XIII. Contigo o sin ti

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Desperté y estaba sola, acostada en la habitación que he estado utilizando desde que llegue, no puedo ni recordar cuál película estábamos viendo antes de quedarme dormida y mucho menos como llegué aquí, lo que sí recuerdo es que le di una nueva oportunidad a Erick, la cual no sé si fue buena idea o no, ¿Por qué? Simple: Miedo; miedo a volver a sentir todas esas cosas lindas que derivan del amor y vuelva a traicionarme. Sería como mirar de puntas el pozo por el que caí la primera vez y el mismo viento con una suave brisa me haga caer. Y es así, soy tan vulnerable al amor, a sentir mil y un sentimientos por esa persona, lo entrego todo sin nada a cambio, espero sacar sonrisas que enciendan al mismo sol de lo bellas que pueden llegar a ser, darle la felicidad que merece en su vida a través de acciones, demostrándole lo mucho que lo puedo amar; pero así como soy vulnerable al amor, lo soy para el dolor.
No me creo capaz de soportar otra
traición.
¡Si! hay más hombres en el mundo, apenas tengo 19 años y me queda toda una vida por delante, pero él ha sido el único chico que se ha acercado a mi; él mi primer beso, mis primeras mariposas, el único por el que he sentido todas esas sensaciones hermosas de las que habla todo el mundo al estar enamorado, mi primer novio, quien siempre ha estado a mi lado tanto en los momentos malos como en los buenos y el que siempre confió en mí y en lo buena que podría ser en todo lo que me propusiera. Pero también, fue quien me enseñó el lado malo del amor, ese que te deja sin aliento, sin palabras, sin felicidad. Donde las sonrisas no salen a la luz, donde quieres tirarte en una cama y no levantarte, llorar hasta quedarte dormida y buscar en algún sueño un momento de paz y tranquilidad.
Dicen por ahí que llorar sana el alma y vas calmando tu dolor cuando ya decides no hacerlo más pero están equivocados o por lo menos en mi caso no fue así. He llorado cada noche y el dolor nunca se va. La vida sigue para todos y para mí, pero la vivo con tristeza dentro de mí.
Lo mejor que puedo hacer es dejarle claro que la oportunidad que le di es para acercarse y me demuestre el amor que siente y que lo que pasó fue realmente por parte de "mi amiga", pero sin ataduras; yo seguiré mi vida como la llevo ahorita, tratando de ir sacando la tristeza de mi corazón.
Por otro lado, pienso en lo complicado que se vuelve confiar en alguien que te hizo daño, fue un año completo sumergida en un mar de lágrimas y una profunda tristeza gracias a esas imágenes que no salían de mi cabeza y uno de mis grandes problemas es que nunca supero las cosas; dejan marcas que no puedo borrar ni con la mayor de las alegrías que puedan darme -aunque puede que eso sea por ahora y después, cuando sea alguien más madura, logre eliminarlas-. Pero hay cosas que jamás se olvidan, es más, para mí, el olvido no existe.

Los recuerdos que pretendemos olvidar por habernos hecho mucho daño no tienen un olvido definitivo, simplemente las guardamos en un rincón de nuestro ser donde no pueda estar escarbando en las heridas cuando quiera. Sin embargo, el mismo recuerdo se hace presente cuando la mas mínima circunstancia arrastre un pedacito de él a la salida y es ahí cuando comienza de nuevo a urgar en tu mente. 

- ¿En qué piensas? - me sobresalté al escuchar detrás de mí su voz; creía estar sola.

-En nosotros. Buenos días. -respondí.

-Me alegra escuchar eso, buenos dias hermosa- dijo mientras se acercaba para darme un beso en la mejilla.

-No son cosas muy buenas; quiero que hablemos. Debes saber que contigo o sin ti yo deseo sentirme bien, feliz al lado de mi familia. Ok, te di la oportunidad de acercarte a mí y demostrar que me amas pero aun así quiero tener paz en mi vida. -suspire- No quiero seguir sufriendo teniendo la edad que tengo por ti. Cuando te fuiste mi vida cambió por completo: yo cambie, y esa adolescente inmadura que conociste quedó en el pasado. Dejaré que te acerques, que nos veamos, salgamos, pero mi confianza no la recuperarás tan fácilmente y eso quiero que quede claro. Y esta será la última oportunidad, no habrá un "nosotros" más adelante si llegas a perderla. Tambié hay reglas que deberás acatar, en mi horario de trabajo y universidad no quiero verte. 

-No te preocupes Sam, entiendo todo lo que me dices y sé que no recuperare tan fácil tu confianza, pero lo conseguiré y estaré de nuevo a tu lado y esta vez te haré tan feliz que podrás olvidar todo lo malo.
-No lo olvidaré, no supero las cosas y créeme que eso no será la excepción, pero trataré de no sacártelo en cara cada vez que lleguen a mi mente esos recuerdos.

-A mi lado no dejaré que vuelvas a sentirte mal.

-Mientras sólo somos amigos, ¿Entendido? - dije extendiéndole mi mano.

-Entendido - tomó mi mano y depositó un beso en ella. -ahora levántate que preparé un rico desayuno para ti, y para mí también obvio. -sonreí-.

Hice caso omiso y me levante, me metí en la ducha para darme un rico baño - Debemos aceptar que no hay nada más rico que bañarte por la mañana al levantarte-, cepille mis dientes y me coloqué un short y una blusa sencilla, como para estar en casa con visita en ella.
Salí de la habitación y sí que había hecho un rico desayuno: panquecas, mi favorito.
Mientras desayunábamos, hablábamos de nuestras cosas, lo que queríamos hacer en un futuro y como nos gustaría que fuese nuestra familia; tenemos tantas cosas en común. Erick sin duda es el prototipo de chico perfecto para cualquiera, claro que conmigo no funcionaría eso. Quizá solo decía todas esas cosas porque me conoce a la perfección y quiere ganar puntos a su favor o quizá era cierto todo lo que pensaba hacer y era simple coincidencia. Tengo tantas cosas que pensar sobre mi vida y lo que está pasando en ella, el regreso de Erick y la oportunidad. No será fácil volver a confiar en él pero como el tiempo es el sabio en todos los problemas, el mismo se encargará de decirlo todo.

~Que complicado es el amor.

Hasta que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora