrima que has derramado y mira que ya tengo muchas ideas en mi mente- una lagrima se me salió, pero me apresure en limpiarla, y con ella una pequeña risa, mi mejor amiga si que estaba loca.

-Lo intento Nat, dame tiempo de borrar todos esos recuerdos de mi mente. Pero no sólo por él es que estoy así. -Una sonrisa triste me indicaba que mi mejor amiga me había entendido.

-Mira que tienes los ojitos más lindos que he visto como para hacerlos llorar- sonreí y esta vez fué una sonrisa sincera, no como la anterior, amaba a esta mujer.

- Ya me voy al trabajo te llamo cuando llegue a la casa, ¿vale? - me levante y la abracé.

-Vale- dijo devolviéndome el abrazo.

Me dirigí al trabajo en mi auto, esta vez con una sonrisa y no melancólica como esta mañana, Nat tiene razón, ya paso un año debo dejarlo atrás el problema es que no se cómo.

Llegue al restaurante, vi a Jan y me acerque para saludarla antes de cambiarme.

-Hola Jan- le dije mientras le daba un rápido abrazo.

-Hola preciosa, por fin llegaste, necesito ayuda aquí.

Y así paso la tarde y con ella llegó la noche, ocupadas con el trabajo que teníamos las horas se nos pasaron volando, ahora solo queríamos llegar a nuestras casas para descansar. Llegó la hora de marcharnos, nos despedimos y cada una se fue a su auto.

Ya en casa, fui directamente a mi cuarto, me di una ducha caliente para relajarme y luego ir a la cocina para ver que comer para mi sorpresa estaban papá y mis hermanos esperándome para cenar.

-Compramos hamburguesas, sabemos que te encantan- Si, me encantaba comer hamburguesas, es lo mas delicioso que he comido en la vida.

-Gracias- me senté al lado de Tomas el menor de todos con 14 años de edad y de frente tenía a Mateo de 16, ambos muy galanes, no me había dado cuenta hasta ahora lo mucho que han crecido.

En toda la cena ninguno dijo nada mas, solo comimos en silencio y al terminar me levante, le di un beso en la mejilla a cada uno y me fui a mi cuarto donde me acosté a esperar que el sueño me invadiera y quedarme dormida, no sin antes verificar la alarma...

Hasta que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora