XXI. Ella.

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Me encontraba en una cita perfecta: velas, flores y una hermosa melodía nos envolvía en un mágico momento. Ben había decidido traerme a un restaurante muy conocido por su magnífica forma de convertir el ambiente en un romance encantador.
Las personas a nuestro alrededor no dejaban de sonreír y miraban a su acompañante de manera en que todos notaran que están realmente enamorados.
Gracias a esto, al ambiente y el dulce sonido que inundaba mis oídos, sentía que estaba metida en una película romántica donde todos terminaban felices para siempre, pero en la vida real, el felices para siempre no existe ¿o sí?  Obviando mi pregunta y concentrándome en la persona que tenía en frente, quien me miraba con la mayor dulzura posible mientras su mano alcanzaba la mía.

-¿Te gusta? - preguntó con una sonrisa tímida- Sé que puede ser un poco... Muy romántico, quizás y te empalague el lugar pero...

-Es perfecto -dije mientras devolvía el gesto y le tomaba su mano en forma de agradecimiento.

-Entonces, pidamos alguna entrada y comencemos a conocernos Srita Williams.

-Me parece bien Sr. Alcalá.

...

Mientras más conocía a Ben, más me atraía. Era encantador, amable, caballero, nada de ostentoso ni creído: un galán salido de telenovela y no puedo evitar sentir un poco de miedo pero luchaba contra el para dejarlo a un lado. No quiero arruinar lo que al parecer será una noche maravillosa.

Ya habíamos pedido nuestra cena y yo por desear una pasta tres quesos -amo la pasta- termine manchándome con la salsa -debo admitir que siempre me pasa, parezco una bebe cuando estoy comiendo- pero Ben, en medio de risas, limpió mi torpeza.

-Consideraré la próxima vez pedir otro plato -dije mientras sonreía con, imagino, un color carmesí en mis mejillas.

-No te limites a pedir otro tipo de plato solo para mantenerte intacta Sam, me gustas así tal y como eres. Además, me pareció divertido y romántico limpiar tu mejilla -dicho esto, mis mejillas se encendieron y continuamos con nuestra linda velada.

Una hora después, y luego de tanta insistencia por parte de mi acompañante, nos encontrábamos bailando una pieza romántica junto a otras parejas que habían permanecido, al igual que nosotros, por un buen rato en el restaurante.

-Gracias por todo Ben, ha sido una noche mágica -me anime a decirle mientras observaba esos hermosos ojos que hoy tenían un brillo especial.

-Gracias a ti por aceptar Sam, quizá no soy un chico perfecto, todos tenemos defectos pero me gustaste desde la primera vez en que te vi, seguido de esto hice todo lo que ya te comenté - reímos bajito- y me encantaste, puede que aún no esté enamorado pero sé que  en poco tiempo tú podrías lograrlo y por fin ser quien me haga sentar cabeza y madurar definitivamente -sonreí.

- ¿Estás diciéndome que tendré que lidiar con un niño de 20 años? - pregunté achicando mis ojos y manteniendo mi sonrisa.

-Si vuelves a hacer esa cara, te besaré -sentenció y mis ojos se abrieron como platos pero poco a poco, y siguiendo la voz en mi interior, hice de nuevo la mueca en forma de aceptar el beso que yo también quería darle.

Un beso lento, conmovedor, lleno de sentimientos que estaban comenzando a surgir desde el silencio; silencio que ambos manteníamos para no dar a luz nuestra atracción, pero ahora que Ben había tenido la valentía para decírmelo, invitarme a salir e intentar enamorarme, las cosas cambiarían.

-¿Ya te dije que estas muy linda esta noche? -dijo al separarse y pegando su frente a la mía.

-De hecho, al parecer te deje sin palabras -Ambos reímos.

-Bueno, en ese caso, está muy hermosa hoy Srita. Williams. ¿Mejor así? Ya las palabras regresaron a mí -sonreí.

-Mejor así, gracias Sr. Alcalá, fueron muchas horas escogiendo mi atuendo -inmediatamente me arrepentí al decirlo -tú y tu bocota- cállate conciencia.

-No necesitas pasar horas viendo que colocarte, de igual manera, con lo que quieras, te verías igual de hermosa.

-Que romántico eres, eso no dirías si me vieras al levantarme por las mañanas y con el humor que algunas veces despierta conmigo - ahora él me está sonriendo, viéndome directamente a los ojos; su sonrisa transmite mucho, es tan intento que no puedo descifrar con exactitud todo lo que está intentando decirme pero aun así, es tentador.

-¿Qué? - Pregunté cuando luego de varios segundos, el no ha dejado de mirarme.

-Borraré esa marca que dejaron en tí. Te lo prometo -mi corazón se ha comprimido y estoy segura que mi sonrisa ahora es una de desagrado.

-Por favor, no prometas. Ya prometieron mucho y no cumplieron nada. Ya no estoy para que me digan, o prometan, lo que "harán en el futuro" sino para que demuestren al instante, en el preciso momento en que deben hacerlo y así yo sabré que es verdadero el sentimiento. El amor se demuestra con acciones, no con palabras.

-Que profundo Srita. Williams, ¿Has considerado alguna vez ser una escritora? -preguntó con una sonrisa burlona mientras yo hacía malos ojos - Ya, ya, cambia esa cara. Tienes toda la razón, te demostraré que aún puedes volver a confiar.

Dicho esto un beso sello el momento y fuimos a la mesa a buscar mis pertenencias para volver a nuestras casas.

Mientras reíamos de estupideces y salíamos en busca de la camioneta de Ben, un choque con dos personas, que al parecer venían igual de entretenido que nosotros, nos hizo volver la vista al frente. Al verla, sentimientos revolotearon dentro de mi: desprecio, traición, dolor. Una mano estaba siento apretada por la mía, no podía contener mi molestia en estos momentos, mi sonrisa había desvanecido y una mueca de asco la había reemplazado. ¿Por qué el destino suele ser tan cruel?

-Sam -dijo ella con un tono avergonzado.

-Solo mis amigos me dicen así, Rousse.

Ella, a quien considere una de mis mejores amigas, la misma que me traicionó y se metió entre las sabanas con mi ex novio, estaba parada justo en frente de mí y acompañada con quien menos lo esperaba.

Hasta que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora